Usamos la definición “régimen” porque hacemos inferencia al sistema político empero, a todas las instituciones del Estado, a todos los niveles del poder público, no solamente al ejecutivo. Si María Corina Machado gana las primarias del 22 de octubre, nada parece indicar lo contrario, salvo un bochornoso fraude, prohibición de participar o un garrotazo del chavismo desesperado que impida su realización, el panorama político cambiará radicalmente.
Lo primero que ocurrirá es que, luego de 8 años, la oposición venezolana tendrá rostro, organicidad y reconocimiento, donde, lo hemos dicho antes, lo electoral es lo que menos importa. Ese renacimiento no será uno más, sería a través de la figura política antónima a lo que es el chavismo, además, la que más se diferencia de todas “las oposiciones” que han transitado desde el inicio de este nefasto inicio del siglo XXI venezolano.
Lo segundo, a nivel internacional su reconocimiento no solo será convalidado, sino que es el más esperado en toda la esfera política del mundo democrático. María Corina es la única personalidad venezolana capaz de darle un giro de 180° al escenario internacional que involucra a Venezuela, pasaríamos de figuras inexpertas, cohabitantes, desgastadas, de dudoso manejo administrativo, a una personalidad preparada, con experiencia, claridad y con la gallardía que ha escaseado en sus predecesores… un contundente cambio, sin lugar a duda.
De este modo, Machado avivaría la política venezolana, al sentimiento opositor que bordea al 90% de la nación, hará temblar a un régimen extremadamente debilitado, pero sostenido por la violencia institucionalizada y una oposición prepagada, amoral, descaradamente cómplice de la kakistocracia del siglo xxi.
Ahora bien, si el régimen a través del control absolutista de las instituciones decide impedir que María Corina participe o impide abruptamente las primarias, el desenlace no será mejor para él, habrá matado de raíz las presidenciales 2024, replicando otra elección como la de 2018, misma que le costó los vestigios de legalidad y legitimidad que generosamente poseía.
Este drama implicaría para los venezolanos más de lo mismo, un régimen anclado en las excusas a pesar de yacer, probablemente, en el país más rico del planeta. Continuará con su destrucción, con el debilitamiento social premeditado, para continuar manejando a beneplácito propio (y de sus aliados) nuestras inagotables riquezas.
El chavismo vive de excusas, primero se usufructuó del derrocamiento de Chávez y el paro petrolero 2002, luego de las manifestaciones de 2014 y 2017, para finalmente endilgar los desmanes de la peor corrupción de la historia a las sanciones, mecanismos internacionales que hace tiempo el chavismo aprendió a evadir y usa a su favor, quizá lo más interesante de todo esto es que han sido personajes pesados del propio chavismo quienes han denunciado las pasmosas irregularidades administrativas de la revolución socialista.
María Corina Machado es la piedra del zapato, entre muchos factores, resalta el sacarla del juego inconstitucionalmente, al mejor estilo de Ortega en Nicaragua. Sea como sea, la política venezolana hoy gira en torno a ella, lo cual, por su perfil radical, aguerrido, revestida de legitimidad, atormenta al régimen y sus cómplices.
@leandrotango