Enrique Meléndez: Habla la vieja guardia política

Compartir

 

La situación en la que se encuentran las bases de los partidos, sobre todo, del G-4, con respecto al liderazgo de María Corina Machado, la viene a representar la decisión de Héctor Alonso López de ofrecerle su apoyo que, como ya se ha interpretado, representa la Acción Democrática no contaminada; ya que tanto la de Bernabé Gutiérrez, como la de Henry Ramos Allup tienen fama de haber sido aguijoneadas por la Operación Alacrán, y entonces hay una AD, que se quedó al margen de los turbulentos procesos internos; donde se encuentran figuras como Humberto Celli, Paulina Gamus; cuyo mensaje por twitter, reconociendo que la señora Machado a esta altura resulta imbatible, fue patético; incluso, ya en la memoria el ilustre Carlos Canache Mata, recientemente fallecido, y a quien entrevisté hace más de un año; en un intento, que llevó a cabo Homero Parra, para proceder a impulsar una especie de rescate partidista de la vieja guardia, a través del Tribunal Etico de AD, del cual Rafael Camacho era uno de sus integrantes, y quien daba la batalla allí, precisamente, apoyado en figuras como la de Celli, Canache Mata, Lilian Arvelo, a quienes entrevisté para el portal Costa del Sol, a tales fines; sólo que en el camino fallece Parra y, posteriormente, Camacho, y aquí se quebraron esas banderas.

¿Cómo encontré a Canache Mata? Un anciano de más de 90 años, apoyado en un bastón, aun cuando en los diálogos demostró todavía conservar una memoria muy precisa, en cuanto a la ubicación de los sucesos históricos. Me llamó la atención su vestimenta: muy usada; como la de cualquier ilustre jubilado hoy en día en Venezuela. Ya no se trataba de aquel flamante diputado; de verbo fluido y encendido, que ponía en su sitio a un Teodoro Petkoff, en materia económica, para asombro de nosotros los jóvenes, entonces militantes del MAS; aun cuando tenía todavía Canache Mata presencia en los medios de comunicación a través de un artículo semanal, que enviaba a varios portales informativos, hasta antes de la gravedad de su enfermedad. Entonces Bernabé Gutiérrez llevaba a cabo los preparativos para un congreso de la organización, donde se iban a renovar sus autoridades, que ratificaría a Gutiérrez como el secretario general; teniendo bajo su potestad la autorización del TSJ para usar las siglas y la tarjeta del partido. He allí lo que se conoció como la judicialización de AD, y la que, a juicio, de Gutiérrez cesaba desde el mismo momento, en que se procedía a realizar dicho evento partidista. Pero para Canache Mata, Gutiérrez no tenía la talla, para llevar a cabo tal maniobra; que es donde se observan las aberraciones, que suelen generarse en los regímenes totalitarios: hay quien se atreve a comparar esta AD, con la que llegó con Rómulo Betancourt en el año 1958, y que giraba en torno a su tesis política, sustentada en la fundación de un partido socialdemócrata y liberal (policlasista, decía Betancourt); siguiendo las pautas establecidas en nuestra Constitución desde 1811. Es decir, el deterioro institucional, que se produjo en el Estado venezolano, también contaminó aquellas grandes maquinarias partidistas; que llegaron a organizarse a raíz del año 1958, con motivo de la firma del famoso Pacto de Puntofijo; muy vilipendiado por Hugo Chávez, por cierto, sin tener una idea, de lo que se trataba. Que fue lo que permitió desarrollar una República civil, que estaba condenada al éxito, como lo pregonaba Ricardo Hausmann; en un instante en que se había despejado la vía del populismo, y se había asaltado a la racionalidad política; aun cuando nuestras sociedades no dejan de practicarle culto al caudillo, y entonces apareció el comandante Chávez y mandó a parar.

Por supuesto, el señor Carlos Prosperi tiene todo el derecho a lanzarse candidato; representado, en ese sentido, lo que se ha dado en llamar la AD de la resistencia; además del liderazgo emergente de la tolda; la verdad es que yo no me hago eco, de lo que se especula sobre Ramos Allup, principal auspiciador de la candidatura de Prosperi, y de sus vinculaciones con el régimen, especialmente, por la vía de los negocios de sus hijos; el hecho es que, a este respecto, a Prosperi lo persigue este estigma, y esto torna a las bases del partido escépticas, frente a la posibilidad de un hipotético triunfo suyo, sobre todo, en unas elecciones presidenciales; cabalgándole, en ese sentido, en frente suyo por cuerpos de ventaja la candidatura de María Corina Machado; cuya prueba está en el hecho, de que el régimen trata de detenerla a toda costa, y que es lo que explica, precisamente, la circunstancia de que Héctor Alonso López haya tenido tomado esa decisión.

Meses atrás ya se habían pronunciado también a favor de la señora Machado Humberto Calderón Berti y Oswaldo Alvarez Paz; que si tomamos en cuenta lo que fue la trayectoria de ambos en las filas demócrata cristianas, observamos que también en este sector se apunta hacia eso, que representa la señora Machado: un asalto a la racionalidad política; a la reinstitucionalización del Estado, sin menoscabar el esfuerzo que hace un hombre de la talla de Roberto Enríquez, presidente de Copei, por reconstruir una maquinaria que también hizo historia y que, como él dice, fue la primera víctima del proceso de judicialización de los partidos, a propósito de su candidatura para las primarias del próximo 22 de octubre, con todo el derecho del caso, pues lo importante de estas primarias, es que se prestan para el proselitismo, porque agitan pasiones. No hay que pasar por alto aquello que decía Spinoza, de que la política es la represión de las pasiones; además de darle legitimidad de origen a la candidatura, que surja de allí.

 

Traducción »