Venezuela ha hecho muy mal uso de sus recursos petroleros. Ya desde 2012, dada la baja de la producción, el gobierno venezolano comenzó a importar insumos para la elaboración de combustibles, incluso compró gasolina a países no alineados a precios internacionales, que luego vendió dentro del país a precios subsidiados. Este modelo fue empobreciendo la industria petrolera.
Durante ese año 2012 las compras fueron significativas (3 millones de barriles en diciembre,
igual que en 2016 (2 millones de barriles en noviembre), mucho antes de las sanciones petroleras del Tesoro norteamericano. Ni siquiera después del paro petrolero de 2002 y 2003 Venezuela necesitó comprar tantos derivados de otros mercados, en tanto que la producción y almacenamiento de ese entonces cubría la demanda interna.
Pdvsa firmo nuevos acuerdos con socios para su proyecto geopolítico con poca relación comercial, y geográficamente muy lejanos.
A lo largo de la inoperatividad de las refimerias Venezolana, llegó la imperiosa necesidad de esperar tanqueros cargados de combustible provenientes de Irán. Ahora más que nunca Venezuela depende de la importación para surtir el mercado interno. Luego se esperaba de que siete buques han arribado al puerto de José en el estado Anzoátegui, donde cada embarcación logro abastecer por aproximadamente 15 días las bombas de gasolina, pero eso solo es posible mediante un plan de racionamiento con base en un calendario estilo pico y placa.
Adicionalmente no hay hoy suficientes gandolas para distribuir el combustible y que no está claro el octanaje de esa gasolina, lo que ha generado serias dudas en la ciudadanía ante la falta de transparencia de los entes estatales.
Cómo el caso del mal manejo de la gasolina iraní en relación con las normas de bioseguridad que establece la Organización Mundial de la Salud.
En el país hay serios problemas de suministro y que, de 2.900 góndolas, solo hay operativas 600. “Las demás están en mal estado, pero se está creando la falsa sensación de que se están recuperando las refinerías”.
Hoy se repiten las colas en las distintas bombas del país como consecuencia de las irregularidades en el suministro de combustible.
Hasta la fecha no hay claridad para una resolución de la escasez de combustible. Venezuela seguirá teniendo problemas para importar la gasolina y los insumos que se requieren para producirla in situ debido a las incalculables deudas de la estatal Venezolana y a eso se le suma la falta de seguridad jurídica, pero también como consecuencia del ocaso de una industria que antes fue próspera. La producción sigue comprometidas con convenios que hoy se desconocen y Venezuela tampoco cuenta con recursos para el pago de las importaciones.
Es evidente la falta de inversión en la industria del país en estos últimos 24 años de revolución.
@willian_wilito