Rafael Gallegos: A votar… Lo demás es derrota

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La única arma que tenemos los demócratas es el voto. Si la usamos, no tenga la menor duda que la oposición será la triunfadora en 2024. Si no la utilizamos, podremos hacer pertinente la pregunta que el doctor José Gregorio Hernández le hizo a un estudiante de Medicina:

– ¿Usted es estudiante?

– Claro doctor.

– Y entonces, ¿por qué no ejerce?

Seguramente el estudiante no aprobó el curso. Salió “raspado”, igual que saldremos nosotros luego de las elecciones, si no ejercemos nuestra condición de electores. Parece de Perogrullo. Pero … si no votamos, no ganamos. ¿Y entonces?

El gobiernoO

El gobierno sabe que si usted y yo votamos… se tiene que ir. Por ello ante el descontento nacional que les da menos del 20% en las encuestas, recurre a tramoyas.

¿Tramoyas?, exactamente. Acciones dirigidas a hacer que los venezolanos no votemos. Como dividir a la oposición, desmoralizar a los votantes. Desprestigiar a la elección primaria, o decir no habrá primaria. Regar la frase “dictadura no entrega gobierno”, o aquella de “no veo al gobierno perdiendo las elecciones y entregando”. O decir “no volverán ni por las buenas ni por las malas”. O inhabilitar a María Corina, a Capriles y a Superlano. O ejercer la hegemonía comunicacional que hace menos que imposible ver candidatos a las primarias en la televisión. O no abrir los centros de inscripción para nuevos votantes.

La verdad es que le tienen pánico a la fuerza del pueblo unido. Es más, el gobierno sabe que en una elección que realmente elija, no tiene la menor opción.

Por un segundo imaginemos que los electores de todos los rincones del país se vuelcan el 22 de octubre a votar en la Primaria. O que el fenómeno sea más fuerte en la presidencial del 2024.

Sencillamente, se acabaría la “revolución”. Y ellos… lo saben.

Usted y yo

La voluntad de votar es el antídoto que haría pírricas todas las tramoyas.

La fuerza popular está en los electores. Por ello no vale estar desencantado, o depre. Ni decir “yo ya no creo en la oposición y por eso no voto”, “estoy desilusionado”, “¿para qué vamos a votar si el gobierno va a hacer trampa?”, “de todas maneras no van a entregar”.

¡Basta! Asumamos nuestra responsabilidad ciudadana. No podemos estar inertes ante esta calamidad nacional. Si no votamos, no ganamos y la culpa será nuestra. Suya, mía, y de los que ese domingo se vayan a la playa, o se queden viendo televisión y esperando resultados negativos para expresar llenos de sabiduría: “te lo dije, esa gente no podía perder”. ¿No es suficiente haber perdido gobernaciones y alcaldías, o tener una Asamblea que ni de lejos es representativa de la opinión ciudadana por entre otros aspectos, no salir a votar?

Ya está bueno de ser más y perder las elecciones, de tener Guri y no tener luz; de poseer tantos recursos acuíferos y tuberías sin agua; de que estas gigantescas reservas de petróleo y gas no produzcan divisas y se reflejen en salarios y pensiones indigentes, de tener tantas refinerías y tan poca gasolina. De ser mayoría… y seguir en la oposición.

Parecemos los actores estelares de la Parábola de los Talentos. ¡Qué vergüenza!

¿Y los políticos?…

… Son los administradores de la fuerza del voto. Los encargados de crear las condiciones. De organizar a los ciudadanos para que haya testigos en todas las mesas electorales y de que estos estén seguros y no sucumban ante amenazas de fuerzas irregulares. De lograr que las mesas electorales se cierren a la hora que tengan que cerrarse y no sean el inicio de operaciones “raras” por decir lo menos, de impedir los puntos rojos. De cobrar las victorias.

Y por supuesto, de lograr el tan ansiado candidato unitario. O lo más próximo, de manera que el triunfo corresponda a los deseos de los venezolanos y no se fragmente en pedacitos de egos, personalismos, miopía y desacuerdos.

Los políticos son los responsables de parlamentar y acordar entre ellos, de reconocer y apoyar con toda el alma al ganador de la primaria. Y el ganador de la primaria, es el responsable de abrir su paraguas para que quepan todos lo que quieran reimplantar la democracia. Todos.

Los políticos son los responsables de mostrarnos un programa plausible y completo de lo que harán con Venezuela para superar este estado de cosas. ¿Qué harán desde el gobierno con la institucionalidad, con los salarios de hambre, con las masas marginales, con las petroleras, la luz, el agua, la educación, la seguridad, la salud? Eso que llaman un programa mínimo de gobierno.

Un programa que baje a las masas y sea compartido, alcanzable y … necesario. Que termine de convencer a la gente de que mientras siga el gobierno se profundizará este padecimiento nacional.

Los políticos opositores son los responsables de comportarse como estadistas. Esta es una hora de estadistas, y por cierto (con usted y conmigo), de ciudadanos valientes capaces de ejercer sus derechos.

Una simbiosis de triunfo: los políticos y los ciudadanos todo terreno… en un puño. En nuestras manos está la victoria. NO hay excusas.

A votar. Es la hora de declararse en sesión permanente electoral… hasta el 2024.

PD: Quien gane la primaria debe actuar sin sectarismos, como el candidato(a) unitario de toda la nación. Si gana la primaria, como parece, un inhabilitado (a), el estamento político debe manejar, con sigilo, un Plan B. Sin inocencias, porque seguramente cualquier candidato que en el camino surja con chance … será inhabilitado. Incluso después de ganar la elección, remember a Superlano.

A jugar caribe. ¡Hasta cuándo!

 

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