La arquitecta de la india que pide que no se construya tanto nuevo y se reutilice más

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Anupama Kundoo es una de las arquitectas que más relevancia han adquirido en los últimos años debido a sus proyectos elaborados con materiales. Anupama Kundoo (India, 1967) es una de las arquitectas que más relevancia han adquirido en los últimos años debido a sus proyectos elaborados con materiales llamados sostenibles y las tecnologías. Uno de ellos fue la Wall House, que se expuso en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2012, y que se ubica en Auroville, la comunidad india cerca de la ciudad de Pondicherry dedicada totalmente a la arquitectura y en la que residió entre 1990 y 2002.

La Wall House fue construida a partir de materiales como la tierra comprimida, el hormigón y el acero. Otro proyecto que se suele citar es Liberty, una biblioteca edificada mediante árboles fijados en el centro de un espacio cuadrado. Kundoo, que también vivió en Madrid durante algunos años dando clases en la Universidad Camilo José Cela —ahora reside en Berlín—, pasó hace unas semanas por Valladolid dentro del Festival de Literatura de Jaipur —el más importante de Asia— para participar en una charla sobre arquitectura sostenible. Allí aprovechamos para hablar con ella.

Pregunta. En la Bienal de Arquitectura de Venecia de este año hemos visto que la arquitectura sostenible es la tendencia mundial, pero ¿es sostenible la arquitectura sostenible? También hay quien señala que igual hacer un edificio de madera en un lugar en el que no hay madera y tenerla que importar no es demasiado sostenible que digamos.

Respuesta. Se utiliza mucho esta palabra últimamente y podrías preguntar: ¿es más sostenible que qué? Es decir, no es un término muy científico. Yo prefiero señalar qué no es sostenible. Llevo 32 años en este campo y, cuando yo estudiaba, no usábamos todavía este vocabulario. Los seres humanos de todo el mundo hemos empezado siempre construyendo con aquellos materiales que teníamos a mano según la parte del mundo en la que viviéramos. Si tenías piedra, con piedra; si eras de una zona desértica, con barro. Ha sido solo en los últimos años cuando hemos empezado a usar este nuevo vocabulario. Cuando nos metimos en la euforia de la industrialización, en los países occidentales empezó a cambiar el estilo de vida. Empezó a externalizarse la producción y empezaron a traerse productos de fuera, desde comer mangos hasta los materiales arquitectónicos. Descubrimos la producción en masa y en cadena, pero perdimos la artesanía y la producción local, y ahora en el periodo tardío de la industrialización hay problemas económicos, sociales y ambientales derivados de muchos de estos procesos. Pero tenemos dificultad para darnos cuenta de que hay proyectos que no son sostenibles y no se pueden hacer sostenibles. Puedes decir: “Voy a reducir en un 20 o 30% el impacto ambiental de mi coche”, y lo reduces y piensas: “Vale, ya tengo un coche sostenible”, y sí, comparado con el coche que más contamina es un poco mejor, pero, comparado con andar, sigue siendo un problema ambiental muy grande.

P. Bueno, también es verdad que no a todos los sitios se puede ir andando.

R. No quiero decir con esto que tengamos que volver atrás en el tiempo. A nivel científico, si quieres resolver los problemas económicos, sociales y ambientales de las ciudades, hay que analizar qué hábitos heredados de la industrialización están causando los problemas de ahora y tenemos que enfrentarnos a ellos de forma crítica.

P. Hablando de problemas de ahora: la India va a ser el país más poblado de la Tierra. ¿Cómo va a afectar eso desde el punto de vista de la arquitectura y el urbanismo?

R. India es una civilización muy antigua y está muy enraizada en conocimientos holísticos relativos a la salud, la comunidad… Y, en esos aspectos, como civilización, sí se nos podría considerar sostenibles, pero lo que está ocurriendo hoy en día en la India viene de haber adoptado malos hábitos ambientales globales. El mayor problema son estas políticas y el no centrar la crítica en que, a pesar de que la tecnología avanza, por qué necesitamos cada vez más recursos. O por qué en los últimos 50 años los recursos consumidos por personas son mayores que nunca antes, pero solo en algunos países. Ese es el problema. Es el mundo occidental, el que ha creado muchos modos de ver y modos de hacer y luego se ha propuesto imponerlos en el resto del planeta, incluyendo imposiciones sobre cómo ser sostenible ahora. Habría que pedirle a esos países la prueba de que cuál es tu consumo per cápita a ver cómo de sostenible eres tú antes de exigirnos a los demás que vivamos con menos. Y no es que yo me considere ciudadana de solo un país, pero creo que ya va siendo hora de que los países desarrollados, en vez de decirle a los países en vías de desarrollo qué es lo que tienen que hacer, aprendan de ellos y se fijen en cómo estos países viven con menos recursos. Además, en muchos de estos países con tanto consumo de recursos la gente no es feliz. Necesitan ir al psicólogo, no tienen buena salud ni menta ni física. Lo que hay que hacer, independientemente del país que sea, es un nuevo modelo de vida, porque la población mundial está aumentando constantemente mientras los recursos disponibles disminuyen. En muchos países de África y en China, antes de empezar a desarrollarse tan rápidamente, se llevaba un estilo de vida que requería menos recursos. Va siendo hora de que empecemos a fijarnos en eso como modelo, porque parece que se va olvidando en los países a medida que van desarrollándose.

Anupama Kundoo obras
Anupama Kundoo obras

Ya va siendo hora de que los países desarrollados, en vez de decirle a los países en vías de desarrollo qué es lo que tienen que hacer, aprendan de ellos.

P. Pero lo cierto es que la India es un país con grandes desigualdades… Cada vez hay más ricos muy ricos y pobres muy pobres. ¿Cómo se puede desde la arquitectura luchar por la igualdad?

R. La arquitectura es un buen reflejo del entorno urbano y del rural. Tenemos que entender que la arquitectura sobrevive a quienes la han construido. Así que tampoco es necesario construir tanto y fabricar tanto continuamente. Para empezar, debemos entender que la herencia arquitectónica que nos queda hay que reutilizarla. No podemos seguir las modas únicamente. Si ya tenemos recursos previos, lo que hay que hacer es adaptarlos al presente. Aprovechar la herencia recibida y construir solo lo necesario. Ahora tenemos muchísima más población que antes y, si seguimos construyendo con el mismo modelo que nuestros antepasados, vas perdiendo naturaleza. Vas urbanizando toda la superficie y perdiendo terrenos de cultivo y ganadería. Una de las prioridades de la arquitectura ahora mismo tiene que ser reducir la huella de carbono. Y otro tema es la movilidad. Tanto España como la India son dos países en los que tradicionalmente se anda muchísimo. El coche es un avance muy reciente, pero, una vez que llegó, las calles tuvieron que ensancharse para que cupieran. Y, como las calles se van ensanchando para los coches, parece que todo el mundo ya necesita un coche. A veces, en ciudades como Los Ángeles, un coche cada uno, dos o tres por familia, y lo que hace tanto coche es utilizar terreno para carreteras en vez de para edificios y agrandar las distancias, por lo que cuesta más hacerlas andando. Y, entonces, se va perdiendo el hábito de caminar y ya no es ni costumbre utilizar transporte público y luego andar un tramo más porque asumes que hay que ir a todas partes en coches. Uno de los retos de la arquitectura es recuperar la cultura de ser peatón. Y no solo por razones ecológicas. Cuando caminamos, tenemos más vida social. Las mejores ciudades del mundo son las más paseables, las que puedes encontrarte a alguien por casualidad. Eso nunca va a ocurrir en coche. Te permite tener interacciones sociales no planeadas, y eso es la base del hábitat social para la arquitectura, la vida colectiva. La arquitectura tiene la capacidad de repensar y rediseñar la vida colectiva.

Anupama Kundoo 1
Anupama Kundoo 1

P. Usted es una arquitecta india que ha ganado premios y reconocimiento en todo el mundo. ¿Muchos obstáculos para conseguirlo por ser mujer y no proceder de un país occidental?

R. Cuando empecé a trabajar como arquitecta, yo nunca me sentí como una víctima. Estoy a favor del feminismo, no me entiendas mal; pero, cuando pienso en lo que es ser mujer, pienso en personas fuertes, no pienso en que tengas menos oportunidades. Por supuesto que tenemos problemas de discriminación, pero, cuando hablo de la situación de las mujeres, creo que la discriminación es un problema distinto. Se te puede discriminar como personas por muchas cosas, por tu género, edad, raza… Pero, aunque sufras discriminación, eso no debería cambiar la imagen que tienes de lo que quieres hacer tú en este mundo, así que yo me separo de la discriminación, porque ¿qué tiene que ver con lo que yo quiero conseguir? ¿Por qué yo debería adoptar el pensamiento tan limitado que tienen otros y la forma tan limitada que tienen otros de verme? Prefiero abordar las dificultades.

P. ¿Hay algún sesgo o diferencia en la forma que tienen de abordar la arquitectura las mujeres?

R. No, no pienso que haya diferencias en la arquitectura producida por mujeres. Creo que los Homo sapiens tenemos más cosas en común que diferencias entre nosotros. Vaya donde vaya, siempre tengo la sensación de que puedo conectar con los demás sin problemas porque creo que nuestra naturaleza es colectiva y social. Solo en tu cabeza puedes pensar que estás solo porque nunca lo estamos. Para mí, el punto más importante sobre el que debatir es el individualismo y cómo nuestra sociedad ha dejado que se imponga a nuestra vida colectiva. Incluso en España, que se puede ver que es un país muy social, el invidivualismo avanza. Cuando hablamos de sostenibilidad, lo que no es sostenible es este nivel de individualismo, porque, en el momento en el que empiezas a compartir con los demás, ya no necesitas tantos metros cuadrados y ya no necesitas tanto. Ahora la pregunta que se hace el mundo es cómo podemos satisfacer todas estas necesidades individualistas de la forma más ecológicamente sostenible que podamos. Y esa no es la pregunta que hay que hacerse. ¿Cuánto vamos a poder resolver a nivel individual? Eso es una ilusión. Para empezar, porque no estamos solos. Ya nos dimos cuenta durante el covid de que nadie está solo. La auténtica tarea que tenemos ahora es desarrollar una conciencia colectiva, darnos cuenta de que somos seres sociales y no hacer las cosas por una ley de sostenibilidad, sino porque hemos cambiado la forma de ver las cosas.

Anupama Kundoo obras 2
Anupama Kundoo obras 2

Cuando hablamos de sostenibilidad, lo que no es sostenible es este nivel de individualismo. Cuando compartes, no necesitas tantos metros cuadrados.

P. ¿Y cómo llevar a cabo esto en su país en el momento político en el que está?

R. Mi forma de ver la vida es optimista. Aunque nazcas en el entorno más hostil y las circunstancias más difíciles, eres capaz de crecer, así que no me gusta otorgarle poder a las circunstancias. Lo que me gusta es pensar cómo actuaría yo según qué circunstancias. Como si fuera un surfista o un torero, que es capaz de arreglárselas solo sin importar la situación. A lo mejor esa sí que es una forma muy india de ver las cosas. Ahora la situación política es difícil en todas partes, así que tampoco creo que la solución sea ponerse a lloriquear porque eso te deja sin energía. Hay que elegir las batallas.

P. Usted vivió unos años en Madrid. ¿Cómo ve la ciudad desde el punto de vista de una arquitecta?

R. Madrid es una ciudad estupenda y creo que hay un buen equilibrio entre los edificios y los espacios vacíos como parques y jardines. Para mí, es un ejemplo de que puedes tener una capital y, a la vez, poder tener la experiencia del peatón. En otros sitios, se podría seguir el ejemplo de España en este caso y ver que aquí a la gente le gusta caminar. Por eso envejecen mejor.

Madrid es un ejemplo de que puedes tener una capital y a la vez poder tener la experiencia del peatón.

P. Bueno, también tenemos un tráfico alto y sus atascos matinales y vespertinos…

R. Sí, es verdad que Madrid tiene muchos coches, pero, como en todas las ciudades antiguas, hay callecitas muy estrechas. En el caso de países de influencia árabe, muchas se construyeron para que hubiera sombra en las calles estrechas. Esa es una forma inteligente de construir teniendo en cuenta el clima de cada sitio. Y por esas calles los coches no caben. Eso nos hizo seguir siendo peatones. En otros sitios en los que se puede seguir llegando con el coche a todas partes, la gente se ha acostumbrado a ir con el coche hasta la puerta y se han olvidado de caminar. Y es cierto que en Madrid cada vez hay más coches y se han ido apropiando de partes del espacio en las calles más anchas, pero hay otras calles antiguas por las que tienes que ir a pie.

Paula Corroto – Valladolid – El Confidencial

 

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