Papel Literario del 15 de octubre de 2023, por Nelson Rivera

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Amigos lectores:

I. Arranca esta edición con la conferencia que Manuel Caballero leyó en noviembre de 2003, titulada Rómulo Betancourt: política, democracia y nación. Con ella se inauguró un simposio que entonces organizó la Fundación Raúl Leoni -25, 26 y 27 de noviembre-, para revisar “La democracia: de Rómulo Betancourt a Hugo Chávez”. A las semanas de realizado, circuló el libro que reúne las nueve conferencias -de CaballeroCarlos Raúl HernándezMiguel RodríguezEmeterio GómezElsa CardozoLuis Pedro EspañaNelson RiveraHumberto Calderón Berti Henry Ramos Allup– así como las transcripciones de las intervenciones de los comentaristas a cada una (los comentarios a la conferencia de Caballero fueron de Ramón J. VelázquezÁngel Lombardi Herbert Koeneke). Antes de leer su conferencia, que en alguna medida esbozaba las líneas centrales de su libro publicado el año siguiente, Rómulo Betancourt, político de nación, Caballero expresó su desacuerdo con el nombre de simposio, y dijo ese día: “Debo comenzar protestando por el título que se le ha puesto a estas reuniones, “La democracia de Rómulo Betancourt a Hugo Chávez”. Si se trata de comparar ambas personalidades, es, por decir lo menos, una demostración de desmesura. Se puede tener la peor opinión de Rómulo Betancourt (y quien escribe esto fue en vida suya su opositor vehemente y despiadado), pero ninguna comparación es posible: Betancourt es un hombre de Estado, Chávez un aventurero sin principios; Betancourt es uno de los cinco personajes más importantes en la historia de Venezuela (los otros son Simón Bolívar, José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez); Chávez ingresará en nuestra historia como Boves y Martín Espinoza por su vesania destructiva, como Julián y Cipriano Castro por su inepcia y verborrea. Si lo que se trata es de señalar los límites de un período de la historia de Venezuela, como historiador ese tipo de división nos interesa bien poco: preferimos seguir el sabio consejo de Lord Acton: estudiar problemas, no períodos”. Lo que sigue, a continuación, es la conferencia, fluida y brillante. Está en las páginas 1, 2 y 3.

II. Tuvo El Nacional de la primera época, la fortuna de tener a Federico Pacheco Soublette, como uno de sus reporteros insignes, en la calle y en la redacción. Los testimonios hablan de un profesional que contagiaba a quienes le rodeaban. Resulta que, en un libro de gran utilidad, compilado y editado por Ramón Rivas Aguilar18 de octubre de 1945. Nacimiento de la Democracia venezolana -contiene valiosos documentos para la comprensión de aquellos hechos todavía en debate-, encontré Ochenta horas de revolución. Diario de un reportero, de Pacheco Soublette, que reproduzco en la página 4. Entre otras cosas me ha devuelto a un tema que se repite una y otra vez, la de los peligros que deben sortear los reporteros, cuando la violencia política toma las calles. Página 4.

III. Alfredo Gorrochotegui Martell es un académico chileno-venezolano residenciado en Chile, quien, entre otros asuntos, se ha interesado en el pensamiento de Gabriela Mistral sobre la Educación. Es Profesor Titular de la Facultad de Educación, Universidad San Sebastián. El artículo que publicamos en la página 5Rómulo Gallegos, el hombre cabal. A los 75 años del golpe militar en su contra, constituye un homenaje al político, al civilista y al escritor: “Gallegos influyó profundamente en muchas personas que convivieron con él. Inspiró a innumerables jóvenes tanto del ámbito literario, como del ámbito político. Fue uno de esos maestros que dan lecciones no solo en la sala de clase, sino en su propia casa, alrededor de una comida, en la calle, haciendo un paseo, en una tertulia familiar, etc. Son muchas las evidencias de este legado”.

IV. En unas pocas semanas se han publicado Bitácora del yantar, antología de textos gastronómicos de Juan Alonso Molina, con un prólogo de Ocarina Castillo D’ImperioMiro Popic, por su parte, acaba de publicar Leer para comer. 14 ensayos de culinaria. A lo anterior se suma el volumen digital publicado por Banesco y Cyngular70 años de Crónicas gastronómicas, que ofrece una plural selección de 65 textos, muchos de ellos escritos por los autores fundamentales de la escritura gastronómica venezolana. En este estimulante marco de hechos editoriales aparece Historia y semiología de la alimentación en América Latina (Ensayos sobre la razón culinaria), de los académicos Luis Ricardo Dávila y Rafael Cartay, ambos profesores eméritos de la Universidad de Los Andes y estudiosos de la cuestión gastronómica. La entrevista que les hice viene en las páginas 6 y 7. Además, en la página 8, reproducimos tres fragmentos del libro, que dan buena cuenta de los intereses y la prosa resultante de la interacción entre los autores.

V. En el 2022 apareció en inglés, Things are never so bad that they can’t get worse (Inside the collapse of Venezuela), de William Neuman, ex corresponsal de The New York Times en Venezuela, durante varios años. Antes de ser traducido al español cosechó elogios y premios. Ahora, traducido por Sandra Caula para la Editorial Dahbar, circula con el nombre de Todo se puede poner peor. En las páginas 9 y 10 se reproducen fragmentos que narran la escenificación -en su fondo, patética y reveladora de la naturaleza farsante del régimen-, de la inauguración del Cabletren, cuando todavía no estaba listo. El material pone de bulto, no solo el atractivo del libro, también muestra el modo en que los reporteros de raza como Neuman, realizan su trabajo para beneficio de los lectores.

VI. Maite Espinasa Vilanova se estrena como autora con Cerca del cielo, libro de memorias, concentrado en un tema que cada día nos concierne más: la historia de la migración, en este caso de una familia catalana, que llegó a Venezuela huyendo de la Guerra Civil de España y de la dictadura de Franco. La presentación del libro estuvo a cargo del cronista y narrador, Héctor Torres: “Una bella historia que, valga subrayar, ofrece un testimonio fresco y reflexivo, sin ínfulas pedagógicas, acerca de estos raros tiempos que vivimos, en los que toda certeza quedó demolida, y con los que, cuando el piso deje de moverse, intentaremos construir un relato de país que nos cobije a todos. Esta que nos ocupa comienza precisamente en la exacta mitad del siglo pasado. Agosto de 1950, para ser exactos, en el momento en que Antoni Espinasa i Masagué, acompañado de Teresa Vilanova i Llambías, uno de los miles de europeos que vinieron a probar suerte en Venezuela, escribe una carta a bordo del Monte Arnabal”.

En la misma página 11, una breve Crónica del salitre, de Evaristo Marín, en la que reivindica lo anecdótico, el habla cotidiana, el humor, versos que circulan en los pueblos de Margarita.

VII. La atrocidad tiene sus propias reglas: entre solo leer las noticias y ver los videos de lo sucedido en Israel, la diferencia es casi la que hay entre ver y no ver. Y estoy entre los que han visto las imágenes de la atrocidad: el amontonamiento de cadáveres, la carnicería, el paso de la indefensión al exterminio. Entre el silencio de las imágenes se levantan el estupor, los gritos de los inocentes. De los indefensos. De los ejecutados. Es lo inaceptable. Lo puro inaceptable.

 

Nelson Rivera

 

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