Como es sabido, las elecciones perpetradas inconstitucionalmente, en contra de todo precepto democrático, son la parte gruesa de los motivos que generan referidas sanciones al régimen chavista, traduciéndose en la prohibición de representar/disponer de los activos y bienes del país en el exterior, pues perdió su cualidad legal y legítima. Los demás actos punitivos, que constituyen la mayoría de las sanciones, recaen en personas, es decir, son personalísimas.
Sin embargo, dicho por el mismo régimen, han sabido burlar las sanciones, apoyados en naciones como Irán, China, Rusia, entre otras, sin mencionar las naciones que se prestan para las triangulaciones. Para muchos analistas, estas sanciones han servido al chavismo para justificar los desmanes producidos por la corrupción atroz y para continuar disponiendo de manera oscura nuestros recursos.
Debe haber algo de cierto en ese planteamiento, pues si en verdad hubiera algo de interés por parte del castrismo venezolano en que se levanten las sanciones existirían indicios, pero nada más lejos de la realidad, día a día se radicalizan muchísimo más, se arraigan en la violencia institucionalizada.
Más aún, tal como se adelantan las presidenciales 2024, son un caldo de cultivo para el sostenimiento y aplicación de nuevas sanciones, pues los registros Saime y Electoral son corruptos, siguen las judicializaciones de partidos, inhabilitaciones inconstitucionales, CNE hiper chavista al igual que el resto de las instituciones y un si fin de razones más. Todo esta previsto para que se mantenga el clima de controversia entre el chavismo y el mundo democrático.
Ahora bien, el repudio al chavismo se ha incrementado tanto que “lo electoral” se torna muy arriesgado hasta bajo el control absolutista de las instituciones que deberían ser del Estado, pero de facto pertenecen al Psuv. No inferimos el régimen las pueda perder, eso ni pensarlo, su diseño electoral está muy bien concebido, ayudado con falsa oposición y la explotación de un votante esclavo, hacemos énfasis en que el chavismo juega su carta de la necesidad energética de occidente, pero para que esta pueda generar resultados esperados está obligado celebrar una elección presidencial creíble… y cada día se aleja más de eso.
Lo “electoral” es tan complejo hoy día que satisface todos los gustos. Si bien es cierto más del 90% de los venezolanos desea un cambio por la vía del voto, un porcentaje similar está claro que ello no es posible, “deseo no preñan” decían nuestros abuelos. En la manipulación de las encuestas régimen y cómplices hacen especial referencia a la primera acepción porcentual, mientras que la oposición real debe saber jugar con la segunda, definir estrategias conforme a ello.
Seguimos insistiendo, llevar a Maduro a una reelección a través de una presidenciales como plato único representa un alto riesgo para el régimen, en consecuencia, pudieran “camuflarla” adelantando las regionales o municipales, incluso las 3 al mismo tiempo, así restaría algo de atención a las presidenciales, sobre todo, porque obligaría a los gobernadores y alcaldes a trabajar electoralmente, lo propio hizo Chávez posterior a perder la reforma constitucional en 2007.
Lo electoral con instituciones públicas 100% psuvizadas es inútil, se vote mucho, poco o muchísimo como en 2015, se gane, se pierda o nos abstengamos el resultado siempre es el mismo, no generan cambio, más aún cuando los candidatos son ungidos por el régimen, inhabilitando a los que le hacen oposición real, concretamente María Corina Machado. Veamos qué nos depara las presidenciales, hasta el momento será un más de lo mismo.
@leandrotango