Pascual Curcio M.: ISIS bolivariano

Compartir

 

En el año 1099, los integrantes de la primera cruzada partieron de la hoy ciudad francesa de Clermont hacia Jerusalén después de pronunciar su voto solemne de lealtad y recibir la sagrada cruz de las manos del papa Urbano II, convirtiéndose desde ese momento en soldados de la Iglesia; fanáticos religiosos con autorización para matar a los enemigos de Dios, a cualesquiera que, unilateralmente, ellos determinaran. Es así como irrumpen posteriormente en la ciudad de Jerusalén, realizando una brutal y sanguinaria masacre indiscriminada de todos sus pobladores incluso aquellos rendidos bajo el canto “Cristo ¡te adoramos!

No existe frontera entre el fanatismo religioso y el político, ambos se superponen porque parten del mismo punto de vista: imponer la posición propia contra cualquier opinión opuesta, omitiéndose cuando no irrespetando los valores democráticos de diálogo y tolerancia; de hecho, irremediablemente aun en nuestros tiempos sigue aconteciendo tal realidad humana y prueba de ello la tenemos en las instaladas teocracias en el mundo del Islam, una religión que nace en un escenario de guerra y necesita ser gobierno para cumplir con lo que sus seguidores consideran “la voluntad de Dios”, imponer su fe a como dé lugar. Es así como 915 años más tarde se evidencia la trágica unión entre ambos extremismos al suceder una sanguinaria acción similar a la acometida por los primeros cruzados en Jerusalén, pero esta vez el hecho acontece en la región geográfica conocida en el continente asiático como el Kurdistán, una etnia aun no reconocida mundialmente como Estado. Un ejército de fieles al Islam llamado ISIS – siglas en ingles de Estado Islámico en Iraq y Siria , capturó el espacio geográfico de la etnia kurda y declaró un califato en el año 2014, asesinando los “talibanes” a aquellas personas que no profesaran el Islam bajo el canto: “Al-lahu-àkbar”: Ala el más grande; siendo finalmente reducidos en febrero de 2018 por las fuerzas militares iraquíes con el apoyo de una coalición internacional de países.

Situación análoga sucede en la República Bolivariana de Venezuela aproximadamente desde el año 2015, donde su fuerza armada ha decidido violar la letra y el espíritu de la Constitución vigente obtenida mediante sufragio popular, universal y mayoritario de sus habitantes; Carta Magna que juraron hacer respetar en su momento y, mediante una validación por fraudulentas elecciones de inconstitucionales decisiones tomadas subsecuentemente desde ese entonces, se intenta instaurar en el país suramericano un régimen de gobierno llamado por ellos “Socialismo a lo venezolano”, certificación realizada en días pasados por el representante del Poder Ejecutivo Nacional en boca de su Ministro de la Defensa, un militar anti democrático, quien ya va para más de 8 años de “pasado” como se conoce en el medio militar y cuya generación ha sido totalmente jubilada, al dar por derogada la Constitución paradójicamente llamada bolivariana bajo las siguientes palabras, cito: “No pasaran, no serán poder político jamás en la vida mientras exista una Fuerza Armada como la que hoy tenemos, antiimperialista, revolucionaria y bolivariana…Yo creo que es bueno que lo entiendan”.

Tal fanatismo político no es otra cosa que la declaración definitiva para la instauración en Venezuela por la fuerza de la represión de las armas de un régimen totalitario, una copia del modelo de producción esclavista acometido en la isla de Cuba por el difunto dictador Fidel Castro a partir del año 1960; un régimen personalista camuflado como “socialista” simplemente para despertar las simpatías de unos soñadores académicos y luchadores sociales apegados al pasado y que nunca han dejado de ver en el ejercicio de la violencia la única opción de imponer sus ideas totalitarias; ideas que, sencillamente, no convencen y cuyo fondo político fundamentalista es sustituir un sistema democrático de libertades y garantías judiciales por una dictadura personalista donde el libre pensamiento es solo permitido al grupo de “talibanes” que ejercerían vitaliciamente la autoridad pública. Para tal fin, utilizan las armas y no el verbo, muy a pesar de la resistencia pacífica de un pueblo como el venezolano que se siente traicionado, el cual en medio de su desasosiego sigue creyendo y utilizando las armas democráticas que su votada Constitución ordena; pero poco le vale, el grupo de “talibanes” que se han apoderado del país siguen sometiendo su voluntad de libertad con la fuerza de las armas y limitando su posibilidad de acceso a los bienes y servicios básicos como política economica, generalizando una represión camuflada bajo la figura de “procesos jurídicos” y teniendo la generación de miseria como instrumento básico de dominación; en otras palabras, imponiendo por la fuerza de las armas la negación completa de la dignidad humana.

Aun el fanatismo religioso – político, caras de una misma moneda: tiranía, prevalecen en nuestro planeta después de casi un milenio de vida, al igual que los dogmas que lo alimentan.

Síntesis hoja de vida académica

Geógrafo Pascual Curcio Morrone, UCV- 1983; Especialista en Análisis de Datos, UCV– 1989; Especialista en Fotogrametría, IPO, ahora IFP, adscrito a la Universidad de Stuttgart, Alemania 1990; autor del libro “Un Cuento Helénico y Otros Más”, editorial Círculo Rojo, España, 2018. Cardenalitolito@gmail.com – Valencia, 31 de octubre del año 2023.

 

Traducción »