Carlos Cruz: Valencia durante la muerte del general Juan Vicente Gómez I y II

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En el estado Táchira y en las tierras de “La Mulera” nació Juan Vicente Gómez Chacón, hijo de Pedro Cornelio Gómez y Hermenegilda Chacón Alarcón.

Este particular andino se convertiría en el vigésimo octavo presidente de Venezuela a partir de 1830, permaneciendo en el poder durante 27 años desde 1908 hasta 1935.

En la ciudad de Valencia para la fecha de su fallecimiento el estado Carabobo estaba presidido por un primo del presidente, el general Santos Matute Gómez y la autoridad militar la ejercía el para entonces coronel Félix Celestino Hernández, quien despachaba desde el cuartel Anzoátegui ubicado en esa época en el centro de Valencia.

Al conocerse la muerte del presidente de la República, el coronel Hernández relató que era lógico que el pueblo diera rienda suelta a toda aquella carga de sentimientos retenidos por mucho tiempo y por tal razón los ciudadanos se desbordaron a las calles y plazas de la ciudad cantando consignas de libertad.

En ese momento, el coronel Hernández para lograr conducir las manifestaciones en la mayor calma posible mantuvo una posición de no reprimir a la gente aún sin la aprobación del gobierno nacional.

Evidentemente que los ánimos se fueron caldeando y en algunos momentos la situación se tornó más peligrosa; sin embargo, las acciones ejecutadas por el coronel Félix Celestino Hernández siempre basada en tratar en lo posible que todo aquello se convirtiera en un baño de sangre y ello por supuesto desesperó al presidente del estado Carabobo, Santos Matute Gómez, quien llamó a Hernández por teléfono y le dijo: “¿Está usted en cuenta de las manifestaciones del pueblo?”, “Sí General estoy en cuenta”, “Pues biensaque a las tropas para que disuelva al pueblo”, a lo que el coronel Hernández le contestó lo siguiente: “No se puede”, y Matute Gómez notablemente molesto le dice “¿Por qué no se puede?”“¿Por qué no se puede?”, “General porque es una manifestación cívica y no se puede disolver por las fuerzas de las armas” a lo que le responde Matute Gómez: “¡No! , no es una manifestación cívica, me insultan, me amenazan..”, “Sí, General, estoy en cuenta de todo eso…” a esto responde casi que gritando: “Le ordeno que saque las tropas para que disuelva el pueblo” y finalmente el Coronel le respondió: “le repito que no se puede” colgó el teléfono y de allí ordenó a los Coroneles Bernardo Lara e Isidro Evis, no obedecer las instrucciones del Presidente del Estado Carabobo y que estuvieran las tropas listas para cualquier eventualidad para que actuasen única y exclusivamente cuando el Coronel Hernández diga.

Carlos Cruz: Valencia durante la muerte del general Juan Vicente Gómez II

En la entrega anterior habíamos quedado en la discusión entre el presidente del estado Carabobo, general Santos Matute Gómez y el coronel Félix Celestino Hernández porque este no obedeció la orden de sacar las tropas a la calle para aplacar a la población argumentando que eso era una manifestación civil.

En vista de que la presión social aumentaba y las arengas contra Matute Gómez iban en aumento, este decidió salir de Valencia con un grupo de amigos a altas horas de la noche hacia la ciudad de Maracay.

En vista de ello, el coronel Hernández asumió el control completo de la ciudad y del estado a todo nivel, a excepción del Poder Judicial. Pero tenía que resolver un serio problema, pues tanto la policía como la llamada “Sagrada” estaban con actitud de no reconocer la autoridad militar y pretendían actuar por su propia cuenta.

Reporta el coronel Hernández que entre la policía del presidente del estado tenían 300 fusiles y 40.000 cápsulas, lo cual era un verdadero peligro porque representaba el preámbulo a un inmenso baño de sangre en la ciudad.

Lamentablemente, un capitán llamado Neptalí logró salir con “La Sagrada” disparando al pueblo. El resultado fue de varios heridos y lamentablemente y un muerto: un joven de apellido Codecido perteneciente a una familia valenciana de muchos años de tradición.

En ese sentido, se ordenó al teniente Rafael Villarroel que con un pelotón fuese a neutralizar a “La Sagrada” y este logró hacer el trabajo y se produjo el acuartelamiento de la policía y “La Sagrada”.

Al coronel Vegas (quien era jefe de la policía) se le comunicó que “La Sagrada” había cesado en sus funciones y que él debía hacer entrega del parque de armas a lo que se resistía y sabiendo el coronel Hernández que el Dr. José Antonio Cordido Freites era una persona amiga del jefe de la policía, le pidió el favor para que fuera hasta allá y tratara de convencerlo para así evitar un desenlace fatal dentro de las instalaciones de ese cuerpo de seguridad.

El Dr. Cordido Freites fue muy persuasivo con Vegas y le informó que su amigo el general Eustoquio Gómez había sido asesinado en la Gobernación de Caracas y Vegas les dijo: ”¿Cómo, mataron al general Eustoquio?” y Cordido le contestó: “Sí, porque a los tigres también les entra el plomo”. Con esta frase el coronel Vegas decidió poner a la orden su cargo y entregó el parque de armas y el mando de la institución.

A todas estas, en el Cuartel Anzoátegui ya no solo estaba el personal militar y los que habían reducido, sino que también habían ido hasta allá familiares de los funcionarios de la gobernación que no sólo utilizaron dicho cuartel, sino también las casas de amigos como refugio.

Sobre el caso de los miembros de “La Sagrada” el coronel Hernández se comunicó con el general López Contreras para solicitar de él su decisión sobre estas personas y este ordenó que fueran trasladados a Puerto Cabello, por lo que de forma muy discreta se contrataron los servicios de la línea de autobuses del señor Avelino Rodríguez para trasladarlos a Puerto Cabello de forma disimulada en horas de la noche y allá fueron entregados al general Aurelio Amaya, jefe del Castillo de Puerto Cabello.

Con esta acción se dio un paso muy importante en la consolidación del control de la ciudad y del estado con el menor número de bajas posibles gracias a una acción sensata, con sentido común y con mucha nobleza y respeto al pueblo carabobeño.

Bibliografía: Apuntes inéditos del Gral. Félix Celestino Hernández pertenecientes a mi familia.

 

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