Juan Pablo II, uno de esos pontífices que han dejado profundas huellas universales, por su condición de gran hombre de singulares vivencias, reflexiones y elevada espiritualidad, dejó un legado de inexorable trascendencia para la humanidad.
Nos mostró el camino de la paz.
La paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia,amor, y libertad.
Para cualquiera que la examine, con un mínimo de sentido común y natural desprendimiento, despojado de motivaciones subalternas, dirá que es el deseo de todo ciudadano en el mundo.
Tengo el convencimiento que ese es el deseo del pueblo venezolano, y que esa frase debe ser el fundamento del debate entre nosotros.
En medio del escenario son muchas las consignas que recorren los sectores, las etiquetas promovidas por los grupos políticos, académicos, intelectuales, ciudadanos.
Todo aquel que tenga un enfoque, una perspectiva, una propuesta, debe dejar que recorra los canales, las veredas, atreverse a hacerla pública.
Algunos creen que que ante la posibilidad de unas elecciones presidenciales, que más allá de la propaganda, nadie ha finiquitado, lo mejor será presentar un candidatura que sea “conveniente” para el régimen.
Hay sectores que apartaron de su agenda y narrativa, palabras como corrupción, justicia, crímenes de lesa humanidad, violación de los derechos humanos. Y otros que nunca lo han tenido.
Nosotros creemos que esos temas deben ser la pauta de la ruta de la libertad en Venezuela. Desde ese punto de vista, estamos con Juan Pablo II.
Ahora bien, los venezolanos necesitamos contrastar todas las propuestas y análisis, para discernir detalles, tomar las mejores decisiones.
Convenido estoy como diría Churchill, que el estadista debe encarar sus posiciones con el público, asumiendo el costo de ellas, especialmente cuando se trata de situaciones como las nuestras.
La fuerza principal con la que cuentan las naciones son sus pueblos.
Ya se han equivocado bastante los eruditos, los dirigentes, los asesores, los intelectuales, para buscar justificaciones para esconder agendas que terminan en embarques, fraudes, engaños y traiciones.
Si se colocan en las manos de los ciudadanos todas las propuestas,las razones, los análisis, el país ayudará con la fortaleza de la conciencia y la verdad la mejor de las soluciones.
Todos queremos la unión de los venezolanos, paz y reconciliación, justicia, amor, y libertad, para y entre el pueblo venezolano.
Pero esas frases tan bonitas, tan excelsas, tan hermosas, necesitan los elementos que la hacen posible.
La esperanza requiere un camino; ese camino requiere explicaciones, contenidos,verdades.
Se equivocan los sabios, las celebridades, los analistas, los intelectuales, los líderes.
Comparto con Gaitán, que “el pueblo es superior a sus dirigentes”, asi, el pueblo venezolano ha sido, y es superior a sus líderes, ha sido consistente en lo que quiere, ha superado todas las amenazas, engaños y chantajes.
De tal forma, que no hay excusas para esconderle razones; para guardarle argumentos y explicaciones.
Venezuela requiere de franqueza, verdades, explicaciones, para el debate.
Que el pueblo tenga la posibilidad de escuchar y discernir los pareceres.
Ese es el mejor antídoto para evitar el engaño, y encontrar la unión, y la verdad que tanto necesitamos.
Una estrategia bien cimentada en la conciencia del pueblo venezolano.