Ezequiel Querales Viloria: “El Equesibo” ¿Así, o más surrealismo?

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Antes que nada, habrá que convenir, que el Esequibo, también es una ficción. Tan surrealista, como su nombre truncado, aparecido en una pared de algún olvidado pueblo del interior del país,  pintado tal vez, ingenuamente, por algún laborioso pintor de brocha gorda, imbuido de esa añeja caligrafía vernácula de otros tiempos. Que se hizo viral  y objeto de la mofa opositora en redes sociales, a propósito del “insólito y fantasmagórico, referendo del silencio”, del 3D.

Desde siempre, el escabroso tema, no solo ha sido candente, chispeante, sino un magnífico pretexto para urdir negociaciones, asumir poses diplomáticas, o protagonizar forcejeos jurisdiccionales. Y en muchas ocasiones, para enarbolar sentimientos nacionalistas, sin que se produzcan acciones reales, para tomar posesión, de algo tan nuestro, como el río Orinoco, el Campo de Carabobo, o el Arauca Vibrador.

Un tema tan serio, e históricamente nacionalista, convertido por la “turbadora oclocracia”, en todo un episodio folklórico, que en su versión socialista, hasta se podía ceder “a los panas guyaneses”, por encima del laudo arbitral de 1899, que favoreció a los ingleses, o del Acuerdo de París de 1966, que favoreció a ambas partes, para luego irlo llevando hasta un momento coyuntural, como el del referendo de Pinocho del 3D, para armar el gran alboroto y tratar de arrebatarlo, hasta con amenaza de guerra.

En honor a la verdad, debemos apuntar, que lo del Esequibo, tal como es, sin tachaduras, ha sido un proceso histórico, muy serio, y mantenido por años a la altura de la reclamación diplomática y de la política internacional civilizada. Y permaneció en absoluta calma, tras el laudo de París. Para reactivarse, formalmente, con la firma del acuerdo de Ginebra en 1966, mediante el cual los ingleses reconocen el reclamo venezolano. Que a la postre, produjo “el único instrumento jurídico válido para alcanzar, una solución práctica y satisfactoria sobre el disputado territorio”. Añade la historia, que todo parecía enrumbarse hacia una negociación, aunque larga y tediosa, muy firme, para alcanzar una solución definitiva y deseable entre las partes.

Hasta que llegó al poder en Venezuela, la magia del encantamiento socialista del siglo XXI, que puso a los venados a correr detrás de las escopetas, y a los sargentos troperos, a mandar más que un general de tres soles. Aunque ahora, los bocetos de la fantasía socialista, han cambiado de mano y de escenarios.

Ahora tenemos ante el país, ante Guyana, ante El Caricon, la Exxon Móvil-Estados Unidos, el mundo, y por supuesto, la “oposición apátrida” venezolana, el más grandioso y monumental desafío que el socialismo del siglo XXI, haya montado en escena.

Todo un libreto repleto de la más pura y lasciva picardía politiquera, con un solo gran propósito, despejar el camino presidencial del 2024, de cualquier obstáculo. Aunque para ello, sea necesario, ¡asumir lo que sea!, incluyendo el Estado de Excepción.

Con la rimbombante creación del estado Esequibo, y el relanzamiento de Pdvsa y CVG Esequibo, había que enterrar muchas cosas, como el sonado desfalco millonario a Pdvsa, por parte de los El Aisami,  caso que ya habían calmado y blanqueado, con el exilio dorado, y dejado fuera del alcance de la justicia.

Pero lo más sorprendente, sin duda, fueron los mágicos resultados del “Referendo del Silencio”, donde todo el país sabe que nadie votó. Sin embargo, vimos a un árbitro electoral convertir unos 2.100.000 sufragios, en 10 millones 500 mil votos, luego, ya no en votos, sino en votantes. Tras lo cual, se proclamó, estampó, y quedó como el resultado oficioso, que había que repetir tantas veces, hasta convertirlo en verdad, al estilo nazista de Joseph Goebbels.

Es así, como la oclocracia gobernante, además de ir despejando el camino a las presidenciales del 2024, con el R3D, ha logrado importantes avances, en esta nueva cruzada: Justificar la creación de un gobierno-esequibo provisorio, ante Guyana, iniciar la represión inclemente contra el partido de MCM, para irlo debilitando, lanzar cualquier sombras dudas, a lo que le restaba de transparencia del ente electoral, en una acción más recia de “espanta votos”. Y de paso, ganarse cada vez más seguidores, por el rescate del Esequibo. “Está bien así, o quieren más surrealismo”.

ezzevil@gmail.com

 

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