En el 2016 escribí una columna con el título: Un mundo peligroso y en el 2020 otra titulada: Un mundo más peligroso. En el 2022, Rusia, una potencia nuclear, país fundador de la ONU y uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, utiliza la fuerza militar para ocupar un vecino, violando burdamente la Carta de las Naciones Unidas, la integridad territorial y la soberanía de un país reconocido internacionalmente. El agresivo revisionismo geopolítico de Rusia en Europa y ahora en África, de China en Asia y de Irán en el Medio Oriente, conjuntamente con el belicismo irresponsable de la satrapía hereditaria comunista de Kim Yong-un, están creando un mundo muy peligroso. Walter Russell Mead, influyente académico, especialista en política internacional, en una reciente columna en el Wall Street Journal, afirma que la temperatura geopolítica se está recalentando tanto que sus consecuencias podrían crear un desastre mundial mucho más grande y rápido que el creciente calentamiento del clima. Russell Mead advierte que en la guerra de Ucrania ha habido una escalada con el aumento de los ataques de mísiles rusos, el retiro de Rusia del acuerdo sobre la exportación de granos, que limitaba un poco los efectos negativos de la guerra en muchos países del Sur Global. Las amenazas de Irán a la navegación en el Golfo han aumentado tanto que los EEUU han tenido que enviar a los marines para proteger a los tanqueros petroleros. Rusia incrementó sus relaciones económicas políticas y militares con Corea del Norte, con la visita de su ministro de la Defensa a Pionyang. También las fuerzas navales rusas y chinas han hecho maniobras conjuntas alrededor del Japón y Alaska. Y en Niger una junta militar pro rusa ha sacado del poder a un presidente pro occidental, creando las condiciones para una guerra regional, con probables intervenciones externas. Los EEUU han reaccionado con el fortalecimiento de la OTAN y en general de las alianzas en el llamado “Occidente”. Las pacifistas Alemania y Japón de la segunda posguerra han iniciado un importante proceso de rearme. Finlandia y Suecia, dos naciones tradicionalmente neutrales están ingresando a la OTAN. En el Indo-Pacífico, se fortalece el grupo QUAD, integrado por EEUU, Japón, Australia y la India, la cooperación militar del AUKUS, entre EEUU, Australia y el Reino Unido, sin olvidar la alianza del ANZUS, que incluye a Nueva Zelandia. Se ha fortalecido también la alianza militar con Corea del Sur y Biden recibirá pronto en Camp David a los presidentes de Corea del Sur y Japón, para tratar de mejorar las difíciles relaciones bilaterales entre Japón y Corea. Los EEUU también están reparando las deterioradas relaciones con Arabia Saudita, al respecto parece que se está negociando un gran acuerdo entre EEUU, Arabia Saudita e Israel. Los profesores Hal Brands de la Universidad John Hopkins y Michael Beckley de la Universidad de Tuft, en su reciente libro “Danger Zone. The Coming conflict with China”, argumentan que el momento más peligroso para un eventual conflicto militar entre China y los EEUU sería cuando el crecimiento económico chino se estanque o retroceda, porque el régimen reaccionaría muy probablemente aumentando su agresividad nacionalista en el escenario internacional. En efecto la economía china está entrando en un período de deflación, con muy débil crecimiento y aumento de la desocupación. Y justamente en estos días, el presidente Biden, hablando de China, dijo: “Cuando la gente mala tiene problemas, hace cosas malas”
@sadiocaracas