Rafael Simancas: La Franja de Gaza o el fracaso de la civilización

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Una de las ideas que en mayor medida alienta la esperanza de la Humanidad en su propio futuro es la confianza en el progreso inexorable de la civilización.

Durante mucho tiempo, el contenido del concepto de civilización fue discutible y discutido, conforme a las diferentes perspectivas filosóficas, religiosas, nacionales…

Desde el año 1948, sin embargo, existe una referencia objetiva, que no debiera ser discutida, al menos en las sociedades más desarrolladas. Se trata de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, alumbrada por representantes procedentes de todas las regiones del mundo, como reacción civilizatoria ante los desastres de la Segunda Guerra Mundial.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido ignorada y vulnerada en infinidad de ocasiones desde entonces. No obstante, sus mandatos han servido en este tiempo como faro e inspiración en los mejores esfuerzos a favor de la paz, de la vida, de la dignidad y del bienestar general.

En el año en que celebramos el 75 aniversario de la Declaración, sin embargo, debemos sentirnos profundamente avergonzados por la traición que personas e instituciones de gran relevancia e influencia internacional cometen cada día sobre aquel compromiso con el bien de la Humanidad, en Gaza, en Ucrania y en tantos lugares del planeta.

En estos 75 años hemos tenido que lamentar, y denunciar, y combatir, la vulneración de los Derechos Humanos en muchas naciones de las llamadas menos desarrolladas, o en vías de desarrollo, donde no existe un Estado de Derecho digno de tal nombre, ni están vigentes las leyes que protegen los derechos más elementales, ni podemos hablar de asomo de democracia.

Ahora, el desprecio deliberado y sistemático por los Derechos Humanos se produce también de manos de los gobiernos de algunas de las naciones consideradas entre las más desarrolladas del mundo.

La organización terrorista Hamás vulnera con una terrible brutalidad los Derechos Humanos de la población israelí. El gobierno israelí está vulnerando brutalmente los Derechos Humanos de la población gazatí. El gobierno ruso vulnera de manera brutal los Derechos Humanos de la población ucrania desde hace años.

Y lo hacen por razones políticas, geoestratégicas y en ocasiones, aún peor, animados por sentimientos de odio y supremacismo nacional, racial o religioso, que creíamos desterrados de la historia.

Resultan insultantes algunas de las argumentaciones que se esgrimen para intentar justificar lo injustificable. No es aceptable combatir el terrorismo que vulnera los Derechos Humanos propios aniquilando los Derechos Humanos de víctimas inocentes ajenas. No se practica el legítimo derecho a la defensa bombardeando población civil, hospitales y escuelas, aunque allí se escondan los enemigos. No se sirve decentemente a tu madre patria asesinando a los hijos de las patrias vecinas.

Resulta tremendo que el Secretario General de la ONU sea objeto de gravísimos ataques intolerables porque intenta cumplir con su función, impulsando un alto el fuego humanitario.

No extraña que los ultras odiadores en España o en otras partes de Europa celebren y se apunten al odio que mata inocentes en Gaza.

Ahora bien, que la derecha española, patrocinadora de la guerra mendaz e ilegal de Irak, critique al Presidente del Gobierno español por defender valientemente el Derecho Humanitario ante las autoridades israelíes, es un motivo más para la decepción constante de este PP.

Por desgracia, este 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos está sirviendo para constatar que el avance civilizatorio de la Humanidad no es inexorable. Hay que conquistarlo cada día, incluso ante aquellos que se llaman a sí mismos civilizados.

 

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