Hasta el 24 de julio de 2010 -día de su muerte- Luis Evangelista Rincón Díaz estuvo predestinado a ser alcalde del municipio García de Hevia. Entonces, era un clamor general en el chavismo corregir el grave error político, ideológico y ético de 2004, cuando se acordó la candidatura al gobierno local. No se pudo. Balas asesinas -aún impunes- torcieron la ruta de la historia local, hoy hace 13 años.
¿Quién era Evangelista Rincón? Fue un líder natural que desde muy joven centró su vocación en organizar y conducir luchas políticas y sociales, para reclamar derechos y aspiraciones colectivas. Como lo canta Serrat, comenzó a hacer “camino al andar” en el liceo “Ríos Reyna” y la historia lo registra como el primer líder estudiantil que hubo. No terminó bachillerato pero sembró la semilla en los estudiantes que continuaron su tarea; y pocos años después, era una generación de dirigentes en diversos ámbitos, con “Evangelio” -así lo llamaban- como ejemplo a seguir.
Luis Evangelista Rincón Díaz
De formación autodidacta, en sus luchas tuvo como lema la frase “Pensamiento, Palabra y Obra” que a menudo citaba en sus discursos. Líder con pensamiento ubicado en las ideas del Socialismo, materializó las iniciativas políticas y proyectos sociales en sus convicciones ideológicas; fiel a su palabra, convertida en documento para pedir el voto y cumplir su trabajo; para dibujar la sociedad de sus ideas; para denunciar la corrupción, las injusticias y los atropellos y para escribirla, como lo hizo en Voz Socialista periódico impreso en un viejo multígrafo entre 1976 y 1978, que luego entregaba casa por casa. Y “Evangelio” dejó una obra que la historia local ahora invisibiliza y algún día deberá registrar; obra tangible en viviendas, escuelas, canchas, centros vecinales e instalaciones culturales y en la prédica constante del Socialismo, la democracia, la igualdad, la defensa de los pobres, la solidaridad, la dignificación del ser humano, la convivencia social, el valor del trabajo, la educación como base de la conciencia y muchas otras que dejaron su impronta en sus seguidores.
En el ámbito social Evangelista Rincón dirigió organizaciones vecinales, presidió comunidades de padres y representantes, organizó ligas deportivas, grupos culturales y campesinos en Táchira y Sur del Lago y creó la Fundación para el Desarrollo Integral del Municipio García de Hevia, desde donde ejecutó proyectos integrales con viviendas dignas, calles asfaltadas y alumbrados públicos, canchas deportivas, preescolares y escuelas. Y al momento de su asesinato, ejecutaba un experimento socioeconómico inspirado en el Banco de los pobres de Bangladesh, con el apoyo de Ronald Blanco La Cruz. En el campo sindical, su conciencia de clase le ganó la confianza de los obreros y fue líder del sindicato de la construcción por muchos años; y en el campo político, destacó por la claridad de sus ideas. De verbo fácil y palabra emotiva e incendiaria; otras, sosegada y reflexiva, su capacidad de trabajo y conocimientos le permitieron ser electo concejal en 5 períodos consecutivos -4 de ellos uninominal- y 22 años de trabajo edilicio que terminaron el día de su crimen. Hasta militantes de AD y COPEI lo votaban para edil.
Detrás del rostro serio y la palabra correosa, “Evangelio” escondía un fanático impenitente del deporte menor, del Deportivo Táchira, de la Vinotinto de sus tormentos, de la Selección Argentina y del Magallanes. Desprendido de lo material, fue un verdadero constructor social y su honestidad a toda prueba le ganó amigos y enemigos, elecciones de concejal y, probablemente, perder la vida. Su pelea frontal contra los corruptos locales fue una constante en toda su vida pública y sus denuncias le ganaron amenazas que -en mala hora- se hicieron ciertas.
Venezolano indómito hasta la médula de sus huesos, llamarada de luz infinita, rebelde y sensible al dolor ajeno, fue hombre íntegro, transparente, noble, generoso y solidario con “los condenados de la tierra” como diría Frank Fanon. De los fondos públicos que manejó jamás gastó indebidamente un bolívar y murió sin bienes, dejando a su familia -escasamente- una humilde vivienda asignada por el Estado. Fiel a sus ideas y al ejemplo del Libertador, cuyo legado moral siempre estuvo presente en sus actos.
De su genio, figura y ejemplo queda su nombre grabado en la Escuela Nacional del Barrio Las Delicias, construida por él; merecido reconocimiento de la zona educativa en 2018 a su tránsito vital; sin embargo el Estado está en deuda moral con “Evangelio” y el PSUV también, porque el crimen sigue impune. En su caso, el sistema de justicia ha sido incompetente e indolente y en particular, el Ministerio Público destaca por su ineptitud, incapacidad e indiferencia. No se sabe por qué la Fiscalía no hizo la investigación como le correspondía, para esclarecer el hecho y castigar a los responsables. Requiescat in Pax.
Doliente del muerto.