Román Ibarra: España

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Para algunos en su ambición desmedida, todo vale. Pedro Sánchez logró una alianza con lo peor de España para formar gobierno, en un país en el que la constitucionalidad construida a partir de los acuerdos de la Moncloa, no ha sido suficientemente fuerte para contrarrestar la arremetida a la que hoy se le somete.

Es increíble que el Estado español haya actuado con lenidad, y torpeza en la aplicación de la legalidad correspondiente a la magnitud del daño del golpe de Estado del primero de octubre de 2017, quedando a merced de los felones que hoy marcan la pauta para el establecimiento  de un gobierno, cuya desesperación por mantenerse en el poder le hace arrodillarse ante quienes tienen por bandera la liquidación de las formas acordadas desde 1978.

Las consecuencias del golpe separatista en Cataluña en materia económica, producto del abandono de empresas tradicionales para irse a otras comunidades, ha sido elocuente, y todavía está por verse lo que pueda ocurrir con el gran poder que tendrá el separatismo en el nuevo gobierno de Sánchez, a partir de que se apruebe la ominosa ley de amnistía que borra los delitos cometidos en Cataluña.

Vendrán por un nuevo referéndum, y su separación del conjunto español, pero con el agravante de que los costos económicos los pagará la sociedad española con sus impuestos. Es decir, España pagará por el cuchillo con el que se le cortará el cuello para dividirla.

En su afán por mantenerse en el poder a cualquier precio, Pedro Sánchez ofreció el oro y el moro, de lo cual, se aprovecha el separatismo, tal como quedó plasmado en los discursos de la sesión de investidura, asomando estos claramente su intención de ir por todo.

Es público texto del acuerdo con los separatistas catalanes, pero no hay texto conocido aún de los acuerdos con Bildu, es decir, el partido político de la ETA, los asesinos que promovieron durante largos años la barbarie en la comunidad vasca. Igualmente chantajistas e inmorales que los catalanes, pero conocedores de la disposición de Sánchez por lograr su objetivo de conservar el poder.

Suponemos que España ha de prepararse ahora para enfrentar, no sólo la ambición separatista de catalanes, y vascos, sino también de los grupos gallegos y canarios, lo cual, pone al Estado español en un disparadero peligroso.

Es increíble como la ambición desmedida de un solo hombre logra romper la convivencia del conjunto, incapaz este de prevenir o anticiparse a lo que ciertas acciones anunciaban con la invasión del poder judicial, y los medios de comunicación del Estado, entre otros. Logró Sánchez destruir la separación de poderes, y convertirse en un autócrata?

Falta mucho por ver aún. Lo cierto, es que con esta asunción se anuncia tempestad en el horizonte español, sin saber si lo que queda de contrapesos institucionales tiene capacidad para aguantar y revertir la amenaza de acabar la convivencia de los españoles.

El PSOE que dirige Pedro Sánchez es pragmático en exceso y al servicio de su egolatría y narcisismo. Fue capaz de humillar a dirigentes históricos como Felipe González; Alfonso Guerra; Joaquín Leguina, y otros, sin consecuencias.

Un sujeto que es capaz de plagiar una tesis doctoral; de enriquecer a empresas de sus familiares; de hacer concesiones a gobiernos extranjeros; humillar a sus nacionales al  ponerlos a vivir en barracas mientras recibe en hoteles de 5 estrellas a inmigrantes ilegales promovidos por mafias; de premiar a los delincuentes conocidos como okupas; de chuparle la sangre a los contribuyentes para mantener su burocracia corrupta, solo anuncia tiempos negros para España.

Pero hay que advertir también que la conducta de Sánchez es posible, gracias a que las fuerzas opositoras fueron incapaces de articular un discurso y propuesta creíbles para animar a los ciudadanos y hacer que los acompañaran con el voto mayoritario.

Ay España de mis amores, que mal te veo.

@romanibarra

 

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