Amigos lectores:
I. De haber dispuesto de más espacio, hubiese incluido en este dossier un comentario sobre La mujer en silencio. Sylvia Plath y Ted Hughes, el ensayo-reportaje que Janet Malcolm publicó en 1993, en el que penetra en el laberinto de verdades, media verdades, falsedades, sesgos, interpretaciones sin fundamento, manipulaciones descaradas y torceduras varias, que se han tejido alrededor de la pareja, del suicidio de Plath y las responsabilidades que le han atribuido a Hughes en numerosos asuntos. En un contexto mayor, puede leerse como un capítulo más de la corriente de fondo que recorre buena parte de la obra de Malcolm (1934-2021): su argumentada desconfianza hacia el periodismo, la biografía y la autobiografía. Su proclama de fondo: sobre ciertos hechos no es posible conocer la verdad.
Hubiese añadido una nota sobre Cartas de cumpleaños, el libro que durante décadas escribió Ted Hughes (1930-1998), 88 poemas construidos a partir de la relación entre ambos. No es el repaso en versos del auge y caída de una historia de amor: es, como ha señalado Andreu Jaume, una conversación íntima, a la que se nos permite asistir. Hughes no sacrifica, ni su universo poético ni sus recursos de gran poeta. “Hughes se sitúa en el centro exacto de la intimidad, dirigiéndose a la difunta desde el recuerdo de la vida, con todo lo que eso despierta y excluyendo, de una manera muy deliberada, al público, que es una manera de desactivar el punto de vista del jurado que le había señalado como verdugo”.
También hubiese reseñado la biografía -escrita por Yehuda Koren y Eilat Negev– de Assia Wevill (1927-1969), poeta, traductora y creativa publicitaria judeo-alemana, alma de turbulencias, cuya irrupción en la vida Hughes detonó su matrimonio con Plath, lo que marcaría el recorrido hacia una nueva tragedia: en 1969 se suicidó, al igual que Plath, bajo los efectos del gas emanado por una estufa de cocina. Antes había acabado con la vida de la hija de ambos, Shura Hughes Wevill, de cuatro años.
Algo más: habría contado la historia del poema de la también poeta suicida, Anne Sexton, La muerte de Sylvia (un fragmento: “te has metido abajo sola/ en la muerte que deseé tanto y tanto y tanto tiempo,/ en la muerte de la que dijimos que la había superado,/ la muerte que llevábamos en nuestros magros pechos”. Sexton, después de varios intentos, finalmente alcanzó su cometido en 1974.
Por último, me habría animado a organizar un texto con numerosos ejemplos de un recurrente exabrupto, a manos de prologuistas, opinadores que no han leído la poesía de Plath, ni sus diarios ni sus cartas, y que, partiendo de tres o cuatro frases cazadas en alguna feria de la frivolidad, a falta de ideas, afirman que Plath era feminista. A esa falacia responde, en alguna medida el dossier que ocupa las páginas 1 a la 9.
Me animé no solo por la efeméride (60 años de su muerte), sino por la publicación en español de la notable biografía-mole, la biografía-océano Cometa rojo. Arte incandescente y vida fugaz de Sylvia Plath, de Heather Clark, mil y tantitas páginas -sin contar el mar de notas al que se accede digitalmente-. Trae el dossier Sylvia Plath:
* Mi reseña de la voluminosa biografía;
* Un texto que titulé, Sylvia Plath: vida con demonio interior, recorrido por los hitos de su vida;
* La entrada del diario del 26 de febrero de 1956 (copiada de la admirable edición de los Diarios completos de Plath, realizada por Karen V. Kubil, publicada por Alba Editorial), páginas en que una hiperbólica Plath narra la fiesta en la que conoció a Hughes;
* Cuatro traducciones de un mismo poema, Daddy -invitación a comparar e indagar en las variaciones y distintos matices-, realizadas por María Cecilia Perna, Ramón Buenaventura, Raquel Lanseros y Xoan Abeleiro. Daddy es, según el buen decir de los expertos, el poema-cima de la obra de Plath;
* El dossier cierra con una seguidilla de reseñas breves, reunidas bajo el rótulo de Manual para peregrinos, dedicadas a: la novela La campana de cristal; la antología de relatos y ensayos armada por Hughes, La caja de los deseos; los diarios ya mencionados; las cartas de Sylvia Plath; el volumen con una selección de sus dibujos; más comentarios sobre los ensayos de Aurelia Schobert Plath (la madre), Jillian Becker, George Steiner, Al Álvarez, Cynthia Ozick, Joyce Carol Oates y Elizabeth Hardwick.
Un conjunto para abordar, desde la biografía, el ensayo, los testimonios y la abultada producción de escrituras que produjo en su brevísima vida: tenía solo 30 años aquel lunes en que abrió la llave del gas.
II. En febrero la editorial Galaxia Gutenberg (España) publicó En el cuerpo del mundo. Poesía completa, de Andrés Sánchez Robayna (España, 1952). Marcelo Pellegrini, poeta y ensayista, la recorre y comenta en toda su extensión (debía anotar, libro a libro). Un panorama de las indagaciones poéticas en el devenir de más de medio siglo. Escribe Pellegrini: “Críticos como Alejandro Rodríguez-Refojo, autor de una monografía sobre el poeta (Memoria del origen. La trayectoria poética de Andrés Sánchez Robayna, de 2009), Juan Francisco Ruiz Casanova, responsable de la antología crítica El espejo de tinta (1970-2010), editada por Cátedra en 2012, Juan Antonio Masoliver Ródenas y Gustavo Guerrero, entre otros, dividen la poesía de este autor en distintas etapas. Es natural que esto suceda; por un lado, a pesar de ser una obra extremadamente coherente y siempre fiel a sus primeras visiones, ella ha cambiado porque la conciencia poética que la produce va cambiando, ya sea por necesidad o contingencia”. Páginas 11 y 12.
III. Lean la arrancada de Contra el origen, el ensayo de Luis Pérez-Oramas, que viene en la página 13:
“Recorre una tempestad de penitencias el mundo del arte, su mala y culposa, a menudo culpable conciencia en busca de redención por tantos males, por tanta injusticia en nombre de tanto privilegio. Vienen entonces los artistas y sus comisarios a confesar sus penas y ofrecen, entre mesiánicos y arrepentidos, sus obras en enmienda para salvar el mundo. Aquel comisario o este artista -y sus obras en exposición- pretenden así tener potencia apotropaica, imponer sacramentos. En medio de este desfile de nominalismos exorcísticos, en medio de esta cándida ilusión en los poderes del arte -una fe masiva e impensada en la conversión que occidente no conocía desde los tiempos del concilio de Trento-; en medio de este banquete de buenas intenciones, a menudo en detrimento de las voluntades del arte y siempre de la realidad, sobresale la invocación incesante del origen, la obsesión por lo originario.
Todos tienen al origen cazado por sus barbas. Pero el origen es sólo pérdida, cuando no es estafa”.
Espinoso, resonante, bellamente escrito. Incitación al debate. Uno de esos textos que se posan en nuestros pensamientos y lo agitan por largo tiempo.
Les dejo mis buenos deseos para todos.
Nelson Rivera.