Él nació un 4 de julio y ayer tres de julio del 2023 acaba de nacer su primer hijo el cual prolongará su vida y su amor por Roa, la familia.
Hace 10 años, un día como hoy, la vida nos sorprendió con el terrible accidente de tránsito de mi hijo Luis Carlos,
Solo los que tenemos hijos sabemos lo terrible que es tener una circunstancia como esa, la vida te parte en dos, reflexiones, tristezas, temores y lo más importante, la fuerza para enfrentar el desafortunado evento.
Le pregunté a Dios que había pasado y su respuesta no fue inmediata, mi instinto de amantísimo padre se activó de inmediato, no le deje nada a él, solo le pedí que me observara, que me guiara. Dormía descansando de mi Jornada de trabajo y su mamá me fue a buscar a una hora inusual a mi apartamento, ¡Luis Carlos tuvo un accidente viniendo de la playa! … ¿Como? No sabía que estuviera en playa alguna, la carrera a Valencia fue a mucha velocidad, Karla, su mamá, su novia para aquella época y yo rodábamos con el carro lleno de preguntas, de incertidumbres, terribles miedos y de esperanzas, llegamos con asombrosa rapidez y en la emergencia de la clínica estaba un único muchacho gritando del fuerte dolor que le produjo el impacto que casi le vuela la cabeza. La guardia nacional, la administración, una enfermera tapándole la gruesa herida y un médico excelente y muy humano esperándome “porque hay que operar de inmediato”, firmé, autoricé y casi me meto al quirófano y alcance a decirle a viva voz a un sedado e inerte Luis Carlos, !Tú! decides o te vas o te quedas! El médico y el camillero se sorprendieron, pero entendieron que eran las palabras de un hombre que le dolía tanto el corazón y el alma como aquel duro golpe en la cabeza
IKA iba a decidir, casi a las doce de la noche, en una mesa llena de aparatos y bisturíes irse con ese triste e inmerecido final o dar otro giro a su vida para prolongar el destino feliz que todos queremos para los nuestros.
Comenzó la operación, las angustias, el no saber qué sucedería en la frialdad de aquel inhóspito cuarto. Luisa Elena, Karla y yo nos abrazamos y lloramos intentando entender el revolcón que estábamos recibiendo, piensas y no piensas, preguntas y te preguntas, imágenes van y vienen buscas arriba, abajo rezas, la familia, mis hermanos, sus otros tíos, sus primos, mis amigos, sus amigos y Luis Carlos 18 días en coma profundo, coma 3, pues como quien está entre tercera y home, o anota o es out cantado.
“EL hombre de bien y de valor es indiferente ante los choques de la mala suerte” es una frase de Bolívar. No fui indiferente decidí enfrentarla, cambie mi vida para que mi hijo viviera, me volví literal y cuerdamente loco y me aboque a que no me lo arrebatara.
Un Luis Carlos golpeado, adolorido, hinchado, amarrado, sedado, dormido, no evolucionaba y no se decidía si robarse la tercera o anotar para terminar el juego, al día 18 despertó como quien despierta de una pesadilla, asustado intentando quitarse los esparadrapos y entrando en el otro sueño real sin saber él porque estaba allí.
Todo lo que comenzó un cuatro de julio termino algo más de un año después cuando movidos por el extraordinario e insuperable cariño maternal y el valor paternal con el cual los padres solemos actuar, vimos a un hijo total y absolutamente recuperado impresionantemente sin ninguna secuela, lúcido.
Hoy en día Luis Carlos está cumpliendo en Panamá la misión que le asigno la vida, es un luchador, decidió quedarse entre nosotros y retribuirnos lo que como padres le hemos proporcionado, le esperan grandes cosas, es el hombre que su mamá, su hermana y yo formamos y queríamos que fuera, estamos orgullosísimos
Al final Dios y María de los Ángeles nos respondieron que habíamos reparado de la mejor manera lo que había sido una equivocación de la Vida.
Luis Carlos, su esposa y su hijo. 3-7-2023.