El cine ha producido muchas películas sobre la lucha de ciudadanos por la libertad de sus países invadidos o contra regímenes dictatoriales. Siempre las vemos con admiración. Simón, del director Diego Vicentini, movió nuestras fibras más íntimas al narrar situaciones que ocurren a diario en Venezuela y, específicamente, la resistencia de los estudiantes. De los diálogos se derivan varias interrogantes. ¿Logran su objetivo esas acciones heroicas? ¿Hasta cuándo se debe luchar en una confrontación asimétrica en la que quienes tienen los poder asesinan, torturan, encarcelan y exilian? ¿Son cobardes quiénes delatan? ¿Son héroes quienes se quedan en el país e insensibles quienes se exilian? ¿Se vive mejor en el extranjero que en Venezuela?
Quizá el ejemplo más divulgado es el de la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. En la misma participaron campesinos, intelectuales, científicos y políticos. Frecuentemente, cuando la resistencia realizaba un sabotaje o una emboscada a una patrulla alemana, los nazis fusilaban a gente del pueblo más cercano, por lo que a veces la población rechazaba las acciones de la resistencia. Realmente solo algunas de esas acciones lograron cierto impacto. Francia se liberó a raíz del desembarco Aliado, que permitió que el general Leclerc entrara a Paris. ¿Valió la pena? Definitivamente que sí, ya que fue importante que un grupo de ciudadanos mantuviera la lucha por la libertad. De Gaulle y la resistencia fueron la bandera de la Francia que nunca se rindió.
En el caso de Venezuela, durante la dictadura de Pérez Jiménez la resistencia fue organizada por militantes de Acción Democrática y del Partido Comunista. Parte de esa resistencia está reflejada en Venezuela bajo el signo del terror 1948-1952: El libro negro de la dictadura, que circuló en 1952. Esta publicación contribuyó a denunciar ante el mundo los atropellos del dictador. La resistencia le costó la vida a varios dirigentes políticos y a algunos militares. En junio de 1957 se constituyó la Junta Patriótica, de cuyos miembros solo Enrique Aristiguieta Gamko es el único que está entre nosotros y sigue luchando contra esta nueva dictadura. Además, hay que reconocer el valor de los estudiantes, de los intelectuales y empresarios que fueron factor importante en los últimos meses de la dictadura. No lograron derrocar al dictador, pero gradualmente crearon el caldo de cultivo para que huyera el 23 de enero de 1958 por la presión de los militares.
El régimen actual ha asesinado, torturado, encarcelado a miles de venezolanos y ha obligado a exiliarse a millones. Inicialmente, la resistencia la asumió la sociedad civil. Marchas multitudinarias y protestas principalmente en Caracas, Valencia y San Cristóbal fueron reprimidas con violencia inusitada. Gradualmente, los partidos políticos asumieron la lucha por la vía electoral y varias organizaciones han cumplido un rol importante al recabar información sobre los atropellos y sobre el desastre económico. Es de destacar la resistencia de nuestros comunicadores sociales y de los numerosos medios de comunicación. Aunque fueron poco realistas, respetamos las acciones militares en el Fuerte Paramacay y la pequeña incursión por La Guaira Más recientemente la resistencia se ha expresado en protestas por la falta de agua, luz, gas, gasolina y costo de la vida.
Las valientes protestas de los estudiantes se iniciaron en el 2007, cuando el régimen cerró Radio Caracas Televisión, huelgas de hambre y grandes protestas estudiantiles sucedieron en el 2014, 2017 y 2019. Muchos jóvenes fueron asesinados, torturados o encarcelados. Las acciones heroicas de quienes valientemente han enfrentado y siguen enfrentando a la narcodictadura ha ido erosionando al régimen, que ha sido condenado por las Comisiones de Derechos Humanos de la OEA y de la ONU, y muy probablemente algunos de los jerarcas serán juzgados por la Corte Penal Internacional. Esas acciones están logrando gradualmente su objetivo. La lucha debe continuar, denunciando los atropellos, presionando para que se depure y abra el Registro Electoral en los principales centros poblados, para que se permita a María Corina inscribirse y organizándonos para votar y defender el voto en el 2024.
El régimen de Maduro ordena torturar para amedrentar y para que los torturados firmen lo que decidan los torturadores. Nadie debe criticar a quien declare bajo tortura. Tampoco se debe criticar que alguien que haya estado preso o por otras razones decida exiliarse. Tanto en el exterior, como en nuestro país hay quienes están bien, pero en ambos casos hay quienes pasan por muchas dificultades. Lo importante es que contribuyan a erosionar al régimen. Según el Foro Penal, hay 272 presos políticos, de ellos 147 militares y 18 damas.
En el pasado hemos expresado nuestro rechazo por las torturas y asesinatos de Jorge Rodríguez padre y otros cometidos por las autoridades de la república civil durante la subversión castro-comunista. Es lamentable que los hijos de Jorge Rodríguez, en lugar de luchar para que no sucedan esos hechos, se han convertido en cómplices de las violaciones a los derechos humanos. Parafraseando a Germain Tillion, heroína de la resistencia francesa, se han dedicado a vengar las víctimas del pasado, en vez de proteger las actuales ¡Gracias Simón!
Como (había) en botica. Cristina Vollmer de Burelli, presidenta de SOS Orinoco, recalcó en reciente foro sobre la biodiversidad y conservación de la Guayana oriental, que el valor de sus recursos naturales renovables excede con creces a lo que se puede obtener por la explotación de minerales. El doctor James Barborak citó ejemplos exitosos de conservación de áreas que incluyen dos y hasta más países. Se comentó la propuesta del doctor Francisco Kerdel Vegas sobre llegar a un posible acuerdo de conservación de la zona al oeste del rio Esequibo. Ojalá los expertos trabajen esa propuesta. La directiva ad hoc de Pdvsa presentó los excelentes resultados de Citgo del tercer trimestre. La Pdvsa roja no presenta cuentas desde el 2016. Lamentamos el fallecimiento de Pedro Brito Campos, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol. ¡No más prisioneros políticos ni exiliados!
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