Fernando Rodríguez: Un día histórico y silencioso

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Hoy que escribo este artículo es jueves 30 de noviembre, fin de mes, lo cual permite pensar que esta noche, antes delas 12 p.m., de acuerdo a lo dicho y repetido por altos funcionarios gringos, con la venia de la Casa Blanca, el gobierno de Nicolás Maduro debe comenzar, comenzar al menos, la habilitación de todos los ciudadanos y sobre todo las ciudadanas inhabilitados para cumplir con la palabra empeñada en el tratado de Barbados. Algo así ha dicho, además, el jefe de la delegación opositora que firmó ese documento, Gerardo Blyde, tenido por muchos por docto y serio.  En el solemne tratado se garantiza el derecho de todo ciudadano para postularse a unas elecciones limpias y acordes a la Constitución, entre otras normas de aseo electoral. Igualmente habría que cumplir con la promesa de comenzar, al menos comenzar, a liberar a los trescientos y tantos presos políticos. En síntesis a iniciar la democratización de la patria, a cambio de levantar las sanciones económicas con las que, dice la dictadura, se ha demolido la economía nacional. Libertad política, crecimiento económico entonces.

De no ser así no hay sino una alternativa: o cumplen o son unos mentirosos y el tal tratado de Barbados es simplemente basura, papel toilette, al menos por ahora. Ya tenemos la contundente, maciza opinión del macizo Diosdado que en su macizo programa aseguró que ni ahora ni nunca se levantarán las inhabilitaciones y punto y aparte. Es una opinión maciza que hay que tomar muy en cuenta porque de las pocas que se oyen y se cumplen en la jefatura del Estado. Además ya lo había dicho categóricamente Jorge Rodríguez que también es de los pocos macizos, jefe de la delegación oficial en el tal diálogo. Lo que parece entonces ser cosa juzgada y enterrada.

Pero por lo antes dicho yo escribo a cinco para las once de la mañana y esperaré hasta las 12 p.m., despierto y atento.  Aunque muy devaluaditos los gringos son los gringos y algo tendrán que decir. La gente anda pensando si vota o no en el tal referendo sobre el Esequivo y los más cultivados sobre la tregua en Gaza y parecen haber olvidado este 30 de noviembre que podría ser el renacimiento democrático de Venezuela, porque si rehabilitación hubiese, la de María Corina y su capital millonario de votos garantizaría su elección y Nicolás Maduro tendría un destino incierto, que hasta puede ser como el terrible de Fujimori. O el enloquecido manejo de un poder sin límites y sin final de Ortega.  Un día, pues, histórico.

Artículo que saldrá el domingo y ya veremos que pasó. A decir verdad, yo soy pesimista. Maduro no suelta ese cambur, así no más. El asunto es a coñazos.

 

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