La noche del domingo, Pedrito no podía conciliar su sueño por estar pensando en su regreso a clases por el inicio del año escolar 2023-2024. Repasaba sin cesar, el futuro encuentro con sus compañeros de escuela y las nuevas amistades que seguro se iban a producir en esa nueva etapa escolar. Poco a poco el sueño lo fue venciendo y al fin logro dormirse. A la mañana siguiente, se despertó súper emocionado para iniciar su periplo escolar.
Pero, al buscar su morral bolivariano, se dio cuenta que era el mismo del año pasado y pensaba que iba a estrenar uno nuevo. Le preguntó a su mama y la respuesta fue que el Consejo Comunal del barrio no entregó los nuevos hasta nuevo aviso.
Sin entender la respuesta de su madre, Pedrito continuó vistiéndose y notó que la franela, el pantalón, las medias y los zapatos eran los mismos, con unos arreglos que le había hecho su mamá. No se atrevió a preguntar el por qué no tenía nuevo uniforme. Sin embargo, su madre le dijo con mucha pena que los reales no habían alcanzado para comprar una nueva dotación y que si las cosas mejoraban la comprarían más adelante.
Al terminar de vestirse, lo llamaron a la mesa para que desayunara y se dio cuenta que el menú seguía sin sufrir modificación. Se repetía el mismo plato de año tras año, Café con pan. Hasta el queso rallado, que anteriormente le servían, brillaba por su ausencia. Y Pedrito, seguía sin entender las conversaciones de sus padres al quejarse de que el sueldo de hambre impuesto por el gobierno, no les permitía tener acceso a la Cesta Alimentaria y los condenaba a vivir en situación de pobreza extrema. A lo mejor, pensó Pedrito, me resuelvo en el comedor de la escuela.
Luego de su limitado desayuno, buscó su mochila para revisar los útiles y se dio cuenta que solo disponía de un cuaderno y un lápiz. Al preguntar por los colores, las libretas, el sacapuntas, la resma de papel, la caja de lápices, la cartuchera, la regla, la tijera, el block de dibujo, el block de raya y el frasco de pega, la mirada angustiada de sus padres se hizo presente y, apelando a todas sus fuerzas, intentaron explicarle que no pudieron comprar la lista de útiles escolares por carecer de los recursos económicos para ello.
La lista en las Ferias Escolares montadas por el gobierno alcanza y en algunos casos superan a los ¡¡¡100 dólares!!! y nuestro salario mínimo es menos de 4 dólares mensuales. Pedrito, trató de calmar a sus padres diciéndoles que con la ayuda de sus compañeros de clase podía superar esos inconvenientes y termino de arreglarse para irse a la escuela.
Al intentar subirse al autobús, su madre tuvo una fuerte discusión con el colector, por el precio del pasaje que, con la anuencia del gobierno, lo subieron de 7 a 10 bolívares en rutas urbanas y a 20 en rutas extraurbanas…pero, el salario mínimo tiene más de ¡¡¡563 días!!! sin ser aumentado.
Al llegar a la escuela, Pedrito no podía contener su alegría, iba de un lado a otro saludando y abrazando a sus compañeros. En la formación, luego de izar la bandera y entonar el Himno Nacional, la directora de la escuela dijo unas palabras a todos los presentes: alumnos, padres, representantes y personal debo señalar que como consecuencia del cerco económico al que nos tiene sometido el imperialismo y la oposición golpista, el nuevo año escolar se va a regir por un horario «Mosaico», que implica un día de clase presencial y cuatro días de clases virtual vía on-line.
Al escuchar aquello, Pedrito le dijo a su madre que informara a la miliciana directora que su canaimita ya no servía y que en la casa no tenían conexión a internet y que aun teniéndola, no iba a funcionar por los frecuentes cortes de luz. La madre no pudo hacerlo puesto que la directora no permitió ningún tipo de preguntas.
Al terminar el protocolo de recibimiento, los estudiantes y sus maestros pasaron a las respectivas aulas que mostraban un deplorable escenario: pupitres destartalados, pizarrones inservibles y falta absoluta de limpieza. Esto provocó una reunión urgente de los maestros que, en asamblea, denunciaron la crítica situación de la educación reflejada en salarios de hambre, la no discusión de los contratos colectivos, la inexistencia de programas de asistencia social que garanticen la protección de la salud, la eliminación del Programa de Alimentación Escolar, la falla en los servicios de luz, agua, gas, transporte, conexión a internet y la implantación de un diseño curricular orientado al establecimiento del Pensamiento Único.
Pedrito, al ver y oír todo aquello se dijo a si mismo que su sueño del regreso a clases el gobierno, con su incapacidad e incompetencia, lo transformó en una pesadilla bolivariana siglo XXI.
Licenciado en Educación, profesor en la UPEL – @jesuselorza