José Aranguibel Carrasco: ¿Juego trancado?

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¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! Isaías 1:16.

El gobierno venezolano queriendo hacer suya la conseja que dice “como la iguana cayendo y corriendo”, inició acciones “legales” a través del TSJ dejando sin efecto los resultados de las primarias opositoras del 22 de octubre, enfilando, además la persecución contra directivos de la Comisión Nacional de Primarias, encabezada por su presidente, Jesús María Casal, buscando de esa manera disminuir, minimizar y bajarle volúmen al ruido que les produce el triunfo de María Corina Machado que aún no superan, no digieren y le buscan una quinta pata al gato que traduce su malsana intención en no permitirle a la líder femenina, cueste lo que cueste, ser la candidata opositora a las presidenciales de 2024.

Lo cierto es que el oficialismo, una semana después de las Primarias, arremete en un mismo día y propina un doble golpe al hacer uso del “Estado de Derecho” por medio de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia y de la Fiscalía General de la República, quizá pretendiendo borrar de la memoria de la gente el hecho consumado en la gloriosa jornada comicial del 22 de octubre. La verdad es que no terminan de reponerse del balde de agua fría que significó que la ganadora obtuviera el 93 por ciento de la votación, cuando oleadas de hombres, mujeres, jóvenes y venezolanos de la tercera edad, respondieron al llamado a votar en grandes o pequeñas ciudades, pueblos y caseríos.

Asimismo, gente, mucha gente fue la que salió a sufragar, desestimando recuerdos de saboteos de fascinerosos grupos de motorizados, saboteadores y mercenarios pagados, pero también, desafiando la lluvia, el calor y los rayos del Sol, cual legiones de hormiguitas tampoco la naturaleza logró derretir la esperanza de miles de personas. Ese día, desagradables episodios fueron mínimos, no así otros contratiempos, obstáculos y problemas que a lo largo del tiempo ha tenido desde su creación, la Comisión Nacional de Primarias hasta llegar al 22 de octubre cuando sabemos lo sucedido.

En un notable estado de ánimo lleno de rabia, miedo, pánico e histeria, los venezolanos vimos un día después de las Primarias a prominentes dirigentes del chavismo cantar fraude, estafa, engaño y mentiras sobre la validez de un proceso electoral opositor que ha acelerado la conformación de una estrategia oficialista coercitiva que busca revertir sus resultados, llegándose este lunes, a su primer paso de desconocer, invalidar o anular la jornada gloriosa que, dentro y fuera del país, los sorprendió la inimaginable votación de más de 2 millones 400 mil personas que sufragaron en condiciones y en lugares nunca antes vistos.

Las acciones “legales” esgrimidas por ambos órganos del Estado, Sala Electoral del TSJ y MP, es lo mismo decir que están “establecidas para penalizar a los infractores, administrativa o penalmente, con fuerza de Ley, conforme a la naturaleza de la falta cometida y a lo establecido en la legislación del país”. Sin embargo, abogados, académicos y especialistas conocedores del Derecho Constitucional dicen otra cosa. Este es el caso que nos ocupa hoy cuando estamos en presencia de una violación flagrante al Estado de Derecho. La maniobra delata, desnuda y exibe una conducta muy parecida a lo que ha vivido la oposición en la Nicaragua del Emperador Daniel Ortega Saavedra.

En la tramoya organizada y puesta a rodar sin guardar las formas, observamos que otro de los pasos ha sido citar a comparecer ante fiscales del Ministerio Público a Jesús María Casal y Mildred Camero, presidente y vicepresidenta de la Comisión Nacional de Primarias, respectivamente, además a Roberto Abdul y a delegados regionales de la CNP. Lo cierto es que el desespero oficial vulnera cualquier ambiente de convivencia y respeto. Sin embargo, es de entender que lo hecho hecho está y que comprendiendo que el miedo es libre, estas reacciones del gobierno no deben sorprender a nadie.

En todo caso los venezolanos debemos estar anímicamente preparados y la dirigencia política debe hablar con la verdad, sin ocultar, mentir ni crear falsas expectativas que lo que provocan es más angustia, estrés y desespero. El chavismo, estoy convencido, no transigirá, cambiará de opinión ni modificará su posición de aceptar revertir los derechos políticos a María Corina Machado, permitiendo y facilitando, ni remotamente, que su nombre pueda inscribirse en 2024 ante el CNE, porque de allí su ascenso a la Primera Magistratura Nacional sería solo cuestión de tiempo.

Es lo lógico, sensato y democrático, pero no olvidemos que estamos en un país, digamos nada normal, donde el Estado de Derecho y la separación de los Poderes Públicos existe solo en el papel. No es un secreto que cualquier decisión trascendental pasa primero por el filtro de Miraflores.
Que se entorpezca, retroceda o desaparezca lo firmado hace 15 días en Barbados poco le importa al oficialismo. A ellos, lo que digan, piensen o dejen de decir en la Casa Blanca no les produce frío ni calor. En el petróleo venezolano que necesita la nación del norte, –en cantidad y cercano a sus costas–, pueden depender algunos pasos. En buena medida en ese punto podría estar la diferencia del problema. El juego paralizado, detenido y en pausa seguramente vuelva a reanudarse cuando Mister Baiden suene otra vez el silbato. A buen entendedor sobran las palabras, pero lo que está a la vista es que el juego está trancado.

Lo digo, porque como usted que lee, soy víctima de los mismos males que nos golpean a los venezolanos cuando padecemos, sufrimos y soportamos el dolor, tormento y martirio de lidiar de Sol a Sol, de noche o madrugada con extensos apagones eléctricos. No tener a diario agua potable en el hogar. Que asistir a un hospital significa lo mismo que regresarse a la casa por la escasez de todo. Que oir a los jóvenes decir que se van por no tener futuro es una tragedia. Escuchar que pensionados y jubilados mueren de hambre, mengua y carezcan de medicamentos es otra realidad. Saber que un alto porcentaje de niños crecen desnutridos o que la extrema pobreza ganó terreno en millones de hogares venezolanos, es una herencia que nos ofrece el peor gobierno del país.

En fin, es la Venezuela que tenemos donde los que seguimos pisando su suelo no debemos desanimarnos, frustrarnos, desmovilizarnos ni mucho menos estar ganados a tirar la toalla, entregándonos al lamento a lloriquear, ni a creer que no hay salida. Tampoco eso es válido para los millones que están fuera del país. Puede perderse una batalla, pero no la guerra. La electoral es la vía. No hay otra que no sea la confrontación democrática como la expresada el glorioso domingo 22 de octubre, cuando hasta saliendo debajo de las piedras miles de votantes
gritaron Gloria al Bravo Pueblo.

¡Amanecerá y Veremos!

 

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