Alfredo Monsalve López: El rugir de las plantas

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Cualquiera se confunde con el título de este artículo de opinión. Estimados amigos, discúlpenme, estamos en Venezuela. Y el estruendo de las plantas eléctricas es ensordecedor. A eso me refiero. Duélale a quien le duela. Pero la verdad hay que sacarla a flote. Y vuelvo con las palabras de quien fuera Prócer uruguayo, José Gervasio Artigas, quien señaló en su momento de gloria: “Con la verdad ni ofendo ni temo”. Pues amigo mío, en eso estoy. Diciendo la verdad. No es justo. No. Quien esto escribe, ha pasado las de “Caín” tratando de desarrollar charlas, talleres y/o conferencias en las redes sociales y me enardece la desidia. Y eso que mis padres me enseñaron a ser comedido. No decir ni escribir palabras obscenas.

Pero, ¿cómo se explica que después de más de dos décadas en el poder, este régimen haya acabado con este “preciado fluido eléctrico”? ¿Por qué son condescendientes con el pueblo cubano? (acoto, no es su gente como tal; sino al mismísimo régimen cubano es a quien favorecen regalándole nuestra riqueza. Y no hablo de la gasolina. No señor. Caminen ustedes por las calles de la Ciudad de Rubio, municipio Junín, Táchira, Venezuela, para que se den un “banquete” escuchando las plantas eléctricas bramar como los becerros que están en frente de los comercios a lo largo de cada cuadra. ¿Es eso justo? ¿Cómo c…puede un docente enseñarles a sus alumnos en plena oscurana? ¿Tendremos excelencia académica en estas condiciones?

Y son horas y horas sin el “servicio eléctrico”. Se paralizan las empresas, los colegios, los liceos, las universidades, en fin, un terrible caos energético. Y lo que más “dolor” da (para no utilizar otra palabra), es que escuchamos a la Sra. Delcy Eloína decir, muy contenta ella, al sector de trabajadores públicos y docentes afectos al oficialismo: Traigo el abrazo de nuestro presidente Nicolás Maduro para ustedes, que han hecho esta extraordinaria marcha en defensa de nuestra Venezuela”. ¿Y quién defiende a los estudiantes sin energía eléctrica que a las a 6 de la mañana en plena oscurana deben buscar sus útiles escolares y su desayuno? ¿Cómo se llama eso?

Pero la realidad es la que vivimos los de a pie.  No cabe la menor de las duda. Y otra cuestión es que, a pesar de la desgracia veinteañera en que se encuentra nuestra amada Venezuela, quieren conservar el poder gubernamental a como dé lugar. Escuchen al sr. Cabello cuando se expresa en televisión. Pienso que si aman la Patria de nuestro Libertador, deben tener un dedo de misericordia y dejar que otro u otra se encargue de enderezar este barco que cada día se hunde más. Y no voy a meterme con lo que ha pasado en el llamado “Tocorón”, ni con lo de PDVSA, ni otras menudencias que han jodido a esta Patria Grande. Si. Venezuela sigue siendo grande a pesar de los pequeños que la han vuelto añicos. Me interesa es el problema educacional, que si sigue en esas condiciones, pues seguiremos siendo “indios” para el resto del planeta Tierra.

En una oportunidad le preguntaron al Dictador Marcos Evangelista Pérez Jiménez, que cómo iba hacer para acabar con los ranchos en Venezuela, al parecer respondió: “Quemarlos a todos”. Que a nadie se le ocurra hacer lo mismo con lo que queda del sistema  educativo. Comencé con el “rugir” de las plantas eléctricas y estoy finalizando con los ranchos que aún abundan en los mal llamados “cinturones de miseria” y que acordonan todo el Territorio Nacional. He dicho. Es hora de una profunda reflexión.

alfredo.monsalve10@hotmail.com

 

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