El régimen dirigido por Nicolás Maduro, con todo el apoyo de la disminuida Rusia, de chinos, iraníes y otros compinches terroristas del mundo, teme tanto a la elección primaria que prefirió desarticular anticipadamente a los rectores, directivos, del Consejo Nacional Electoral antes que brindarle algún apoyo técnico y físico-espacial a la Comisión Nacional de Primaria designada por la Plataforma Unitaria.
Esto implica dejar sin asidero real a la oposición en cuanto a los posibles centros de votación, que tendrán que ser necesariamente improvisados. En las iglesias no. Según uno de los altos voceros del régimen. El vínculo religión católica-política sabemos y saben que resulta fatal para las dictaduras. Preguntemos en Nicaragua, por ejemplo. Los católicos y las universidades gozan del mayor respeto en la Venezuela actual, como también se conoce. Un régimen que hace aguas dentro y fuera del país, impide de cualquier modo la realización adecuada de una elección que se le revierte hasta liquidarlo.
Significa que no hay resultado alguno de la negociación en México o Colombia. Que no hay un ápice de avance con respecto a los planteamientos de Luis Almagro a propósito de la juntura de enemigos, de las cohabitación. Desde el poder se nos dice a todos los venezolanos, esta habitación es mía y no la voy a soltar, como gritan: por las buenas ni por las malas. Significa que no ha habido ningún avance hacia alguna apertura. Ustedes allá y nosotros acá confrontados. La única marca de peso, más allá de las sanciones, la impone la Corte Penal Internacional, que sigue su avance en la señalación de posibles culpas por delitos de lesa humanidad. Así, el panorama está muy claro. Aunque algunos no terminen de aceptarlo.
En la primaria han sido tan amplios que han dejado actuar al Conde, han permitido que se “cuelen” desconocidos nombres de desconocidos seres. Se han acercado al CNE como corderitos en procura de convenios para la actuación más efectiva, aún en contra de los más puristas y negacionistas quienes también participan alegremente de la posibilidad de una elección. Aún así, le han determinado actuar al margen de las instituciones secuestradas por el poder. Secuestradoras de espacios, de elementos técnicos, de posibilidades. Una orden bastó: renuncian todos. Vamos a la recomposición. ¿De que modo? ¿Sin respeto de los tiempos en las designaciones? Sin respeto. Así alargan por el año las actuaciones posibles, luego de una escabrosa “selección”. Todos son juegos contra la primaria. Demostración de los alcances totalitarios.
La primaria se mueve muy bajo en la participación. Y eso quiere explotarlo el régimen. Sabe muy bien que, luego de la escogencia de un candidato unitario, vendrá una avalancha de votos opositores a manifestarse en su contra y eso, por supuesto, no le conviene. Eso tiene que evitarlo por su salvación. Porque de ese casi sesenta por ciento que se muestra reacio a decir o involucrarse, Maduro y su gente conocen que no cuentan con casi ningún porcentaje y prefieren dejarlo así adormilado. Por lo tanto, ante la inconveniencia para el régimen de la primaria, que plantea la unidad de los factores opuestos, su deseo es eliminarla de raíz. Esto implica que quienes nos oponemos la potenciemos al máximo en procura de doblegar el interés vital para ellos de permanecer en este secuestro que ya va muy largo de soportar. El terror del régimen por la primaria está de manifiesto. La alegría electoral está de nuestro lado. Hay que concretarla con votos, hacia el triunfo de las nacionales, unidos.