Quien suscribe, al igual que el 100% de los venezolanos suponemos, no puede estar de acuerdo con sanciones en contra de nuestra nación, sería insano, antipatriótico, una puñalada a nuestra propia nacionalidad. Ahora bien, cuando estas acciones punitivas tienen lugar lo correcto es atacar las causas que las originan, pues de otro modo también se pudiera apoyar directa o indirectamente nuestra propia destrucción.
Ha ocurrido algo dantesco, que nos permite (una vez más) visualizar las causas reales de nuestro oscurantismo, aunque es un secreto a voces. El Boletín Estadístico Anual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) muestra las cifras petroleras de Venezuela, algo que no hace el régimen desde 2016, esa empresa, como toda la administración pública, es manejada en total opacidad.
El meollo del asunto. Ese boletín señala que en 2022 los ingresos por exportaciones petroleras de nuestro país se ubicaron en 15.379 millones de dólares. Si comparamos ese monto con la cifra “conocida” del más reciente caso de corrupción del chavismo, que gira en torno a la figura de Tarek El Aissami en Pdvsa, hablamos más de 23 mil millones de dólares robados, delito confesado por mismas autoridades rojas rojitas. Ahora bien, solo este abominable hecho de corrupción es el equivalente a año y medio de producción de Pdvsa… entonces, estamos obligados a increpar ¿Han sido las sanciones la causa de la quiebra de esa estatal venezolana o ha sido la corrupción? La respuesta es obvia.
Por otro lado, las inconmensurables riquezas que han entrado a la nación desde que el chavismo es poder no se corresponde con el caos generalizado de servicios, infraestructura, gestiones públicas y demás ¿Dónde están esos recursos?
Para tener una pista, daremos un rápido repaso a los actos de corrupción confesados por mismas figuras del chavismo: Jorge Giordani confesó que hasta el 2016 se habían “perdido” nada más y nada menos que 300 mil millones de dólares. En 2013, Edmée Betancourt, directora del BCV, denunció que en 2012 de esa institución se habían “extraviado” más de 20 mil millones de dólares, lo que no provocó investigaciones, sino su destitución. Odebrecht, Panamá Paper, Pandora, entre otros, son casos de corrupción que involucran altos jerarcas rojos y ninguno ha sido investigado, cuando en las naciones donde hubo vinculaciones en todas, hubo renuncias, investigaciones, aprensiones, juicios y sentenciados.
Ahora bien, un numero importante de políticos venezolanos, obviamente chavistas y autoproclamados opositores, piden la eliminación de sanciones, pero no el cese de las causas que las generan, cuya vedette son las elecciones al margen de la ley y preceptos democráticos, elecciones que produjeron el desconocimiento internacional de todo el régimen, sanciones al gobierno y a personalidades puntuales, aderezadas por la presunción de delitos de lesa humanidad, hoy bajo investigación de la Corte Penal Internacional.
En conclusión, la tragedia que ensombrece al país no es producto de la carencia de recursos ni por las sanciones, es producto de la peor corrupción que ha registrado la historia, la ruptura del hilo constitucional y democrático, el modelo país impuesto a la fuerza. Insistimos, estamos totalmente de acuerdo en que las sanciones deben cesar, pero para ello ocurra lo que debe cesar son las causas que las generan, lo contrario es premiar a los responsables. Mientras el país siga sumergido en el oscurantismo rojo donde nos encontramos, ni que llueva oro los venezolanos veremos mejorar el país.
@leandrotango