Alex Vallenilla: La carta del Esequibo

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Cuando una sociedad está perdiendo la capacidad de mantenerse a sí misma, parte de su población, de su territorio y es desmantelada, está en colapso. Así ocurrió con sociedades complejas en el pasado, que ya no existen hoy. En la crisis venezolana, la enorme mayoría no logra producir lo que consume, es decir, según Thomas Homer-Dixon, su tasa de retorno energético, ni siquiera está 1:1, sino por debajo. Parte de la población emigra y ahora hay riesgo de perder territorio.

La caída de la industria petrolera venezolana, dejó a los venezolanos con más de 70 % de pobreza. Citgo está perdiéndose y ahora se suma el tema del Esequibo.

Pueblo, gobierno y territorio

Actualmente, la población venezolana trata de sobrevivir la crisis, después de más de 10 años, con 65 % de la caída del PIB. Al mismo tiempo, el gobierno chavista-madurista, concentra sus esfuerzos en no caerse. Si la sociedad no se diluye, entonces se adapta a la nueva realidad, para sobrevivir. En ese entorno, se desarrolla también una crisis política, que es otra pieza del enorme rompecabezas en que se convirtió la crisis venezolana.

Normalmente, el Estado se compone de pueblo, territorio y gobierno. Si falta uno, no hay Estado. Además, está obligado a defender su soberanía. El desplome de las instituciones, la pobreza de la población y la crisis política, son factores que permiten que otras sociedades, con menos problemas, se anexen los territorios de la sociedad colapsada. La misma, por su caos interno, es incapaz de defenderse.

Posición desventajosa

El asunto con el Esequibo no llega por casualidad. Ya se vio el colapso de Pdvsa, que es una bendición para las petroleras extranjeras. Tanto las de Occidente, como las de los aliados China-Rusia.

El gobierno de Nicolás Maduro, plantea un referéndum para consultar sobre la posición del pueblo venezolano, ante el Esequibo.

En vista de la crisis geopolítica mundial, Washington se acercó a Caracas. A Miraflores le ha tocado negociar con la Casa Blanca, en posición desventajosa. Sobre el gobierno venezolano pesan sanciones, acusaciones e investigaciones por presunta corrupción, narcotráfico y violación de Derechos Humanos. Mientras Caracas, apenas tiene haber permanecido en el poder, tener control militar y de la industria petrolera o lo que queda de ella.

Subiendo la vara

Caracas quiere subir sus puntos, para un mayor equilibrio. Tras el otorgamiento de licencias para las sanciones, China compra un millón de barriles, a través de la bolsa de Shanghái, y el gobierno venezolano anuncia que esos barriles pueden ir a EEUU, si se retiran las sanciones. El negocio se cierra en yuanes digitales. El viaje a China, por parte de Maduro, tenía como propósito, mejorar su posición en ese marco de negociaciones.

Fue un claro mensaje a la Casa Blanca

Miraflores juega otra carta. Ya sea que el “Sí” o el “No” resulten ganadores en ese referéndum, le sirve cualquier resultado. En el primer caso, Caracas podrá alegar que tiene un mandato soberano y consultado al país, sobre sus nuevos pasos. El reclamo de Venezuela por el Esequibo no le gusta a Washington, ni al resto de Occidente. Eso le dará a Maduro, aumentar su posición y extremar los tiempos, en ese esfuerzo por no caerse. Desde entonces tendría otro elemento en sus manos, en medio del pulso.

Si los venezolanos no se interesan por ese asunto, como aparentemente está ocurriendo desde algunos sectores de oposición, que están desconvocando la participación. Entonces, quedará en manos de Miraflores totalmente. Eso obligaría a Maduro a reconsiderar su postura y si tiene que irremediablemente entregar ese territorio, entonces será también otra carta en esas negociaciones, pero en otras condiciones. La Casa Blanca le quedaría eternamente agradecida.

La carta del Esequibo

En este juego del poder, el Esequibo es una carta. Depende de quien la sepa jugar saldrá beneficiado. Para tener presentes algunos aspectos, del rompecabezas que significa, acá quedan los siguientes a considerar:

Si la oposición desconvoca al referéndum, apoya a Washington indirectamente y en lo interno se opone a Maduro, con las consecuencias de ser tildada de apátrida en la disputa interna, y se hace corresponsable de la pérdida del territorio.

Para Washington, su mejor aliado, al final será, el sector que esté dispuesto a facilitar la entrega del Esequibo, sin la necesidad de que se dispare un tiro. Sea el gobierno, o la oposición.

Si la oposición convoca masivamente al referéndum, entonces se enfrenta a Washington, aunque señale políticamente que eso no es apoyar a Maduro, sino a la soberanía. En los discursos radicales y encendidos, se señalaría a la oposición de terminar aliada al madurismo. Esto es un aspecto que divide aún más a los factores opositores.

Los chinos, que operan en Guyana, junto a las petroleras norteamericanas, apoyan que Venezuela entregue. Para los asiáticos, es conveniente que Washington tenga un alivio del suministro de petróleo en su hemisferio y lejos de los mercados árabes, debido al proceso de «desdolarización» que llevan en Asia. Los rusos no apoyan esa idea, ya que más fluido de petróleo significa caída de precios.

Puede haber todavía mucho más en ese entramado.

@alexvallenilla

 

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