Pero pareciera que el mundo está viviendo una gran crisis de identificación. Además de ese monstruo invisible y asesino llamado Covid 19, al cual hoy organismos sanitarios y agencias de inteligencia, lo consideran nacido y criado en Wuhan, provincia de China, vrus este que se ha llevado por delante entre 7 y 8 millones de seres humanos y que aún hoy, entrando en el último semestre del año 2023 no ha desaparecido, al transformarse en una fuerte influenza, convirtiendo en víctimas a la población más débil, la anciana.
Pero saliendo de esa realidad, el mundo se encuentra con otro peligro y el cual crece a pasos agigantados: el inminente quiebre del necesario balance climático, seguramente con consecuencias más graves para la conservación y los avances de la humanidad, que cualquier pandemia o guerra mundial, obviamente excluso una confrontación nuclear entre superpotencias, aun cuando los ojos del mundo pueden constatar la existencia entre ellas, de la Federación Rusa, que amenaza constantemente con desencadenar una confrontación, lo que acarrearía la inmediata aplicación de la doctrina de la destrucción mutua asegurada.
A medida que pasa el tiempo los pobladores del mundo no tienen otra alternativa que observar pasivamente cómo cambian las condiciones ambientales de la tierra donde nacieron y para la mayoría, donde crecieron. Preguntarán ¿Y qué ocurre?, muy probablemente de los administradores de su país no escucharán ninguna respuesta. Las razones son complejas y las soluciones más aún. Las altas temperaturas, las que vemos en estos días, de especial manera en Asia, en Europa y en la América del Norte, por citar solo tres continentes, están bajo ataque climático extremo, son tan altas estas que las calamidades naturales se repiten en continuación, cuasi diariamente y seguramente nunca imaginadas por las poblaciones sufrientes, pero bien sabidas desde muchos años antes por los protagonistas y líderes de esos países, principales responsables de esta terrible realidad. El alza de las temperaturas globales es como bien sabemos, consecuencia de nosotros los humanos. No obstante, el mundo espera, al menos que la irresponsabilidad e inconsciencia de los llamados líderes de los países más contaminantes no permitan que llegue a niveles de aquellos en los cuales no haya retorno.
Los actuales incendios, así como el deshielo de grandes glaciares en los polos norte y sur, los debemos aceptar como un alerta, un último aviso de la naturaleza al hombre, y quien ya desde la primera revolución industrial, mitad del siglo XIX, le decía al mundo que el dióxido de carbono y otros gases eran capaces de atrapar el calor y así aumentar la temperatura terrestre. Ya desde ese momento parece que los científicos de esa época no fueron escuchados por los gobernantes del momento.
“Los científicos actuales, al tener una visión global cierta, han recolectado muchos tipos de información sobre la Tierra y su clima a escala global”. A partir de este conjunto de datos, recopilado durante muchos años, la Agencia Aeroespacial Norteamericana (NASA) entre otros organismos revela signos de un clima cambiante. “No cabe duda de que el aumento de los niveles de los gases de efecto invernadero provoca que la Tierra se esté calentando”. Así, el climatólogo Ed Hawkins del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Reading, en Inglaterra, diseñó una imagen que cada vez más se parece a un tornado, el cual no deja de crecer en su parte más alta, que representa los meses más recientes, y que en varias ocasiones supera el límite de 1ºC.
El cómo desengancharse de los combustibles fósiles, los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta, está en el centro del debate internacional. La presión para que los países tomen fuertes medidas —como gravar los beneficios extraordinarios para que paguen la factura de esta crisis o las llamadas para acabar con las subvenciones al petróleo, el gas y el carbón— crece.
Mientras que en Egipto en noviembre del año pasado se celebró la COP 27 y fue donde se abordó por primera vez un debate sobre cómo financiar las pérdidas y daños provocados por el cambio climático, uno de los puntos de fricción más importantes en las negociaciones, como la creación de un fondo especial al que poder recurrir los países menos aventajados, para hacer frente a las pérdidas y daños causados, por ejemplo, por inundaciones o sequías agravadas por el cambio climático.
Pero mientras las grandes potencias industriales no tomen las correctas decisiones sobre su comportamiento como consumidores de energía fósil y principalmente la utilización del carbón, la creación de esos fondos para paliar las necesidades energéticas de los países pobres es marginal.
Entonces nos tenemos que hacer una pregunta, ¿los grandes países industriales están realmente contribuyendo en la solución de este drama de la humanidad ? pues la respuesta es que no solo es nada ya que China, el país más contaminante del mundo, “aceleró dramáticamente” la aprobación de licencias para plantas de carbón en 2022, tras los problemas de suministro experimentados el año anterior, con los nuevos permisos llegando a la cifra más alta desde 2015, según un informe publicado en febrero por una ONG finlandesa especializada en energía.www.eleconomista.es/economía/noticias/
Así vemos como el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) una muy prestigiosa ONG adscrita a la Organización de las Naciones Unidas, afirmó que esta área del planeta, el sur del continente asiático, una de las más densamente pobladas, con cerca de 2 mil millones de personas, sería uno de los lugares más afectados por la emergencia climática. El último informe del organismo deja aún más clara la senda a tomar si se quiere salvar el planeta de un calentamiento medio superior a 1,5ºC: acelerar el abandono de los combustibles fósiles, haciendo que las emisiones de gases de efecto invernadero toquen techo en 2025 y decrezcan un 43% en 2030 respecto a 2019, y un 84% en 2050.
Lo que parece imposible ante el comportamiento principalmente de los dos gigantes asiáticos. En el año 2022 en la India, casi el 70% de la energía eléctrica del país más poblado del universo, desde este año por encima de la RPC, es generada por la fuente más sucia y que más contribuye a la emergencia climática: el carbón.
“Se espera que en los próximos meses se instaure un episodio de El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) el cual es un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. (Definición tomada de la OMM). Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo. Que ejerce un efecto de calentamiento. Sumado al cambio climático causado por las actividades humanas, elevará las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos”, advirtió recientemente la OMM. “Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, el agua y el medioambiente. Ejemplos de lo previsto por la OMM y el IPCC lo estamos viendo ahora mismo en varios países del mundo, como en el Canadá norteamericano, así como temperaturas de hasta 44 grados Celsius en el sur de dos países de Europa occidental, el sur de Grecia e Italia.
Ah y en Venezuela, además de este inédito y preocupante futuro para la supervivencia del planeta tierra, para completar tenemos a Nicolás Maduro como presidente de la República.
Anfi del Mar, el 12 de agosto del año 2023.