La nueva PDVSA ha tenido un solo periodo de crecimiento y varios periodos de decrecimiento entre 2002 y la actualidad. El factor común entre los periodos de destrucción ha sido la presencia político – militar. El caso de Ramírez no es distinto, ya que surge de su amistad con el hermano del entonces presidente A. Chávez y de su relación con A. Araque. Ramírez no era un hombre experimentado, ni poseía la experiencia necesaria para asumir el cargo de ministro-presidente en ese entonces.
Mientras dentro de la industria se batallaba con los escombros de una empresa diezmada y semi destruida por los terroristas del sabotaje luego de 2002, Ramírez era nombrado ministro de petróleo. La única acción de relevancia del entonces ministro, fue vender 50,000 BPD a la reserva estratégica de petróleo de EEUU colocando a PDVSA como corredor (broker), ya que dicha transacción fue a través de Fee Market Petroleum, una empresa recién creada y subsidiaria de Free Market Holdings.
El periodo de crecimiento post sabotaje ocurre entre 2002 y 2005 de manos de una directiva experimentada y nacida desde dentro de la industria. La producción creció sostenidamente hasta antes del arraigo de Rafael Ramírez, quien a pesar de haber tomado la presidencia de la industria en Noviembre de 2004, fue la inercia de la gestión anterior quien llevó la producción a alcanzar el máximo pico de producción hacia mediados de 2005, promediando unos 3,274,000 BPD para el ejercicio completo.
Innegable que Ramírez tenía una agenda personal y para ello debía sacar del juego a todo aquel que le hiciera sombra, lo que ocurre a partir de 2005 con el difunto F. Rodríguez, L. Marín y luego, el desaparecido N. Martínez.
Durante 2006 hubo recortes de producción para cumplir con las cuotas impuestas por la OPEP, pero a partir de entonces las pésimas decisiones de Ramírez y la nueva directiva, llevaron a la industria por un callejón sin salida con el plan siembra petrolera, las expropiaciones de las empresas de servicio y la rampante corrupción desde todos los activos de PDVSA; desde la Faja del Orinoco, Costa Afuera y PDVSA GAS, hasta Occidente y Barinas, tanto aguas abajo, como en aguas arriba, sin dejar por fuera a comercio y suministro. Todo era corrupción en la PDVSA de entonces;l particularmente durante la enfermedad, convalecencia y desaparición de H. Chávez entre 2009 y 2013.
Entre el ingreso y la salida de Ramírez en Septiembre de 2014 se dejaron de producir 375,000 BPD y la deuda de la industria pasa de $2,260 a $46,150 millones a pesar de un barril que llegó a superar los $120. Los gastos de operación pasaron de un promedio de $14,500 millones a más de $23,000 y $27,000 millones entre 2012 y 2014, precisamente en la ausencia de H. Chávez en cuba, mientras los ingresos financieros producto de la especulación cambiaria ascendían hasta $20,343 millones. Aun así, los ingresos netos en dicho año apenas alcanzaron $7,400 millones. Es decir, sin la especulación cambiaria dichos ingresos hubiesen caído en terreno negativo.
Con las arcas secas llega Maduro al poder en 2013 y en Julio’2014 se desploma el barril desde unos $110 a menos de $50 promedio (WTI). A partir de finales de 2014 Venezuela comienza a quemar reservas de oro físico con cada vez mayor celeridad a la par que los ingresos netos de la industria se desplomaban.
La única arma de Maduro era y sigue siendo el populismo y la demagogia. Un gobierno acostumbrado a mantenerse en el poder a punta del gasto público, manipulación de la necesidad y la creación de dependencia del estado, de pronto se encuentra con sus arcas secas y exige a PDVSA más dinero.
La verdad sea dicha, la salida de Ramírez tuvo que haber sido promovida por el mismo, ya que le evito lidiar con un ambiente tormentoso de desplome del barril y desinversion. Del Pino; su sucesor, convivio y encubrió la corrupción tanto de su antecesor, como la de su propia gestión y fue objeto de demandas cada vez más crecientes de dinero desde Miraflores. Es así como el capital de inversión y gasto de operación fue gradualmente desviado desde la industria petrolera hacia la cosa política, mientras PDVSA comenzaba a mostrar síntomas de debilidad cada vez más severos.
Ya para 2016 previo a las sanciones, la producción rondaba 2,571,000 BPD mientras se dedicaba a gastos de operación solo 1/3 de la cifra del 2014 y se percibía como ingreso neto apenas $828 millones, contabilizando unos $6,025 millones de ingresos especulativos financieros.
En 2017 ya con una producción alicaída por la desinversión y la corrupción, arriban las primeras sanciones directas contra PDVSA, nacidas desde el mismo “think tank” y con los mismos conspiradores del sabotaje terrorista de 2002. Estas se afianzan hasta entrado 2019, pero se relajan luego de 2020 con la llegada del nuevo gobierno norteamericano.
El país cierra 2017 con un promedio de 2,017,000 BPD en medio de un clima de descontrol del sector petrolero y financiero del país y donde Maduro; cuando más se necesitaba, deja de confiar en la tradición de los integrantes de la industria y apela al sector militar, colocando a M. Quevedo al frente del Menpet y PDVSA. Un individuo sin ningún tipo de experiencia.
El mal general Quevedo termina desapareciendo cerca de 1,090,000 BPD de producción y derrumba el procesamiento de nuestras refinerías hacia menos del 10%. A pesar de que no existen cifras oficiales, se estima que las ganancias netas apenas romdaron los $300 millones para 2019, lo que lo terminó por eyectarlo del cargo a principios de 2020.
Entre Febrero y Mayo 2020 entran los hoy desaparecidos de escena A. Chávez y T. Aissami a dirigir PDVSA y Menpet. A pesar de haber estado en la industria desde 1979, A. Chávez nunca fue un profesional destacado, sino demás bien marginal, por esa razón su primo H. Chávez jamás lo tomó en cuenta, mientras que Aissami jamás había dirigido, ni pertenecido a organización energética alguna.
La dupla asdrubal-tareck terminó siendo una gestión deplorable, tipificada por la ineptitud, la mentira, la falsedad, el desfalco y el robo a nuestra nación. A su paso por PDVSA, esta dupla originó escasez de combustibles, pérdida de producción cercana a los 200,000 BPD y la desaparición de al menos $23,000 millones de las arcas de la industria.
Ahogado por la escasez de divisas y la parálisis de PDVSA, el gobierno decide expulsar a Asdrubal Chávez a comienzo de 2023. Es así como hacia finales de Enero llega P. Tellechea a la estatal, un militar de apenas 4 años de flaca experiencia, junto a un equipo de verdaderos improvisados y paracaidistas.
No sabían aun en Miraflores para entonces, que el ministro estrella de Maduro, había estado silenciosamente extrayendo los recursos de los Venezolanos, que ellos mismos necesitaban para su proselitismo político. El sirio libanes los había estado tumbando silenciosamente.
La corresponsabilidad del destino de PDVSA recae tanto sobre la cabeza de las distintas directivas que ha tenido la industria, como sobre quien los nombran; en este caso el mismo presidente de la república.
El promedio de edad de los presidentes de las principales operadoras petroleras con capitalización igual o superior a PDVSA (en sus buenos tiempos) es de 55 a 59 años y proceden de una tradición de carrera desde dentro mismo de ellas o de empresas petroleras hermanas. Es decir, un nivel de experiencia unitaria de al menos 30 a 35 años de exposición en el manejo integral de su cadena de valor. La mayoría de estos presidentes provienen de las áreas de ingeniería petrolera, finanzas y/o geología y poseen postgrado.
En PDVSA luego de 2017 no ha sido así. A inicios de semana ratificaron a Tellechea y su directiva. Un equipo que hasta hoy no ha dado otro fruto más que la propaganda. De no haber sido por la entrada de Chevron hubiese hoy estado produciendo por debajo de los 732,000 BPD recibidos en Enero, ya que en realidad la producción propia de la industria ha cedido en más de 9,000 BPD, siendo esta caída enmascarada por la ganancia de la transnacional.
La sumatoria; es decir, el total de la suma de experiencia en la “industria petrolera” de ese grupo de impuestos “directivos”; no la petroquímica, en su conjunto no llega a 20 años, ya que básicamente la mayoría; si no todos ellos, arrancaron precisamente en Enero’2023, lo que da una experiencia individual promedio de apenas 2 años.
A pesar de que algunos de ellos provenían de un corto periplo por Pequiven, la experiencia en lo medular de una industria como PDVSA no existe para ellos, de allí que hayan fallado en todas las metas presentadas en Mayo pasado, siendo su único recurso para sostenerse en el cargo, sus conexiones político militares, la falsa propaganda como la del millón de barriles por día para Agosto y el suministro de gasolinas [Einstein Millán Arcia: Las mentiras del presidente de Pdvsa – Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)], barrabasadas como la recuperación a corto plazo del Lago de Maracaibo y la falsa macolla de los jubilados.
Esta es, en resumen, la verdadera desgracia de nuestra industria petrolera, la improvisación y la penetración política y militar junto a la mirada complaciente de las instituciones Venezolanas.
Einstein Millán Arcia: Asesor Petróleo y Gas “Upstream”. Managing Director for Energy & Carbon Sequestration @ Fractal [https://fractal-software.com/ ]. Estudios de Especialización a nivel de doctorado en flujo de fluido en medios porosos – The University of Oklahoma, 1991 / Master of Science Petroleum Engineering – The University of Oklahoma, 1990 / Ingeniero de Petróleo Universidad de Oriente, 1979.