A muchos estudiantes universitarios les toma más tiempo graduarse debido a la falta de profesores y la crisis económica que los obliga a trabajar e inscribir menos materias; el deterioro de las infraestructuras es otro de los problemas que limita su rendimiento.
De acuerdo con cifras del presidente de la FCU-UCV, el porcentaje de muchachos que han decidido retirarse de la universidad es de 45%, con especial énfasis en la facultad de Farmacia y en la facultad de Ingeniería.
Estudiar en las universidades públicas de Venezuela es un «acto de resiliencia» y «una proeza» debido a las dificultades que enfrentan los estudiantes: deterioro de las universidades autónomas, falta de profesores, ayudas insuficientes, entre otros problemas. Hoy, en el Día del Estudiante Universitario, los jóvenes lamentan las condiciones adversas que les impiden avanzar en su carrera universitaria de la forma esperada.
TalCual entrevistó a 4 dirigentes estudiantiles de las universidades UCV, LUZ, UDO y UPEL, quienes relataron las dificultades que deben sortear para lograr un título universario en el país.
La vida del estudiante universitario está directamente afectada por las carencias de la educación en Venezuela. El deterioro de las universidades avanza en la medida que el presupuesto se hace insuficiente y el abandono del Estado es cada vez más evidente. Falta de profesores por bajos salarios, infraestructuras dañadas y la falta de reivindicaciones estudiantiles son algunas de las dificultades que enfrentan los estudiantes universitarios y que impacta directamente en su rendimiento académico.
En promedio, un estudiante universitario demora más tiempo de lo estipulado para culminar sus estudios. Hacer una carrera de cinco años en la Universidad Central de Venezuela (UCV), una de las principales casas de estudio del país, puede tardar hasta ocho años. Lo mismo ocurre en otras instituciones de educación superior como la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), la Universidad de Oriente (UDO) y la Universidad de Zulia (LUZ), entre otras.
El presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, Jesús Mendoza, explicó que el estudiante promedio de esta casa de estudios demora más en graduarse, entre otras razones, debido a los bajos salarios que perciben los profesores universitarios, problema que afecta a los docentes de varias universidades del país. En septiembre de 2023 un profesor titular percibía un salario de 16 dólares mensuales. El dirigente estudiantil aseguró que los bajos salarios impide a los profesores asistir todos los días a clases e incluso alimentarse bien, situación que perjudica a los estudiantes.
La crisis salarial de los profesores afecta cuando el profesor no va, cuando llegó sin comer o cuando sencillamente el profesor renunció y te quedas sin posibilidad de ver esa materia, dijo Mendoza.
Gabriel Díaz, presidente encargado de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en Maracay, aseguró que la deserción de profesores en esa casa de estudios es de 35% aproximadamente.
Asimismo, Mendoza aseguró que el hecho de que los estudiantes demoren más en graduarse también obedece a los paros de actividades, la renuncia de los profesores y la crisis económica que impacta directamente en los jóvenes. Muchos deben tomar una decisión: Redoblar esfuerzos para trabajar y estudiar, ya que necesitan percibir ingresos para subsistir; inscribir menos materias o abandonar las universidades y dedicarse solo al trabajo.
Todas estas dificultades han generado una deserción estudiantil en la UCV. De acuerdo con cifras del presidente de la FCU-UCV, el porcentaje de estudiantes que han decidido retirarse de la universidad es de 45%, con especial énfasis en la facultad de Farmacia y en la facultad de Ingeniería.
«Estudiar en Venezuela es un acto de resiliencia. Porque no tenemos condiciones y recibimos golpes académicos. Cuando llegas a la universidad y no tienes profesor es un golpe académico, cuando no te alcanza el bolsillo para comprar un desayuno porque no funciona el comedor es un golple académico. Son muchos golpes morales y aún seguimos estudiando, preparándonos, porque queremos regalarle a Venezuela un mejor futuro», dijo Jesús Mendoza.
Infraestructura en el abandono
Las casas de estudio no tienen las condiciones físicas óptimas para recibir al estudiantado. Es un problema que comparten las universidades autónomas en varios estados de país. En la Universidad de Oriente (UDO), por ejemplo, sus sedes han sido vandalizadas y han hurtado equipos, esto sin contar con la falta de mantenimiento desde hace varios años.
David Astudillo, dirigente estudiantil de la UDO en Anzoátegui, señaló que las sedes de esta casa de estudio, ubicadas en cinco estados del país, no cuentan con la infraestructura adecuada y muchas de ellas presentan un severo deterioro, a tal punto que es imposible que los estudiantes puedan ver clases en muchas de sus aulas.
El dirigente estudiantil denunció que los diferentes núcleos de la universidad carecen de pupitres y de aires acondicionados. Precisó que en muchas ocasiones deben sentarse en el suelo para poder ver clases y tampoco cuentan con energía eléctrica constante. Esto impacta directamente en carreras como Ingeniería Eléctrica, Ingeniería de Petróleo, Medicina, entre otros, debido a que no cuentan con recursos para realizar las prácticas. Esto retrasa la posibilidad de avanzar en la carrera universitaria.
La Universidad del Zulia (LUZ) no escapa a la realidad que afecta a otras casas de estudio. Alejandro Gutiérrez, vicepresidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad del Zulia, destacó que la entidad ha sido muy golpeada por la crisis de servicios públicos, específicamente por la falta de energía eléctrica. Esta falta de servicios públicos impacta en la universidad que a diario enfrenta las consecuencias de no tener electricidad para impartir clases.
Los estudiantes deben enfrentar todas las calamidades del estado para poder seguir estudiando. A veces pasamos cuatro o cinco horas sin electricidad y son horas en las que podríamos estar viendo clases tranquilamente, dijo el dirigente estudiantil.
Gutiérrez aseguró que en la universidad hay salones sin aire acondicionado, un problema significativo debido a las altas temperaturas que caracterizan al estado Zulia. En este sentido, asegura que si no hay condiciones óptimas de calidad de vida es muy difícil que los estudiantes puedan tener un buen rendimiento académico y que además puedan continuar estudiando en la universidad.
En la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) los estudiantes exigen mejoras en las condiciones físicas de la institución. Gabriel Díaz, presidente de la Federación de Estudiantes de la UPEL, aseguró que durante el tiempo de pandemia por covid-19, en el que se suspendieron las clases presenciales, se perdieron más de 900 pupitres de la universidad en la sede de Monagas.
Estudiar en Venezuela es difícil, pero posible. Creo que las ganas que cada uno tiene de estudiar, independientemente de las deficiencias, se demuestra al ver a los chamos en los salones de clases o luchando por un cupo en la universidad. Tengo la certeza de que los jóvenes estamos procupados por formarnos y por ser el futuro del país, dijo Astudillo.
Beneficios inexistentes
En el pasado los estudiantes de las universidades autónomas contaban con beneficios como becas, comedor, transporte y otros. En la actualidad estos beneficios quedaron en el olvido. De acuerdo con Jesús Méndoza, la beca estudiantil es de 5 dólares mensuales, lo que considera insuficiente para cubrir las necesidades del estudiantado. Lo mismo ocurre en la UPEL, cuya beca ronda los cuatro dólares.
Es irrisoria. Eso no alcanza para ir a la universidad, para comprar papeles, sacar guías. Prácticamente nos están obligando a salir de la universidad, dijo Díaz.
En la Universidad Simón Bolívar (USB) el transporte ha sido una de las grandes calamidades. Desde hace varios años los estudiantes del núcleo de Sartenejas han exigido la operatividad del servicio de transporte que traslada a los estudiantes desde diferentes puntos de la Gran Caracas hasta la universidad. Esta misma situación atraviesan otras universidades como la UPEL, en su sede en Maracay. Los estudiantes de esta casa de estudios deben pagar el pasaje completo en el transporte público ya que el beneficio del ticket estudiantil dejó de funcionar hace más de cinco años y no han podido negociar un pasaje estudiantil con los transportistas, informó Díaz.
Estudiar en Venezuela es una proeza. Los estudiantes en Venezuela somos unos jóvenes comprometidos. Sé que como yo hay millones de jóvenes que siguen comprometidos con Venezuela, que no solo quieren un cambio político, sino también social y que además quieren vivir bien. El Estado tiene que entender que los jóvenes no somos sus enemigos, dijo Gabriel Díaz.
En el caso de la Universidad de Oriente, David Astudillo aseguró que no existen reivindicaciones estudiantiles en los diferentes núcleos de la universidad debido a que, además de la falta de transporte, tampoco cuentan con becas ni comedores. Los comedores funcionan por breves lapsos, pero luego se vuelven inoperativos.
No solo afecta en la calidad educativa sino también mentalmente. Porque uno tiene las ganas de graduarse, pero el hecho de no tener cómo pagar un pasaje para ir a la universidad, desanima. Tienen que trabajar para ayudar a su familia, otros tienen que dejar la carrera por problemas familiares. La falta de comedor es otro problema importante. Algunos pasan todo el día en la universidad y no tienen para comprarse ni siquiera una empanada. Muchos prefieren ir a trabajar antes de estar pasando hambre, a pesar de que es algo que afecta su futuro, dijo Astudillo.
Asimismo, aseguró que la deserción estudiantil ha sido tal que en el núcleo de la UDO en el estado Sucre solo hay una población de aproximadamente 2.000 estudiantes. Debido a la falta de espacios adecuados y la poca cantidad de estudiantes, deben trasladarse a otros espacios que no forman parte de la universidad para poder ver clases. Además, dejaron de existir servicios al estudiante como Odontología y disminuyeron los reconocimientos por excelencia académica.
Este 21 de noviembre se celebra el Día del Estudiante Universitario, pero ellos mismos afirman que no hay nada que celebrar. Los dirigentes estudiantiles coinciden en que el Estado ha desatendido por completo a las universidades y ha dificultado cada vez más la formación de los jóvenes.