La selección venezolana no defraudó a la hora de hacer valer la localía ante su par de Paraguay. La «Vinotinto» venía de caer uno a cero contra Colombia en Barranquilla, algo que se podía presupuestar siempre y cuando hiciera respetar la casa contra sus rivales. Lo que se vio contra Paraguay permite al aficionado hacerse esperanzas moderadas. En parte porque en el primer tiempo se vio una zaga central sólida comanda por Yordan Osorio y Wuilker Ángel, junto con una soberbia actuación del lateral izquierdo de Miguel Navarro, que sirvió de cimiento para dominar ese tramo del partido. El equipo salió al campo con un 4-4-2 de toda la vida, del que se usaba con Richard Páez y César Farías y que dio alegrías.
Los dirigidos por el «Bocha» Batista presionaron arriba y ganaron con frecuencia muchos balones. La labor del siempre dinámico «Brujo» Martínez junto con la calidad de Yangel Herrera permitieron estas recuperaciones. Paraguay no podía encontrar a Miguel Almirón ni a Villasanti en los lugares del campo donde son más efectivos. Era Yeferson Soteldo quien siempre estaba generado algún runrún en la defensa de Paraguay. Sin embargo, el gol se resistía a la selección.
En el segundo tiempo Paraguay hizo un cambio. Salió Richard Ortiz y entró Richard Sánchez. Fue un cambio de un centrocampista por otro, aunque el que entró lo hizo con más frescura y trajo más creatividad. Pero no sólo era en cuestiones con el balón. Paraguay recuperaba rápidamente tras la pérdida, quizás por estar posicionado más arriba en el campo, o por una ruptura en el bloque venezolano que dificultaba la salida. Lo cierto es que en esta segunda parte Venezuela estaba sufriendo, y sólo a ratos podía salir del encierro.
En una de esas salidas, Yangel Herrera luchó un balón dividido en el área paraguaya y pateó una volea que llevó el balón al fondo de las redes. Pero, en una repetición de lo sucedido en un partido contra esta misma selección en las eliminatorias pasadas, el gol fue anulado por el VAR por una mano sumamente rigurosa, por no decir dudosa. Venezuela, de igual manera, avisaba.
Cuando el reloj superaba el minuto 90, Iván Piris, que ingresó en el segundo tiempo, cometió un penal al hacer una mano completamente evitable. El VAR revisó, y lo concedió. Salomón Rondón asumió la responsabilidad y no falló. 1-0 para Venezuela que permite soñar con ir a la Copa del Mundo 2026.
Sin embargo, hay que decir Venezuela tendrá que trabajar muy duro para lograr sumar puntos que la lleven al Mundial. La «Vinotinto» tendrá que luchar con selecciones como la colombiana, chilena, peruana y la boliviana; y cada una tiene sus armas que hay que considerar. También tendrá que buscar la forma de ganarle a selecciones como la ecuatoriana y la uruguaya —que se consideran en un peldaño superior por la calidad de sus jugadores—, y sacar algo contra la brasileña y argentina.
Para lograr esto de forma constante, se deberá eliminar períodos como el que se vio en el segundo tiempo contra Paraguay. Si no se domina el partido, como sucedió en la primera parte, que por lo menos se compita y vea sea igualdad. Así, que cuando se vea que una selección supera en la mitad del campo a la Vinotinto, que por lo menos no se duda en cambiar de una figura de 4-4-2 a un 4-5-1. Cristian Casseres Jr habría sido un buen ingreso para acompañar a Yangel Herrera y al «Brujo» para intentar reconducir lo que se veía en el campo. Al final no hizo falta, pero fue necesaria una mano flagrante de un defensa contrario.
Otra cosa que invita a la esperanza en este ciclo mundialista es el joven Kevin Kelsy, quien en su debut en la fase de grupos de la UEFA Champions League anotó un gol contra el Porto. Desde que llegó a Ucrania ha tenido un ritmo goleador constante que sería interesante ver en la selección. A lo mejor en las fechas de octubre se puede ver algo de este jugador tan prometedor.
Mucho que mejorar, pero se ven los cimientos que podrían hacer que la selección logre lo que nunca ha logrado: clasificar a un mundial.
Periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres – @GusFrancoH