Hay que tener en cuenta que el sector privado ha ido ganando un espacio de cierta autonomía en los últimos años, a partir del repliegue táctico que hizo el Estado, pero eso está comenzando a revertirse muy poco a poco, porque, debido a razones políticas e ideológicas, el Estado trata de recuperar el espacio que había cedido.
En el contexto en el que nos estamos moviendo en Venezuela, hay que tomar en cuenta que estamos muy lejos de ser postpetroleros, cuando tres o cuatro años atrás parecía que estábamos a punto de serlo. Y nos encontramos que hoy estamos dependiendo más que nunca del petróleo, y que la empresa privada aún no ha logrado el nivel de reactivación que proporcione una masa crítica como para ponerse a las espaldas nuestra economía, por más pequeña que ésta sea, en este momento.
Con un PBI que podría estar entre los 60 o 70 mil millones de dólares, y con una cartera de crédito del orden de los 1.000 millones de dólares, nuestro sector privado se ha achicado tanto, que es difícil que pueda soportar ese peso en sus espaldas. La relación PBI/cartera es importante porque ante la rigidez del PIB, limitado en su crecimiento por la restricción de no disponibilidad de electricidad y de gasolina/gasoil, cualquier crecimiento del crédito que resulte inorgánico, va a producir un exceso de demanda que se orientará a presionar, o bien sobre los bienes escasos, o bien sobre algún instrumento financieramente durable, el cual, en nuestro caso, sin duda, es el dólar que, tomado como un inventario que también es escaso, tomará valores cada vez más elevados.
Aumento sostenido y estructural de la inflación, y aumento sostenido y estructural del precio del dólar, cada uno por una razón diferente, pero ambos realimentándose desde el punto de la psicología del consumidor.
Hay que tener en cuenta que el sector privado ha ido ganando un espacio de cierta autonomía en los últimos años, a partir del repliegue táctico que hizo el Estado, pero eso está comenzando a revertirse muy poco a poco, porque, debido a razones políticas e ideológicas, el Estado trata de recuperar el espacio que había cedido.
Pero le está resultando muy difícil recuperar ese espacio, porque Venezuela no es ya la que solía ser, sino que ha cambiado sustancialmente y las maneras tradicionales de aproximarse al control, ya no están dando resultados. Y uno de los reflejos más importantes de esto que siempre les digo, es que el sector privado, que es el motor de esta nueva etapa, está muy reducido, y se refleja en que nuestra inflación ha perdido características de fenómeno monetario y ha ido consolidándose como un fenómeno netamente de falta de oferta de la economía real.
Lo anterior significa que siempre, lo que estamos ofreciendo al mercado, es inferior a lo que la sociedad, por pequeña que sea, es capaz de demandar; lo cual nos coloca en una situación donde todos los días no empobrecemos un poquito más por la inflación, y todos los días nuestra moneda vale también un poquito menos. No quisiera pensar, porque parece un lugar común, que el dólar vale más, sino verlo sobre el efecto que tiene que ver con esta narrativa, que es que nuestro bolívar es el que se va deteriorando.
Este equilibrio precario que vamos sosteniendo -que en realidad se sostiene con respiración artificial por las intervenciones cambiarias y las restricciones del crédito- se mantiene de una manera inestable, lo cual quiere decir que cualquier disrupción va a tender a sacarlo de ese precario equilibrio, y alejarnos hacia otro nuevo, un poco más deteriorado.
Por eso es importante poner en perspectiva ciertos razonamientos que hablan de impulsar el crédito para impulsar el consumo.
Es cierto que ambos son dos factores de reactivación, pero si tomamos en cuenta el elemento anterior que es que cualquier incremento de las posibilidades de demanda con una oferta rígida va a producir más inflación, y va a aumentar los desequilibrios, entonces digamos que si uno quisiera aumentar el crédito, debería estar más orientado a bienes de capital, o sea a todo aquello que pueda significar incremento en la oferta de la infraestructura productiva, que permita que, cuando vaya a llegar al consumidor por el lado de los salarios y de la remuneraciones, ya se encuentre con una oferta un poco más fortalecida evitando este circuito involutivo en el que nos encontramos.
Y una de las dificultades para lograr armonizar el crédito con la inversión y el consumo, es que la tentación a desviar el crédito es muy grande, porque es difícil poner a competir los rendimientos de las actividades productivas, con los derivados de la inflación y la devaluación. Porque en estos casos, se va corriendo de atrás, y es muy difícil que se logre estar, como sociedad, un paso delante de la inflación.
Aunque sí puede pasar que algún sector se anticipe, o que algún área específica lo pueda hacer, y se presente un diferencial donde esté ganando, pero seguramente no durará, porque al poco tiempo será alcanzado por la inflación y la devaluación. Es interesante aterrizar en el caso de cada empresa, donde ella puede ser una ganadora aún en un sector perdedor; y claro, hay que decir que también podría ser una perdedora, en un sector ganador.
Las empresas tienen que revisarse y refrescar sus estrategias porque al entorno que les marqué en los párrafos anteriores, la única manera de contrarrestarlo, es con el enfoque bottom up que comienza con cada transacción en el mostrador de un negocio, cuando el que está vendiendo ofrece un producto que el del otro lado, está en condiciones de adquirir. O sea que el secreto está en procurar que cada transacción, por pequeña que sea, se cierre.
Y si esas transacciones empiezan a cerrarse desde abajo hacia arriba, las empresas empiezan a mejorar su rotación de inventario, su flujo de caja, y los rendimientos, que al principio los compararán contra el dólar o contra la inflación y le va a costar este ponerse adelante. Pero hay un proceso de ajuste que solamente puede superarse en esta etapa con mucha más actividad; la apuesta del empresario debe ser la de permanecer y lograr que esos rendimientos resulten positivos.
Político
Esta semana se caracterizó por haber sacado del abandono el “tema Guaidó” el cual, tanto desde el gobierno, como desde sus sectores afectos, más los supuestos opositores, se encargaron de ponerlo en el radar noticioso con un perfil que trata de igualar una nunca comprobada corrupción opositora (aunque sí difundida como si se hubiera comprobado), con la realmente confesada, del caso Pdvsa.
Al mismo tiempo, se avanza sobre lo de Guyana, con un enfoque de coyuntura y corto plazo, de un tema que por sus características debería desideologizarse, y poner en una perspectiva de muy largo plazo; de forma tal de asegurarse que, cuando con los años volviera a tratarse, tal vez las condiciones pudieran ser más favorables para nosotros. Porque cuando se analiza el mapa de actores, entre los nuestros y los de afuera, tal vez haya que pensar en posponer en el tiempo, lo más que se pueda, cualquier decisión. Porque para estos temas, todo lo que signifique inmediatez, adquiere valores de vulnerabilidad. Y mucho más si se trata como factor de aglutinación electoral.
Porque hay que estar claros: este tema del Esequibo no necesita consulta porque es muy claro e irrenunciable para cualquier venezolano. Y cualquier acción como las que estamos viendo, pareciera que pone en duda ese principio básico, el cual deja la sospecha de que debe ser reconfirmado. No debe quedar duda de que, para cualquier venezolano de bien y patriota, el Esequibo es venezolano… punto.
Porque al mismo tiempo, y siempre políticamente hablando, que ocurren los dos fenómenos comunicacionales mencionados en los párrafos anteriores, sigue creciendo el fenómeno de María Corina Machado, cuya popularidad pareciera no tener techo, cuando el resto de los potenciales aspirantes, ya llegaron al techo de sus posibilidades.
Porque el hecho de que algunas encuestas y análisis muestren lo contrario, lo único que logran es que ese fenómeno, el de María Corina, siga creciendo y termine dando una sorpresa.
Así como siempre les digo que las acciones defensivas/ofensivas del gobierno son esperables, por tratarse del contendor electoral, también les digo sobre el triste papel de alacranes, escorpiones y quintas columnas, quienes, desde adentro, tratan de implosionar el proceso, en la búsqueda de mantener ciertos privilegios, que solo el continuismo pudiera darles en forma graciosa. Porque con la bajísima aceptación popular que tienen, en un gobierno opositor, no podrían figurar ni para sostener un partido y se extinguirían naturalmente.
Porque nuestra sociedad ya cambió, y ni el gobierno ni los viejos partidos opositores, se han dado cuenta, y siguen considerándolos como ovejas que se llevan al corral, sin darse cuenta que, los golpes que ha ido recibiendo nuestra sociedad, especialmente los más pobres, en los últimos años, los han hecho cambiar y abrir los ojos.
¿Cuáles golpes? La emigración de los amigos y seres queridos, el desastre de los servicios, especialmente electricidad y agua, el aumento desenfrenado del nivel de precios, el congelamiento de los salarios como factor de ajuste y en general el pobre nivel de vida que tiene la gran mayoría de la población. Porque más allá del “juego de tronos” entre las cúpulas políticas, hay una necesidad de cambio real y genuina… que algunos la tratan como si fuera la política tradicional, oficialismo versus oposición, cuando en realidad, en cualquiera de los dos lados, lo que la gente quiere que esto cambie para vivir mejor.
Y así como vamos, jugando con la información y la noticias, y resignificando los conceptos, solo se consigue que la gente se aleje más.
Social
Una manera de aproximarse al tema social está relacionada con las empresas y con los negocios, porque la única actividad que genera riqueza es la actividad de la empresa privada, y es la única capaz de sacar a la gente de la pobreza, porque el resto lo que pueden es generar políticas públicas que son de buena ayuda, pero en realidad, según la experiencia, mantienen a la gente en la pobreza; puede ser que reciban algún elemento de mejora, pero siempre manteniéndolos como pobres.
Si uno tuviera que pensar en una estrategia de disminución de la pobreza tendría que hacerlo poniendo énfasis en la empresa privada. Una empresa privada puede ser considerada como el punto de apoyo de un compás, con el cual se marca un círculo alrededor, que podemos llamar zona de influencia primaria de esa empresa.
Es una zona donde, dependiendo de las asimetrías mutuas que haya entre las empresas y su entorno, es que ese entorno va a depender mucho más de la empresa o la empresa va a estar dependiendo del entorno.
Vamos a pensar entonces en la empresa grande que es la que genera empleos y la que puede estar impactando su zona de influencia, para buscar fuentes de recursos humanos para su presente y para su futuro; y dependiendo del tamaño de la empresa, es muy posible que pueda llegar a becar a algunos niños para que estudien y que al final de sus estudios puedan incorporarse en áreas específicas de la empresa.
Eso significa poder apoyar a las familias, y ya hay empresas grandes que lo vienen haciendo desde hace mucho tiempo, y no es ninguna novedad, aquí en Venezuela, que son ejemplos que tienen un perfil relativamente bajo en lo que están haciendo, pero que en realidad están haciendo la tarea que deberíamos manejar todos los que tengamos una empresa, independiente del tamaño.
El caso de la empresa pequeña cuya asimetría mutua con el entorno puede ser o bien negativa o bien neutra, que en el caso de ser negativa deben aproximarse lo mejor posible a la comunidad para que ésta pueda proveerle los recursos humanos que fueran necesarios, y les dé lo que se suele llamar un “certificado de operación”, que significa que están de acuerdo con lo que hacen, porque no molesta, no contamina, y no afecta la vida normal de esa sociedad.
Lo cierto es que la zona de influencia primaria y la empresa, deben buscar una especie de mimetización donde ambos se sientan cómodos conviviendo; las cosas no son tan claras en los grandes centros urbanos donde hay cientos de empresas y la zona de influencia primaria no es tan visible. Pero si pensamos en zonas aisladas o en zonas industriales donde realmente la empresa se convierte en la base del progreso y de la evolución de la sociedad, entonces el panorama se hace diferente.
Lo que quiero decir con esto es que en cualquiera de las versiones que hay en el relacionamiento de la empresa con esa zona de influencia primaria, hay que buscar la manera de contribuir con la reducción de la pobreza, porque en un país donde teníamos 85% de pobreza con 76% de indigencia, y el anteaño pasado teníamos 94% de pobreza con 80% de indigencia, posiblemente esas cifras se hayan deteriorado, y las podamos conocer en las próximas semanas con las nuevas lecturas, luego de haber sufrido el impacto de la caída brutal del consumo y el proceso recesivo que tenemos en nuestra economía.
Más allá del tamaño de la empresa, esta está constituida por personas, y esas personas a su vez tienen algún tipo de compromiso social de brindar ayuda para el semejante que está en condiciones de pobreza. Entonces, entre lo que puede hacer la empresa institucionalmente con los programas de Responsabilidad e Inclusión Social Empresarial, más lo que puede hacer cada una de las personas integrantes de una empresa por ayudar a la gente que tenga más cercana, ya podemos pensar en que la empresa directa o indirectamente, es la única capaz de sacar a la gente de la pobreza.
Tuvimos un ejemplo entre 2021 y 2022 donde en 2021 teníamos 94% de pobreza y una utilización de capacidad instalada de planta del 18%, mientras en 2022 esa utilización de planta aumentó al 30% y la pobreza bajó a 85%; no estoy muy seguro de si se puede hacer una correlación tan directa, pero lo que sí es seguro que esos dos números por alguna razón, conceptualmente están correlacionados, y en la práctica también se correlacionaron.
Nuestro objetivo estratégico debiera ser que, en la medida que vamos progresando, por cada punto que recuperemos del PIB, tratemos de bajar, aunque sea un cuarto de punto la pobreza.
Económico
Estamos en un momento económico en el cual las empresas juegan un papel importante… tal vez más importante que nunca antes, pues son la única parte de nuestra sociedad que está funcionando bien. Cuando cualquiera mira a su alrededor, todo lo que ve, usa, toca y adquiere, lo hizo una empresa privada, aquí o en el exterior. Porque son las únicas capaces de generar riqueza.
Y esa responsabilidad histórica está apoyada en la confianza de que seguirán haciendo las cosas bien… bueno… lo mejor que puedan.
Considerando que las condiciones del país han ido cambiando dramáticamente, y que muchas de las empresas aún no han tenido la oportunidad de producir los ajustes internos necesarios para adaptarse las nuevas condiciones, es que hablamos, desde nuestra experiencia como firma consultora, de la necesidad de que cada una, independientemente del tamaño o complejidad, de la antigüedad, y éxito y reconocimiento presente y pasado, se revise internamente, buscando mejorar los niveles de eficiencia, de forma tal de optimizar costos y gastos, y llegar a unos niveles de precios que faciliten el flujo de bienes y servicios de cara a ese nuevo mercado que no todos reconocen como nuevo, y que siguen tratando como era antes.
Hay un antes y un después. Nuestra sociedad económica se acostumbró a un sólido mercado de clase media, el cual se ha ido reduciendo y cambiando los atributos que lo caracterizaban. Fueron lentamente cambiando el foco de la decisión de compra, hacia privilegiar los precios: “qué puede importar que sea bueno, si no puedo pagarlo”.
Proponemos que reflexionen sobre su propio entorno –sus stakeholders– y lleguen a conclusiones de contexto. Y en función de eso, revisen y confirmen el sentido estratégico de dirección: si seguirán haciendo lo mismo, si cambiarían algo, y si la topología de sus procesos y organización, debe sufrir modificaciones.
Luego, ya habiendo confirmado para donde van, deberían revisar sus fortalezas, porque en ellas tendrán que apoyarse en ese camino, sabiendo que posiblemente habrá algunas nuevas, y otras que, habiendo sido, ya no lo son más.
Lo más difícil suele ser la autocrítica de la cual se deriven las debilidades, porque son las que deben ser corregidas lo más rápidamente posible, porque son las que generan costos y gastos que podrían ser optimizados. Allí suelen estar las decisiones más difíciles, pues podrían implicar reducción de personal, abandonar las oficinas actuales para reducirse, y en general, tomar las decisiones más antipáticas.
Luego tendrán que identificar las amenazas, que son externas y están en el futuro. A diferencia de las fortalezas y las debilidades que son internas y están en el presente, y dependen 100% de decisiones gerenciales. Mientras que a las amenazas (y también a las oportunidades) hay que identificarlas y buscar la manera de mitigarlas; o de aprovecharlas, cuando de oportunidades se trata.
Y Venezuela es el país de las oportunidades… solo hay que saber identificarlas, y solo pueden ser percibidas por la visión estratégica del gerente y del empresario: ver oportunidades haciendo lo que nadie más hace, o hacer lo que todos hacen, pero de una manera diferente de agregación de valor.
Y, en base a ese FODA, armar una cartera de acciones estratégicas, orientadas a consolidar fortalezas, a corregir debilidades, a evitar las amenazas, y, tal vez las acciones estratégicas más importantes, son las dirigidas a aprovechar las oportunidades identificadas.
Y, si se ordenan esas acciones estratégicas, jerarquizándolas por urgencia e importancia, se conseguirá una cartera estratégica que le permitirá a la gerencia y al accionista renovar la confianza en su negocio, porque no hay nada mejor que tener claridad en los cuatro cuadrantes estratégicos, y saber cómo proceder en consecuencia.
Si cada empresa se empeñara en realizar este tipo de ejercicio de refrescamiento –que podría durar entre un par de semanas y un mes, dependiendo de las complejidades– tendríamos la tranquilidad de que nuestra base empresarial comenzaría a optimizar las variables involucradas, con un efecto multiplicador, aguas abajo con clientes y distribuidores, aguas arriba con proveedores, y lateral con competidores, aliados y socios.
Internacional
Esta semana el peso noticioso internacional fue acaparado por las disputas internas (que por cierto se repiten todos los años) entre los bloques del Congreso de los Estados Unidos, en la lucha por el presupuesto y por la posibilidad de quitarle o no gobernabilidad al poder ejecutivo.
Esta vez le tocó el turno al partido republicano de recibir internamente un golpe al sustituirle el speaker -el vocero- que es quien lleva el liderazgo en la Cámara Baja, convirtiéndose en un daño colateral, porque el frente más importante fue la participación de la ayuda a Ucrania en el presupuesto, si se iba a mantener o no se iba a mantener. Y que cada día que estuviera abajo ese presupuesto congelado, eran días donde estaban en guerra en el frente ruso ucraniano, con bajas, porque no recibían el sustento desde los Estados Unidos.
El llamado del presidente Biden fue hacia los europeos para que cubrieran la parada mientras eso se solucionaba; pero es importante resaltar el compromiso de Estados Unidos, Canadá y Europa, incluyendo el Reino Unido, para apoyar a Ucrania hasta las últimas consecuencias, que se entiende que sería la rendición incondicional del gobierno de Putin y de los ejércitos bajo su mando.
Cada día que pasa hay un compromiso mayor con este tema del apoyo a Ucrania, vamos a entrar en el segundo invierno que le toca vivir a Europa con los recortes energéticos que dependían de Rusia (y que están llegando al mínimo de la dependencia), pero les va a costar un nuevo invierno, donde van a tener que buscar mecanismos alternativos para poder superarlo; pero curiosamente, lejos de eso ser un inhibiente para el apoyo, o una posibilidad para suspender el apoyo, más bien lo refuerzan con la consigna de que Ucrania debe vencer a Rusia, porque en Europa están convencidos que si Rusia llegara a tener una victoria sobre Ucrania, el efecto dominó que causaría, lo llevaría hacia la invasión de Europa. Y si bien es cierto que en este tipo de guerras puede haber momentos a favor o en contra, lo que sí pareciera es que, en los números en la fuerza de los ejércitos, en la voluntad de combate de los soldados, y en lo genuino o legítimo de las motivaciones, Rusia lleva las de perder.
Y eso debería reflejarse también en los resultados militares porque hay un ejercicio muy fuerte de presencia de la Unión Europea en Ucrania, reafirmando el compromiso, y tratando a Ucrania como si ya, en este momento, fuera miembro de la Unión Europea, aunque ese proceso, está en vías de construcción. Lo que no queda claro todavía es en qué momento puede salirse de control la relación de beligerante entre Ucrania y Rusia, y que sea formalmente asumida la posición por la Unión Europea.
Porque todo depende de cómo se van a mover las repúblicas del Báltico, cómo se va a mover la relación con Polonia, y cuál va a ser el rol de Bielorrusia; porque ese conflicto podría estar siempre en condiciones de generalizarse y globalizarse.
Nos sorprende el ataque de Hamas a Israel con 2.500 proyectiles causando 40 muertos y cientos de heridos, llevando a Israel al estado de guerra…. real y concreta. No escaramuzas, sino guerra. “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Y la ganaremos”, ha asegurado el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en su primera intervención. El Ejército ha declarado el estado de preparación para la guerra y movilizado a miles de reservistas.
En paralelo están ocurriendo conflictos potenciales en Corea del Norte y Corea del Sur, y Taiwán con China, los cuales pareciera que con el retroceso económico que ha tenido China buscaría no tener que gastar recursos en una guerra que una vez que empieza podría durar muchísimo tiempo, manteniendo suspendida allí la posibilidad de un conflicto armado.
O sea que podemos pensar que, entre los cuatro focos de conflicto, ya hay dos que están en evolución permanente donde para el de Rusia-Ucrania, se piensa que por la correlación de fuerzas debería terminar a una victoria para todo el grupo que apoya a Ucrania; y en el otro, el nuevo, todo indica que la respuesta de Israel será contundente y letal.
Y para los otros dos, que el tema Taiwán China se mantendría en stand by por el momento, y que el tema Corea del Norte-Corea del Sur, salvo alguna sorpresa que cambie el estatus quo, seguiría la tensión sin consecuencias.
Siempre se ha dicho que detrás de Hamás está el gobierno de irán, por lo que las derivaciones de este conflicto, podrían convertirse en globales, pues el repositorio de armamento municiones y equipos que le suministra a Rusia, debería guardarlos para su propia defensa; porque la avanzada de Hamás, ya está siendo leída por Israel como la punta de lanza de una escalada mayor.
Nuestra relación con EE UU se mantiene dentro de lo que ha venido ocurriendo hasta ahora, donde los únicos canales de comunicación habían sido los relacionados con el rescate de los rehenes, y ampliado ahora, por esta única vez, al tema migratorio con los detenidos allá que nos van a mandar para aquí.
Ellos insisten en que las sanciones continúan, y que no reconocen al gobierno de Venezuela. Hay un reducto de izquierda en la Casa Blanca, que, como es de esperar de ellos, impulsa matrices de información/ desinformación, dirigido por Juan Gonzales, quien, disimuladamente se mueve más en la línea de Bernie Sanders, que en la de su jefe, que es Joe Biden.
Por eso, lo de las repatriaciones, no tiene más significado que el que pueda tener con Haití y Cuba, que les devuelven a los tumultuosos. Teniendo mucho cuidado de no equivocarse, y enviar por error a alguien que, al llegar, pueda caer en manos de una retaliación política, porque aquí, eso sí podría ser grave.
Recomendación
*Al gobierno: que revise las posibilidades de traspaso al sector privado de las empresas en manos del Estado, comenzando con el sector eléctrico. Que no olvide la lista de empresas expropiadas, tomadas y cerradas, que deberían ser revisadas en su viabilidad económica y auto sustentabilidad, para pasarlas al sector privado, utilizando como plataforma al mercado de capitales.
*A la dirigencia opositora: que fortalezcan la relación de los dirigentes con las bases opositoras, porque son las que, al final, de una forma o de otra, van a zanjar las diferencias, y van a poner en perspectiva las relaciones de fuerzas internas. Lo razonable sería que, pase lo que pase con las primarias, siempre tengan un plan B para desarticular a los alacranes y escorpiones, que son los más peligrosos. El principal antídoto para ese veneno, es sacar a la luz pública y denunciar los acuerdos y maniobras dentro el ex G3 y G4, y en la plataforma unitaria.
*A la dirigencia empresarial: que en la medida que se caldea el panorama político, y se busque involucrar a los empresarios, tengan la sindéresis de tomar distancia y evitar la sobre exposición de su cercanía al gobierno, porque eso, más pronto que tarde, les va a pasar factura. Mi ejemplo de siempre, es lo confortable que es acercar las manos a un brasero cuando hace frío, pero si se acercan más de la cuenta, seguro se van a quemar, y quedarán cicatrices.
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El Nacional