La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio. Nietzsche.
Hace doscientos doce años un grupo de notables decidió signar el destino de nuestra Patria libre y soberana. Decidimos hacernos independientes y asumir una cruel guerra de independencia, siendo el único ejército que salió a establecer libertad y no a invadir a nación alguna. Nuestro ejercito cruzó los Andes, para llevar libertad a Colombia y al Ecuador, así lo narra Eduardo Blanco en nuestra obra del romanticismo épico intitulada “Venezuela heroica”, una obra de obligatoria lectura en nuestra extinta escuela, esa que dejó de ser lugar de referencia común para la construcción del discurso de la libertad y cayó derrotada de hinojos frente al poderoso aparato de la propaganda oficial, lo que fue una fecha de orgullo nacional se troco en una oda a la traición y a la venta tarifada de la república, que se comenzó a vender como cuota parte de un botín.
Hoy doscientos doce años después, vemos con profundo dolor como de ser una república independiente, ejemplo de democracia y equilibrio social pasamos a convertirnos en este patio trasero de todos los régimen forajidos del planeta, compartimos el sitial de horror junto a la surrealista Cuba y a la oscura Nicaragua, en el entendido de que economía es institucionalidad, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no solo no existen políticas económicas, no hay economía como ciencia social al menos en Venezuela la actualidad, en el estado del arte de este desaguisado llamado país.
Las cifras de inflación publicadas extemporáneamente por el BCV, dan cuenta de un repunte en este sector explicado por las fallas de base emisión irresponsable de dinero, financiamiento al déficit fiscal, una deuda de 180 mil millones de dólares, que representa 316 veces el PIB, no voy a discutir si 446% del OVF, frente a 404% del BCV representan una idea aviesa de ocultar una verdad que es inobjetable, hasta para el propio BCV, aún se nos deben las cifras de PIB, balanza de pagos, sector externo, endeudamiento y sus desagregados, es decir estamos navegando en un mar oscuro como el Ponto Euxino, en un caldo opaco y pestilente lleno de vilezas y kakocracias.
El repunte de la inflación recrea la máxima que reza:
Puede demostrarse que existe una tasa de inflación que opera como un umbral más allá del cual entra la economía en un proceso hiperinflacionaria. El umbral es la tasa de inflación más allá de la cual el impuesto inflacionario no basta para acabar con el déficit fiscal. El umbral depende positivamente del grado de monetización en la economía y negativamente del peso del déficit fiscal sobre el PNB y de la elasticidad de la demanda de dinero sobre la inflación” [CITATION Bru881 \l 8202 ]
Volvemos a encontrarnos con la ruina, la burbuja reventó en un escandalo en donde medra la desconfianza las bragas naranjas, los presos y las vacuidades, unos van a la cárcel otros no sabemos y entre tanto el país se desmorona, somos una ruina latente, un escombro polvoriento de recuerdos de un país que sencillamente falleció, nos queda ese dolor punzante en el pecho, cuando intentamos recordar algo que se extinguió para siempre, somos la rareza de la región, una fistula de gruesas supuraciones en donde el odio, la venganza, la pobreza de la lengua y del alma están a la orden del día, el chavismo nos ofreció un hombre nuevo y nos entregó a un hombre enfermo, sociedad de calumnias y calumniadores, de tartufos, de traidores, somos “Le Radeau de la Méduse”, ese horrido cuadro de Gericault, una tabla de antropófagos en donde el hambre es el talento y la intención, morder, rasgar y engullir el brillo del otro.
Los indicares frías cifras ratio técnica, saber hacer en detrimento del relato de Artaud que se pasea, en cada calle de este país hecho ergástula, país cosificado y de cartón, utilería de divetimento en donde el hombre ludens, deja de pensar y entra en anestesia del pensamiento, la máxima representación de daño antropológico[ CITATION Agu201 \l 8202 ].
Esta derrota en el desarrollo histórico social, fue muy dura, muy lesiva, pero tiene que llover, aún sigue sucia la plaza, nosotros formaremos para la libertad, allí cantaremos por que el rio suena, cantaremos porque los sobrevivientes y nuestros muertos quieren que cantemos.
Finalmente, el BCV, esa torre de concreto en el Centro de Caracas reconoce su fracaso y es que su fracaso es la victoria del dominio total, hacernos miserables y maleables, el reto dejárselos hacer, en nuestras mentes somos libres y seguiremos siéndolos mientras desechemos el lenguaje felón del régimen.
@nanezc – @carlosnanezr