Naky Soto: La alerta es Uzcátegui

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Desde su perspectiva, la primaria no servirá para unificar a la oposición porque ‘se ha convertido en una puja de intereses particulares’, intereses que no especificó, para los que no usó ejemplos, algo que permitiera entender si se trata de la competición que todo proceso electoral entrevera o de otro tipo de acciones. ¿Por qué no lo planteó cuando aún era vicepresidente de la Comisión Nacional de Primaria?.

La exvicepresidente de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), María Carolina Uzcátegui, volvió a criticar el proceso electoral previsto para el próximo 22 de octubre, afirmando que el “error fue de origen”. Es imperativo interpelar sus palabras. Si como dijo, desde el principio “se dejaron por fuera aspectos muy importantes”, ¿por qué no lo planteó cuando aún era vicepresidente?, ¿no era más sencillo intentar resolver las falencias que hoy denuncia formando parte de la comisión? 

“La primaria surge como solución a un problema de unidad en la oposición venezolana”, fue la primera frase que leyó para darle contexto a su declaración, con la que lesionó a la elección, a la CNP, el rol de los votantes y por supuesto que a la potencial unidad. Pero esa no fue la única paradoja de sus críticas. Uzcátegui habló en plural (¿a quiénes representa?) y reivindicó el rol del Consejo Nacional Electoral (CNE), y sin datos comprobables, realizó un pésimo ejercicio de vocería a fuerza de los muchos errores que cometió, tanto argumentales como éticos.

Una decepción másA 45 días de realizarse las primarias, Uzcátegui afirmó que hay “una suerte de situaciones que más que asegurarnos que el proceso va a ser todo lo que el país necesita y reclama, nos señalan que pudieran haber demasiados tropiezos, demasiados inconvenientes, que simple y llanamente no hagan posible la primaria”. Desde su perspectiva, la primaria no servirá para unificar a la oposición porque “se ha convertido en una puja de intereses particulares”, intereses que no especificó, para los que no usó ejemplos, algo que permitiera entender si se trata de la competición que todo proceso electoral entrevera o de otro tipo de acciones. “Hoy el país no tiene claro si se va a escoger al candidato o a un nuevo jefe de la oposición para desviarnos de la vía democrática”, afirmó, una frase grave, porque si hay intenciones indebidas de algunos (o todos), los candidatos, ¿por qué no las expuso?, ¿no es obvio que si un partido supera por mucho los votos del resto, además de un candidato, tendría el fuero para liderar a la unidad de la oposición?

Las cifras, ¡qué problema con las cifras!

Uzcátegui dijo que el cronograma electoral estaba pensado para un proceso automatizado con el apoyo que nunca se obtuvo del CNE (porque así lo decidió el CNE, dato que no mencionó), por lo que una primaria autogestionada y con voto manual demanda otro cronograma que permita “unas primarias amplias e inclusivas”. 

La que debió ser la parte más importante de su declaración fue un desastre. Entre los dos minutos que estima necesitará cada persona para votar; las 5.134 mesas de votación y las ocho horas de trabajo, llegó a un nimio total de apenas 1.200 votantes (¡oh no, perdón!), un millón doscientos treinta dos: “No es ni cerca de lo que se logró en 2017”, dijo, pero quería decir 2012. Después el Registro Electoral lo redujo de 21 millones a doce, y todo ese lío para afirmar que “con esa cifra no alcanzamos ni siquiera la participación tradicional en primarias que suele ser del 10%.” Pero, ¿cuántos procesos de primaria se han dado en Venezuela?, ¿cómo existe un promedio de participación de un proceso que no es frecuente? Eso tampoco lo aclaró. Tampoco admitió que un millón doscientas mil personas son mucho más representativas que el grupito que impondría un potencial candidato por “consenso”.

El riesgo de recibir votantes

“Los centros de votación designados no representan lo que el país necesita: 38% de estos centros de votación se encuentran en casas de familia o en locales comerciales, donde esos dueños están siendo sometidos al escarnio público, porque al decir que ahí se va a realizar la primaria ponemos en riesgo su integridad”, dijo Uzcátegui, echándonos la culpa a todos del miedo que afirmó sienten varias personas ante el potencial desarrollo de la jornada electoral. Por alguna razón, no denunció quién expone a las personas al escarnio ni quién ejercería represalias en su contra. Sin embargo, su intuición es que horas antes del proceso, la gente se va a echar para atrás y miles de votantes se quedarán sin poder ejercer su derecho. Se atrevió a preguntar por planes de contingencia y expresó que no conocerlos causa angustia e incertidumbre a millones de personas que no saben a cuál hora ni por cuánto tiempo le van a quitar la luz cada día de su vida.

El ‘apoyo’ al CNE

Uzcátegui sugirió a la CNP pedirle asistencia técnica al nuevo CNE, presidido por el excontralor general Elvis Amoroso, responsable de la reciente inhabilitación política de María Corina Machado. No caracterizó al CNE recién seleccionado ni habló de la implosión del “mejor CNE en años”, como rezaba la conseja que inventaron para que no se criticara la negociación de la que emergió. “Creo que el CNE podría estar en capacidad de organizar una primaria, pero en Venezuela estamos acostumbrados a no reconocer cuando cometemos errores, cuando nos salimos de las agendas (…) Este proceso de primarias no llena las expectativas que el país requiere, entonces sí, la propuesta podría ser suspender y revisar”, dijo. ¿Saben qué es lo más curioso? Que luego afirmó que el país no sabe qué va a pasar si gana una persona inhabilitada o si es inhabilitada luego por el propio Estado que gestiona al CNE que se supone le dará solvencia a la elección.

El candidato por consenso

“El objetivo nunca debe ser tener un candidato. El objetivo debe ser tener un nuevo presidente de Venezuela en 2024”, dijo la inspiradora Uzcátegui. Y añadió: “Si las primarias lamentablemente fueron liquidadas por una organización que no corresponde a las necesidades que tiene el país (…) Debemos promover que nuestra dirigencia política adquiera la madurez necesaria para presentarle al país una alternativa”. Y reiteró que tienen que evitarnos una nueva decepción política, que no se expresa en su rotunda inconsistencia (renunciar a resolver desde la CNP lo que critica de la CNP), sino en que la primaria no cuenta con garantías para concretarse de manera exitosa. 

Por eso la alternativa a la elección primaria sería el candidato impuesto por consenso, donde la opinión de los votantes no formaría parte de la ecuación, pero no habría riesgos, escarnio y sobraría el tiempo, pero aceptando las inhabilitaciones, que calificó como una aberración jurídica, pero fáctica. Uzcátegui añadió: “Siempre señalé que eso era una decisión política. Todavía no se ha logrado que los candidatos se pongan de acuerdo”, como si fuese sencillo que personas que no persiguen el mismo objetivo (ganarle al chavismo en la elección presidencial de 2024 y lograr mejores condiciones electorales para que eso sea posible), decidieran quién es la mejor opción con método que prescinde de la opinión de los ciudadanos.

 

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