El poder lo contamina todo, es tóxico. Es posible mantener la pureza de los principios mientras estás alejado del poder. Pero necesitamos llegar al poder para poner en práctica nuestras convicciones. Y ahí la cosa se derrumba, cuando nuestras convicciones se enturbian con la suciedad del poder. José Saramago.
Andrea Ortiga que sin equívoco puede llamarse Luzbel, es una de “les muñeques” de la casa de estudios superiores. Es un “engendro no estudiantil”, que cual criminal victimiza a la universidad y la viola consuetudinariamente, pues de manera ilícita se ha auto conferido sin estudiar, diversidad de títulos académicos ilegítimamente. Pero no únicamente a sí misma, sino a todos sus familiares a los cuales ha ingresado a trabajar en el recinto y también a los que no trabajan allí. De modo que no es solo una Ortiga; sino una familia instalada en la universidad. Las hermanas Ortiga, conocidas como las pringamosas; han detectado las rendijas de seguridad del sistema universitario y lo burlan. Las pringamosas son de esas delincuentes intocables a quienes los jefes sin escrúpulos convenientemente dejan hacer y deshacer para que se mantenga incólume la red de corrupción intramuros, en el grupo estructurado de delincuencia organizada de venta de títulos universitarios falsos putativos.
La universidad está plagada de los familiares de las Ortiga, para hacer bulto y tener personas que le respalden en cayapa las acciones delictivas en protección del dúo que mayormente opera impunemente dentro de esta alma mater corrupta, donde para darle pan y circo a la opinión pública; sus superiores son cambiados, destituidos o rotados en alternancia para chupar de la corrupción. Pero a las Ortiga, que son temerarias y saben el oficio en el crimen del proceso de la falsificación de títulos académicos; a ellas no las tocan, sino que las dejan ostentando autoridad y protegidas en calidad de jefas, porque los miembros mafiosos del gobierno universitario saben a quienes deben acudir para que les enseñe a las autoridades de turno “el arte de forjar títulos” para que estos pergaminos salgan o sean conferidos como originales aunque son ilegítimos”. Con antecedentes y récords en los procesos y procedimientos de forjar, plantar o alterar calificaciones o notas y de cualquier documento necesario para transgredir la seguridad y exigencia del sistema, estas hermanas y el nepotismo que tienen instalado; son experimentadas en construir profesionales chimbos. Lo que deja en dólares y en pluralidad de patrimonios, groseras e ingentes ganancias ilícitas y punitivas al depredar del nombre y el “prestigio” de esta casa de estudios superiores, burlarse de la sociedad, de las leyes, de la moral y de la ética. Y un desprecio inmerecido a los egresados honestos que estudian de verdad, pero cuyos títulos caen en tela de juicio por egresar de esa casa de estudios.
La pran de las Ortiga, la tribada Andrea, es altamente osada e irreverente. Se le puede sorprender con las manos en la masa y se las ingenia para disuadir a su captor que está equivocado, haciendo uso de los argumentos que proporcionan los dólares y otras retribuciones nada santas. Y luego de protagonizar un teatralizado escándalo la trasladan a otras áreas donde supuestamente debiera ser inocua, pero ella está programada para delinquir. Además la premian colocándola de jefa. He allí la estrategia de Andrea, mantenerse dentro de la universidad, ostentando cualquier jefatura o sin ella, donde pueda gozar de acceso a las computadoras y tener a su alcance los documentos para alterar la data de los sistemas. Y eso lo hace personalmente o a través de sus secuaces.
Troyanos con rostros de ángeles.- Algunas veces la maldad se oculta tras un rostro hermoso. El rostro no es sinónimo de decencia ni de maldad. Y no es el rostro el que delata la belleza o la fealdad de la personalidad de la gente. Caras vemos, malas mañas no sabemos, ni virtuosos conocemos. Narraba un funcionario el hallazgo de ayer. Esa tarde entré a una oficina y vi a una chica sola, que aprovechaba la ausencia del personal. Ella es Andrea Ortiga, adquisición de la mampara delincuencial; quien se mostró presurosa en esconder la cabeza y lo que hacía en la computadora cuando calibró mi presencia. Pero al cabo de unos segundos con extrema desfachatez ni se inmutaba, continuaba alterando las calificaciones de los estudiantes que le pagaron por figurar aprobados con altas notas sin haber estudiado. Y concluí, que nada bueno se sigue haciendo en esta organización del crimen. Igual vi en Andrea a un Ángel con una maquiavélica actitud, que respalda la descomposición, la putrefacción, la podredumbre, la peste, la fermentación, la corruptela, la depravación, la perversión, el vicio, la prostitución de los valores, el envilecimiento, la deshonestidad y recordé que también hay ángeles malvados de hermosura externa, pero de demoniaca personalidad. Por eso, más vale ser feo y bueno que guapo y perverso.
Lo que sea para infiltrarse.- Andrea, es camaleónica, y con ardides lisonjeros siempre le “jala bolas” al flamante superior. Por ejemplo y aunque parezca insignificante, entre tantos ardides, ella da el primer paso de acercamiento identificándose como una posible amiga y pone en marcha aquella zancadilla a la que la mente humana siempre responde a los halagos automáticamente de manera agradable y por acto reflejo. Por lo que Andrea Ortiga, resaltando de manera rimbombante el nombre del recién llegado, le regala digitalmente en grupos de whatsapp su nuevo carnet en la universidad. Entonces el interfecto quien se siente inflado y agradecido al ver su foto en un carnet con su nombre y su cargo, se desarma de agradecimiento ante tan grata e inesperada bienvenida. Así de entrada, Andrea Ortiga, explota y saca provecho del ego y de la vanidad del nuevo jefe. Y ello lo repite cíclicamente con cada jefe que se sucede, en una táctica de desarme emocional, rompiendo el hielo con segundas, terceras y muchas malas intenciones; cual es tener un aliado o cómplice que se haga de la vista gorda y la reclute en su gestión como alta colaboradora, siendo precisamente un troyano del sistema.
El salto cuántico de Andrea Ortiga.- Cual dependiente de mostrador de panadería, Andrea es la que prepara el pan de la corrupción de títulos en la universidad. Como si fuera poseedora de una máquina del tiempo, se salta los lapsos y todos los ciclos los ha acortado. Lo que a unos les toca años, ella lo ha obtenido en meses, no obstante le parece eterno. Pero lo acepta para aparentar que sus títulos son producto de su esfuerzo académico e intelectual en los tiempos y los procesos requeridos. Además con apabullantes epidemias de veinte puntos se muestra sobrada alardeando y afrentosa para con los verdaderos estudiantes. Andrea Ortiga entró a trabajar en esa “sensible oficina” en la universidad sin ni siquiera ser Bachiller y al poco tiempo sin estudiar, ya es técnico superior universitario, luego licenciada, luego magister, hasta ostentar el título de doctora. Andrea Ortiga se saltó todos los tiempos reglamentarios y como un archivo comprimido en zip, ella y su hermana son cuádruples coronadas académicamente. Y si la universidad llega a ofrecer post doctorados, seguramente ellas y toda la familia Ortiga encabezarán como pioneros tramposamente los listados de los nuevos egresados PhD.
Competencia por delinquir.- Lo realmente nauseabundo es que en esa universidad todos conocen de donde cojea cada cual y están contestes de la pudrición que hierve en esa casa de estudios. Todos se conocen entre sí y se justifican alegremente. Todos tienen conocimiento de lo que cada cual hace en provecho de la delincuencia interna y se tratan entre sí como si realmente fueran señoras y señores decentes. La pomposidad y la jactancia que les insuflan los cargos que ostentan es perversa, toda vez que la sociedad sabe que es un antro de perdición y de criminalidad. Pero quienes se mantienen dentro cerrando filas en la descomposición moral que caracteriza a esa desprestigiada universidad, se ufanan de formar parte de ella y creen estar justificados si todos están haciendo. Habrá alguien decente que trabaja con ellos, pero al mantenerse ahí dentro, lo que hace es cohonestar la criminalidad interna y su presencia le lava la cara a los corruptos. De modo que si eres una persona decente y permaneces en esa universidad corrupta, siendo así, tú también eres corrupto. ¿Qué esperas para irte de allí? y marcar la distancia obligatoria para que nadie en lo futuro pueda señalarte que formaste parte de un equipo corrupto y criminal.
Andrea Ortiga está posicionada por tu culpa.- Dejar a Andrea que siga haciendo lo que hace, sabiendo todos lo que hace, es encubrirla a ella y a su negocio de venta de títulos universitarios originales falsos putativos e ilegítimos. Cada cual ha recibido noticias e información de quienes son los delincuentes intramuros, pero se hacen de la vista gorda como si no tuvieran conocimiento de lo que cada quien está dedicado a hacer en el grupo de delincuencia organizada. Tu que pregonas decencia y corrección, te están quedando muy mal tus golpes de pecho, mientras a sabiendas de quiénes son los corruptos y lo que cada cual ejecuta en su momento y en su fases; en vez de desarticular el negocio, haces caso omiso y no tomas medidas, sino que por el contrario volteas la mirada y dejas hacer y dejas pasar. De modo que tú formas parte de esa organización, no por trabajar allí en la universidad; sino por trabajar en el proceso de forjar títulos desde el mismo momento que permites que figuren como estudiantes personas que no son estudiantes, desde que sabiendo del fraude no gritas fraude, cuando corrompen las calificaciones, por falsas, por forjadas, por alteradas o por montadas tal cual una plantilla y no los dejas evidencia ni los haces pasar pena delante de la poca decencia que pueda existir en esa alma mater. No hay excusas, si tú sabes lo que ahí adentro se hace y te quedas, es porque andas buscando ganancias ilícitas a costa de la criminalidad universitaria. Entonces no eres decente. Todos se olvidan de sus almas para el momento en que deban dar cuenta ante el tribunal de Dios y nadie se viste de cilicio y nadie ortiga su alma para salvarse de la condenación eterna, sino que se dejan vencer por la tentación y la corrupción.
Y los llamados soberanos, en diferentes tipos de gobiernos, son simplemente las cabezas o jefes, de diferentes bandas de ladrones y asesinos. Lysander Spooner.
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