Sácala por 15 años, Meneses. De inmediato, mi presidente.
Tengo más de 15 años diciendo que Venezuela no se arregla “por las buenas”, que la vía pacífica, constitucional y electoral que siguen vendiendo los invertebrados juega a favor del régimen que ha arruinado a este país. Una cosa es que el régimen trate de esclavizar a los venezolanos, otra cosa que los venezolanos se comporten como esclavos. Es deprimente observar como un narcisista ignorante, primero y un analfabeta cruel, después, han logrado ponerle la bota al pueblo, imponiéndole humillación tras humillación, reduciéndolo a pedir limosnas, sustrayendo los recursos de la nación impunemente y obligando a casi un tercio de la población a abandonar su tierra. Y que mientras esto ocurre el llamado liderazgo de oposición se mantiene llamando a la concordia, al diálogo, a la negociación. Es preciso comer sapos, repiten los invertebrados, no podemos matarnos entre hermanos, como si el chavismo que ha generado hambre, miseria, prisiones, asesinatos y torturas y ha llenado los bancos de Andorra, España, Suiza y Rusia con los dineros que han debido ser de la nación y que ellos y ellas, civiles y militares, se han robado, pudiesen ser definidos como nuestros hermanos. ¿Cómo es posible que todavía haya venezolanos que sigan hablando de no excluir a nadie, de coexistir pacíficamente con quienes los han arruinado materialmente y prostituido moralmente?
Me pregunto, ¿qué independencia celebrará Venezuela el próximo 5 de julio, si Venezuela es hoy es una colonia, tutelada por Cuba, sumisamente colocada bajo el ala protectora de Lula en Brasil, cómplice de Ortega, aliado del carnicero Putin, con una industria petrolera bajo la asistencia técnica iraní, con un presidente cuya cabeza está puesta a precio en el mundo civilizado y una fuerza armada, cómplice del desastre, que desfila en julio de cada año exhibiendo su deshonor?
Para quienes aún mantengan en alto principios y valores que la nación tuvo alguna vez, la única vía que la redimirá en su dignidad es la vía de la rebelión ciudadana. No solo ir hasta el final como lo dice la gran ciudadana María Corina Machado, sino acelerar el final.