Los ciudadanos se suplen de la gasolina bachaqueada que consiguen en los tarantines improvisados
San Antonio del Táchira, en el municipio fronterizo Bolívar, solo cuenta con dos estaciones de servicio operativas: Venezuela y La 56, ambas ubicadas en la avenida Venezuela.
Desde el martes y hasta este jueves, ninguna de las dos bombas han aparecido en la lista de programación de la Mesa de Combustible. La última vez que hubo despacho fue el lunes 28 de agosto, solo por la Venezuela y para las placas con terminal en cero de motos y carros.
La opción de muchos es acudir al carburante revendido, el que pulula en las calles de la jurisdicción, envasado en botellas de plástico de dos y un litro. No solo ofertan la colombiana, también la venezolana.
“A 8.500 pesos los dos litros”, es el precio con el que se tropieza el conductor en las calles de la ciudad. En la avenida Venezuela abundan los vendedores en un mercado informal que se normalizó en una frontera atípica.
Jonathan Maldonado – La Nación del Táchira