Muchos estarán sorprendidos por los acontecimientos que se dan en esta Venezuela de infarto. El teatro político opera a diestra y siniestra para mostrar una tragicomedia que se acerca, después de tantas escenas, a su final. Tramoyas, guiones, luces y actores inundan a los espectadores de ese gran desenlace político que se anuncia para el 30 de noviembre del presente año.
No es para menos. El ultimátum de la Casa Blanca al gobierno de Maduro se vence esa fecha y los diversos actores hacen lo que la actividad teatral les exige. ¡Habilitas o te vuelvo a aplicar las sanciones!, gritan de un lado del tortuoso escenario. Del otro extremo se oye decir ¡Pídeme lo que tú quieras, pero esa candidatura no va pal baile!
Son dos caras de la misma moneda (el Acuerdo de Barbados) que dejaron sus rencillas ideológicas, negociaron y, ahora, parecieran no respetar lo acordado. Biden y Maduro se dejaron de cuentos y acordaron unos términos, usando a la Plataforma como comodín. Así de crudo es ese perverso juego político en Venezuela. A uno hay que suministrarle petróleo y al otro quitarle las sanciones. Mientras tanto, el pueblo saltarín anda pelando de aquí y de allá.
Faltan 10 días para ver el final de la obra, a menos que se trate de un desparpajo más entre dos rivales que negociaron. Uno hará lo propio con el referendo sobre el Esequibo. Otro, aprovechará las recientes victorias de Noboa y Milei. Todo es cuestión de táctica y teatro. Un asunto de la política de altura donde los mirones están demás. Esperemos, pues, el 30 de noviembre. Allí es donde en verdad comienza la verdadera carrera presidencial en Venezuela.
Politólogo, profesor universitario y dirigente político.
