Ezequiel Querales Viloria: El Lago de Maracaibo gime su desamparo

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Cuál grises lucecitas que extinguen sus destellos a lo lejos, cuál marullos lacustres que resoplan solitarios su agonía, chapoteando gemidos de abandono, se escucha el llanto que no llora del Lago de Maracaibo.

Ya el sol no acaricias sus aguas, como abraza a la tierra del sol amada. Su inmenso espejo de antiguas y veneradas aguas de glorias, ha sido vergonzosamente mancillado por una infame penumbra  de hostiles algas, de un intrigante verde-verdín que delata la desidia, el desamparo, que trajo consigo a su regazo, la desdichada involución.

Ya no hay cantos ni arrebatos irreverentes, que al menos, ahuyente la voracidad depredadora de una decadente industria petrolera. Que denuncie a una modernidad que vierte indolente, sus agresivas aguas servidas y desperdicios, en cómplice fragua de toxinas, que hacen tanto daño como los despojos que por años, consumaron en su lecho, los ávidos explotadores del excremento del diablo.

Las romanzas de sirenas e inspiradoras musas, que danzaban en sus aguas, han tenido que huir a otros lares, en procura de deslumbrantes amaneceres. De la luminosidad expectante de la aurora.

En busca de nuevos esplendores crepusculares, de noches y noches de furor, amor, pasión, nostalgias, dolor y gloria. Los infinitos acordes, vertidos en gaitas, sonatas, rumbas, poesía, que por siempre han sido la alegría, el cantar, el soñar zuliano. La euforia de un pueblo forjador de progreso, simpatías y esperanzas.

Ayer, las aguas cristalinas de mi lago, reflejaban sueños, hoy el verde verdín del olvido las cubre. Las promesas de un mañana de ríos, lagos y mares azules, se desvanecieron como espejismo en el desierto, al igual que el compromiso por el rescate de bosques, parques nacionales y la salvación del planeta.

Es bochornoso que por más de una década se haya advertido, la falta de transparencia en gestión e información ambiental, de que el otrora portentoso lago, se haya lastimosamente contaminado, con las agresivas cianobacterias, que atentan contra el ecosistema y el equilibrio sanitario de toda la región.

Muy triste espectáculo para los zulianos, que en medio de derrames de petróleo, acumulación de plásticos y desperdicios, y un 70% de sus aguas cubiertas del contaminante verde-verdín, se conmemorara con “bombos y platillos”, los 200 años de la batalla naval del lago de Maracaibo.

Por fortuna, el SOS desesperado de comunidades pesqueras, productores agropecuarios, profesores e investigadores universitarios de LUZ, luchadores y promotores sociales, lograron voltear las miradas al inminente desastre ecológico, y aunar acciones, para detener la imparable devastación lacustre.

Vuelven a brillar en el inmenso cielo azul, los airoso destellos del amor y la pasión de los zulianos por el rescate de las riquezas de su lago, para traer de vuelta a su regazo, las musas y sirenas danzantes que lo rebozan de vida y alegría, lo impregnan de nostalgias, canciones, poesía, del eterno embrujo maracaibero. De las frenéticas caricias, del sol por su tierra amada.

ezzevil34@gmail.com

 

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