El 95% de las alcaldías no están en disposición de escuchar a los comerciantes en materia tributaria, dijo Tiziana Polesel

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La preocupación existe. La Ley de Armonización Tributaria que prometía «poner orden para proteger al ciudadano de a pie, al joven que inicia un emprendimiento, a los comerciantes, empresarios y alcaldes», está en veremos. El plazo para las adecuaciones que establece la materia legislativa vence el 30 de este mes y, según Tiziana Polesel, segunda vicepresidenta de Fedecámaras, menos del 5% de las alcaldías ha mostrado disposición a escuchar a las cámaras de comercio.

La Efectividad de Ley de Armonización Tributaria está en veremos, menos del 5% de las alcaldías en disposición de escuchar a los comerciantes

A la dirigente le preocupa que los alcaldes no escuchen a las cámaras, que son las que saben lo que está ocurriendo, incluso con la propia rentabilidad municipal. La ventaja de esos encuentros radica en que permiten al gobernante tomar nota de la realidad económica a la hora de fijar las tasas.

Polesel insistió en que es durante la revisión de las ordenanzas municipales cuando el alcalde tendría que sentarse a hablar con consumidores y empresarios para darse una idea de lo que deberían ser las alícuotas y las tasas.

La dirigente gremial aclaró que armonización tributaria no es estandarización, lo que se busca es que exista competencia entre las alcaldías, mediante tasas competitivas que propicien que la inversión se vaya hacia sus localidades. «Eso sería lo que lograría impuestos racionales, pero en ese proceso es donde vemos resistencia de los alcaldes a reunirse a los consumidores y los empresarios».

Si no se aborda el tema tributario, los comerciantes van a migrar a la informalidad, advirtió. «Los emprendedores necesitan la formalidad para crecer, pero cuando tú haces irracionales los tributos, lo que promueves es la informalidad, que daña al comercio, a la industria, pero en especial al consumidor que no tiene a quien reclamar y que recibe productos de baja calidad».

En cuanto al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, aseguró que no cumplió su objetivo. Sentenció que recuperar el valor del bolívar como moneda transaccional no se ha logrado, pues nadie cambió los dólares que tiene en el bolsillo por bolívares. Es, por el contrario, un impuesto inflacionario.

Los empresarios han propuesto que, o lo eliminen, o lo reduzcan, pero ninguno de los dos planteamientos ha sido escuchado.

Polesel plantea que la inflación se debe combatir eficientemente, cosa que no ha ocurrido. «Eso es lo ùnico que hará que la moneda se fortalezca, no creando impuestos».

Admite que los empresarios han encontrado receptividad del Gobierno y que mantienen relaciones frecuentes, fluidas y respetuosas, pero lamenta que todavía no sean efectivas.

La prueba de esa falta de efectividad está en las cifras de cierre económico de este año. «No será como habíamos previsto al principio. Hay sectores más deprimidos que otros, como el de la construcciòn que no reportó ningún tipo de crecimiento. Todo lo que se deriva de él, como el comercio que atiende a esa construcción, reportó un 15% de crecimiento negativo».

En medicamentos y alimentos el comportamiento siempre es mejor, pero este año los reportes que manejan en Fedecámaras hablan de un crecimiento prácticamente inexistente, pues en términos de unidades no se observa una mejoría importante.

El sector automotriz hubo una reducción cercana al 10%, que depende también de los estados. Para Polessel, hablar de promedios en Venezuela es injusto porque atenta contra las regiones, ya que la capital eleva o mejora mucho las estadìsticas, pero hay regiones, como Mérida, que está particularmente afectada. Allí están padeciendo por combustible, electricidad y una contracción económica tan fuerte que obliga a hacer un llamado a quienes hacen políticas públicas.

Carolina González – El Carabobeño

 

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