Oscar Fuenmayor: La pregunta del referéndum

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Aquí hay algo muy raro.

El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, señaló que, tras consultas con la Comisión a la Defensa del Territorio Esequibo, se decidió convocar a un referéndum consultivo, no para preguntar si se decide o no si el Esequibo es nuestro, ya que ese es un supuesto plenamente aceptado, sino para que “el pueblo ordene directamente las acciones que el Gobierno debe tomar para defender el Esequibo”.

Es muy curioso que si el Pueblo nunca ha sido convocado a gobernar ni a ordenar nada como lo exige la democracia participativa y protagónica, ahora se nos solicita que le digamos al gobierno lo que se tiene que hacer para defender el abandonado Esequibo. Desde el 2013 debimos ser consultados y convocados a participar, conjuntamente con el Gobierno a construir la Venezuela de todos, para que juntos afrontáramos las crisis que ya se anunciaban en el horizonte. Pero el Gobierno prefirió consultar a Fedecámaras y transnacionales ignorando la voluntad transformadora del Pueblo. Por eso no hemos sido consultados ni convocados para combatir la corrupción ni para superar la ineficiencia del servicio eléctrico, de agua, internet, salud, etc. Ignorados, hemos venido muriendo de hambre en la oscuridad.

Podríamos preguntarnos: ¿Realmente el pueblo está en condiciones de ordenar tales acciones a un gobierno que toma mas en cuenta a Fedecámaras y a empresas transnacionales que al Pueblo?

¿Por qué no se consultó a los trabajadores públicos para congelar las convenciones colectivas? ¿Por qué el todopoderoso gobierno que controla el Tribunal Supremo, la Asamblea Nacional, el manejo de PDVSA, la política internacional, las libertades políticas y ciudadanas, los servicios públicos, las convenciones colectivas, el CNE, etc., pero sin que los ciudadanos participen democráticamente y con poder en esas instancias, solicita ahora nuestro dictamen en este caso contaminado de abandono?

El verdadero objetivo del referéndum consultivo

Mientras se acercan las elecciones, el hambre, la crisis por los servicios (particularmente el servicio eléctrico) y las protestas de los trabajadores públicos le hace muy difícil al Gobierno mantener esa “paz social” que todos sabemos lo que significa.  El país parece un volcán a punto de hacer erupción por todas partes. No faltará algún alumbrado del partido que dirá que se está usando a los maestros, jubilados, pensionados y trabajadores públicos para crear condiciones para la desestabilización que necesita el imperio. Y, dado que el asunto del Esequibo se ve como incierto y puede tener consecuencias electorales, el mismo alumbrado expondrá la necesidad de mantener el control del país para que las protestas no perturben la unidad nacional que se requiere en estos momentos. Y ¡listo!, se le pedirá al Soberano través de la pregunta que faculte al Gobierno a ejecutar cualquier medida que considere necesaria para garantizar la defensa del Esequibo. Sería algo así como un estado de excepción. Una minoría circunstancial que vote podría lograr este resultado.

Con facultades excepcionales pueden hacerse muchas barbaridades, algunas de las cuales ya se han practicado, como la presencia de la guardia nacional dentro de centros de trabajo. La sustitución de educadores por milicianos seria otra barbaridad posible.

Que el Gran Hermano nos agarre confesados.

 

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