Román Ibarra: Vértigo

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La política en nuestro país se mueve a velocidad de vértigo, y queda poco tiempo para aburrirse, como hemos sostenido.

La acción de inhabilitar a la señora María Corina Machado, se inscribe en el ajedrez perverso que le gusta jugar al gobierno, y ello ocurre porque la perversidad es su esencia quizás, pero también porque pueden hacerlo, en el sentido de que son dueños de todos los canales institucionales del país, gracias a la abstención, promovida entre otros por ella desde que presidía SUMATE en 2005.

Con ello no estoy diciendo que la sanción sea justa, no; es un atropello del oficialismo que era predecible, así como ocurrió con la renuncia de los miembros del CNE, y todas las tropelías que faltan.

El asunto es tomar conciencia de la realidad, y proceder en consecuencia con inteligencia política, y no con una descarga de dicterios e insultos contra el gobierno.

A lo largo de los dos últimos años hemos venido advirtiendo que el mecanismo de la Primaria no era posible, porque quienes lo han llevado adelante son los mismos que antes destruyeron el voto con sus yerros y el llamado a la abstención recurrente. Especialmente, porque era un cinismo inmenso pretender llamar a una Primaria, luego de habernos lanzado por el barranco antipolítico, y pretender regresar al ámbito electoral, sin mea culpa sincero, ni arrepentimiento.

Los errores se pagan, y este de la oposición reunida en el seno del G4, ahora G3 más G1, o también autodenominado plataforma democrática, está muy mal orientado, no por los miembros de la CNdeP, sino por la dirigencia que los convocó. En medio de la exclusión del resto de los factores opositores, y de los independientes, no es posible llamar a un movimiento unitario.

Un proceso ahora autogestionado muy probablemente fracase, porque no hay intención –hasta ahora- de participación masiva, como si la hubo en la convocatoria para las parlamentarias de 2015.

Ojalá no se les ocurra volver a llamar a la abstención frente al atropello que acaba de sufrir la señora Machado, sino por el contrario, tratar de construir sin exclusiones un robusto movimiento que convoque a las elecciones a pesar de todas las adversidades y ventajismos que el gobierno va a seguir empleando.

Debemos insistir en que este no es el momento de los partidos (todos divididos o judicializados); esta es una hora para la convocatoria de un inmenso movimiento democrático para construir la alternativa al autoritarismo del  gobierno, y eso pasa por el deseo verdadero de querer salir del oficialismo por la vía electoral.

El país tiene las reservas morales; políticas, y profesionales para conducir una transición en paz; pensando en las próximas generaciones de compatriotas y no en los compañeros del partido.

Lo hemos sugerido muchas veces; se trata de construir consenso en torno a un programa mínimo de gobernabilidad susceptible de ser acompañado por todos, y un candidato cuya jerarquía; entidad; experiencia, y formación, lo hagan casi invulnerable a la perfidia del radicalismo.

En momentos de crisis hay que convocar a las reservas más importantes. Todos sospechaban de las cualidades de hombres como Churchill; Adenauer, y Mandela, pero no se sabía de sus respectivas grandezas y genialidades, hasta que desde el ejercicio del poder las pusieron en práctica.

En Venezuela también hay figuras muy importantes para conducir la crisis, y es nuestro deber hallarlos e invitarlos a participar. Claro está que ellos también deben aportar lo suyo, es decir, asomarse; mostrarse.

Dejar pasar la oportunidad es entregar otra vez el destino a las peores manos, y conducción, como se ha demostrado en estos 24 años. Siempre será mejor confiar en lo más próximo a la certeza, con conocimiento de las virtudes, que entregarse a la inexperiencia, y al extremismo, cuyas debilidades han sido ampliamente demostradas. Estamos a tiempo. Consenso.

@romanibarra

 

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