El grupo terrorista Hamas, y sus aliados y promotores, están tomando ventaja de las acciones contundentes del ejército israelí sobre la franja de Gaza. Pero mientras allí se libra una guerra a muerte- recordemos que el objetivo fundacional de Hamas es eliminar a Israel- en el mundo occidental, en Francia, Inglaterra, Alemania, EE.UU. y Canadá, por nombrar algunos, toman fuerzas las manifestaciones propalestina y en cierta forma antijudías y más allá, antizionitas (contra la existencia del estado israelita).
Estas manifestaciones que enarbolan las banderas de Palestina y, lo más grave, las de los grupos terroristas Hamas y Hezbolá, son alimentadas por la prensa internacional, que describe el inmisericorde bombardeo de Israel sobre la franja de Gaza que ya, incluso el fiscal de la Corte Penal Internacional, considera estaría constituyendo crímenes de Lesa Humanidad.
Ya pocos recuerdan que Hamás atacó a Israel, mató a más de 1.400 civiles israelíes (torturados, violados, asesinados y mutilados, así como bebés decapitados o quemados vivos) y secuestró a más de 200 de ellos.
Viene a la mente la guerra de Vietnam y, sin querer hacer similitudes, podemos decir que al igual que hace 60 años, la guerra se está ganado primero en la opinión pública. De esa guerra, el país más poderoso de la tierra salió con la tablas en la cabeza. La guerra se decidió en la mente del pueblo estadounidense y resultó en una pérdida de fe en el gobierno estadounidense.
Pero ahora es más grave, pues como dijo el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, Europa, pero eso va para todo occidente, ha cometido un grave error al crear en su seno, mediante una inmigración masiva, poblaciones que rechazan todas sus normas, valores y “bases constitucionales”. Y lamentó que en 2023, en Berlín, casi 80 años después del Holocausto, la gente, con total impunidad, grite en las calles “Muerte a los judíos”.
El tema aquí es que la opinión pública y en concreto mucha gente marcha a favor del pueblo palestino no distingue entre Palestina y Hamas.
Para Palestina hay una salida negociada, que existe desde 1947, es decir: un estado palestino y otro judío, pero el mundo árabe en esa ocasión lo rechazó, en un intento militar de eliminar al recién creado estado de Israel. También los acuerdos de Oslo (1993) mostraron una hoja de ruta que se frustro con el asesinato del primer ministro de Israel Yitzhak Rabin. Y esta salida de dos estados es la que la comunidad internacional apoya y promueve.
Para Hamas no hay salida negociada, pues su objetivo constitucional es la extinción del estado israelí.
Así las cosas, hay que distinguir entre el apoyo a una salida negociada para el pueblo palestino y el apoyo al terrorismo de Hamas.
Lamentablemente, esa distinción no se hace y se fomenta en occidente una opinión pública que al apoyar a Palestina, en si mismo apoyan a Hamas y su ideología de la intransigencia frente a las sociedades abiertas de occidente.
En resumidas cuentas, esto al menos pareciera estar echando más leña al fuego en la confrontación de estos grupos que, como dijo Kissinger, hacen vida en Europa y América, pero rechazan todas las normas, valores y las “bases constitucionales” de occidente. Y esa es la guerra que estaría ganando Hamas y los yijadistas al interior de occidente.