Propietarios y encargados de diversos comercios aledaños al centro comercial Sambil coinciden en que su apertura ha posicionado a La Candelaria como uno de los principales centros de interés de Caracas, además de mejorar la seguridad y el alumbrado de la zona. Destacan que uno de los problemas del país es que la economía camina de la mano de la política, lo que a su juicio no tiene razón de ser, ya que cada uno cumple distintas funciones
Contrario a lo que se esperaba con la apertura del Centro Comercial Sambil de La Candelaria en noviembre de 2022 y la inauguración oficial en mayo de 2023, los establecimientos comerciales aledaños no fueron afectados económicamente, según afirmaron comerciantes de la zona.
Destacaron que, gran parte del comercio ha reportado, desde hace años, caídas progresivas de las ventas, mientras luchan continuamente por resistir, sin recursos, los embates de una severa crisis económica que azota al país desde hace una década, y que se agudizó tras la llegada de la pandemia por covid-19 en marzo de 2020.
Alberto Medina propietario de un local en la zona en el centro de la capital, aseguró que el comercio ha sufrido tantas estocadas que la apertura del Sambil no le quita el sueño; considera que «el peor golpe contra el gremio fue el primero», acción que relaciona con la época de protestas contra el Gobierno, debido a la escasez, la devaluación, ente otros.
«Antes de eso, todo era perfecto. Se vendía, había ganancias, podíamos vivir, pero todo mermó después de las guarimbas (barricadas), y desde entonces los comerciantes solo hemos estado resistiendo golpes tras golpes», indicó Medina desde su negocio de venta de celulares.
Señaló que uno de esos golpes fue el confinamiento por pandemia. «Aunque mi sector es telecomunicaciones y pude trabajar, pero ya veníamos mal, veníamos cojeando desde hacía rato».
En 2022, muchos comerciantes experimentaron un regreso «positivo» a la actividad económica tras varios meses de confinamiento. Además, el período contó con un dólar aparentemente estable que se mantuvo fluctuando de enero a mayo, entre 4,5 y 5 bolívares por dólar, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV).
No obstante, la buena racha duró poco debido al incremento vertiginoso que experimentó la moneda norteamericana de agosto a diciembre de ese año, cuando pasó de Bs 5,72 a Bs 17,48; lo que representa un aumento de 205% en solo cinco meses, siendo noviembre y diciembre los meses en que se comenzó a notar una desaceleración económica.
«Lo del Sambil es un efecto de lo novedoso y, en mi opinión, en la situación en la que vivimos, a este centro comercial le va a pegar fuerte, y en un momento muy próximo, porque no es fácil la situación económica que tenemos, no es fácil. Es una economía muy mala, la que nos pegó a todos después de diciembre», señaló Medina.
Añadió que, «uno de los problemas que tiene Venezuela, es que la economía camina de la mano con la política, y en las grandes naciones no es así, por la diferente naturaleza de las funciones que cada una cumple en un país».
Recientemente, la presidenta de Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), Tiziana Polesel, informó que las cifras del sector siguen siendo negativas, pese a una leve recuperación en los últimos tres meses de 2023. «Aún nos mantenemos en negativo en relación a los mismos cinco primeros meses del año pasado», y agregó que en la región de Oriente la caída de las ventas fue de 44%, en Occidente de 34% y en el Centro del país de 21%.
Polezel atribuyó la contracción del sector comercial, a la disminución del poder adquisitivo y consumo del venezolano. «Se están vendiendo menos unidades o se atiende a menos personas en el caso de los servicios».
El fin de la burbuja
«Una de las cosas que terminó de desinflar la burbuja fueron todos esos casos de corrupción. Después que metieron a varios funcionarios presos, los demás se agazaparon, y por eso hay mucho menos dinero moviéndose en la calle», aseguró un trabajador de la zona que prefirió no identificarse.
Agregó que, debido a «la falta de seguridad jurídica que existe en el país nadie quiere invertir en Venezuela, porque en cualquier momento le pueden decir ‘quítate de ahí que eso no es tuyo’, y así no vendrá la inversión foránea».
Para otros propietarios y encargados de negocios de la zona, la valoración de la apertura del centro comercial en la parroquia es positiva y coincidieron en que las pocas ventas «no es por el Sambil, es por el país y por la falta de créditos bancarios, los bajos salarios y el pago exagerado de impuestos».
«Las ventas siguen iguales de bajas desde que abrió el Sambil, pero ya veníamos así desde noviembre de 2022», destacó Gladys Hernández dueña de una tienda de ropa en el centro comercial Galerías Ávila, situado en el sector.
Comentó que, la apertura del mall en la zona ha sido positiva «porque pusieron alumbrado y se puede caminar de noche por el lugar, además acabó con la oscuridad que había debajo del elevado y que estaba habitado por personas en situación de calle». Agregó que las vías también fueron arregladas.
Por su parte, la encargada de una librería situada frente al Sambil aseguró que sus ventas han mejorado desde la apertura.
«Nos ha ido bien porque muchas personas que trabajan en el centro comercial vienen a sacar copias o comprar papelería aquí», señaló la empleada del lugar.
«Aquí en La Candelaria ha aumentado el volumen de gente, el Sambil le ha dado más presencia a la zona como centro de compras, porque estamos en el medio de La Hoyada y Plaza Venezuela, que son lugares con mucho movimiento comercial. Ahora nos vemos más», dijo.
Otros comerciantes de la zona manifiestan que la presencia del Sambil «no les afecta para nada» en sus respectivos negocios.
Tal es el caso de los vendedores de hortalizas y vegetales al aire libre que aseguraron que, «aunque el Sambil tenga un supermercado grande que se la pasa full, es mucha la gente que no va a ir hasta allá para comprar un kilo de papas o zanahoria».
Lo mismo ocurre con las farmacias y las panaderías de la zona, que ofrecen productos más económicos que los que venden dentro del centro comercial y han mantenido su clientela.
«No todos los que van al Sambil van a comprar o a consumir; muchos van a pasear, otros van por la zona wifi gratis y por la feria de comida que ofrece variedad de opciones, pero no todos pueden pagarlo», dijo el dueño de una panadería del lugar.
Otros destacaron que las ventas del mall no son lo que parecen. «Sé que hay gente ahí que hizo una gran inversión y se están comiendo un cable, porque les cuesta para vender, pero es una realidad que estamos viviendo todos», dijo una comerciante de venta de ropa que no reveló su identidad.
Algunos comerciantes, «que ya no resisten la situación del país», consideran la emigración como una opción ante el inminente cierre de sus negocios.
Otros, por su parte, están en negación con la idea de abandonar Venezuela, «porque todavía creo en ella y es el mejor país del mundo; y eso que no he nacido acá. Prefiero aguantar golpes aquí que en otra parte», dijo un hombre de nacionalidad española y dueño de un local de comida cercano al Sambil.
Zulvyn Díaz – TalCual