Julio César Hernández: Referéndum consultivo vs. Voto electivo

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Conversando con gente conocida, les pregunto, si opinaron el pasado 03 de diciembre en el referéndum consultivo. Utilizo el verbo “opinar” porque esa fue la acción realizada, más que elegir; se trataba de aprobar o no, cinco (5) líneas de actuar del Gobierno en relación al tema del esequibo, que aún sigue en el tapete y por lo que se vislumbra, con él cerraremos las opiniones este año 2023, pues el día de ayer 14 de diciembre, ha debido producirse el encuentro entre los Presidentes de Guyana y Venezuela en San Vicente y las Granadinas. En relación a los resultados anunciados por el CNE, me inclino por creer que, dada la naturaleza autoritaria del régimen, los mismos fueron adulterados, pues lo que les interesaba era publicitar una tasa de participación considerable, así despertara la incredulidad de los ciudadanos, quienes por lo demás rechazaron ese evento, alejándose de las opiniones vertidas, por la élite oficialista y expresando las suyas propias en sus respectivas comunidades.

La gente rechazó además ese referéndum consultivo, porque sabía que tenía poca efectividad a nivel de las relaciones internacionales, en donde no sólo Guyana lo rechazó, y pide que se sujeten a la Corte Internacional de Justicia, sino que, el Gobierno de los EEUU hará o hizo ejercicios militares, con el vecino en contienda; también Lula Da Silva, Presidente de Brasil, como vecino de los dos países, no sólo ordenó movilizar tropas hacia aquellos lugares, sino que también el pasado fin de semana, le pidió a Maduro, que se abstuviera de dictar “actos unilaterales”, como los seis (6) decretos, referidos al Esequibo, amén de que estará presente en la reunión de San Vicente y las Granadinas, pues el coloso del sur, mantiene relaciones económicas y comerciales con Guyana y aspira en el corto plazo, tener acceso marítimo a la fachada Atlántica, partiendo de puertos guyaneses, lo que hace suponer que su intervención es motivada a los intereses propios, que procura defender.

Conectado con los hechos anteriores, la gente sabía a cabalidad que el referéndum consultivo, era un acto de derecho interno, con poca efectividad a nivel internacional, tan es así que hace una semana el Canciller Iván Gil, tardíamente visitó ciertas islas del caribe, integrantes del CARICOM, para presentarles los resultados del evento electoral y la respuesta de esos países fue, unos a seguir apoyando a Guyana y otros, pedir que haya diálogos, sin tener en cuenta que el gobierno de Georgetown se cerró al mismo. Tal vez haya sido esta última circunstancia, otra de las razones, por las cuales mucha gente dejó de opinar. De escoger entre una opción sí y otra opción no. Entonces vale la pena preguntarse ¿se puede equiparar un referéndum consultivo, con el voto para elegir un cargo de elección popular? En tal sentido, cada lector, podrá determinar la respectiva respuesta, en mi caso particular, considero que es más trascendente votar para elegir un cargo de elección popular, ya que será un gobernante que por años regirá la sociedad en la que vivimos.

En cambio, un referéndum consultivo, aunque busque opiniones ciudadanas, sobre asuntos de especial trascendencia, sus resultados no son vinculantes, lo cual significa que pueden o no ser cumplidos en todo o en parte, por la autoridad competente. Mientras que un funcionario de elegido popularmente, no solamente tiene que cumplir con su programa de Gobierno, sino además las mismas, deben llevar satisfacción a la ciudadanía. En nuestro caso, la gente le sigue exigiendo al Gobierno, acciones tangibles y útiles que puedan concretar el ejercicio pleno de la soberanía nacional en el territorio esequibo, pero a la vez una mejor calidad de vida, para los venezolanos que habitamos en los otros 23 estados del país, víctimas por años de abandono en materia de servicios públicos, de ingresos dignos y suficientes para los trabajadores, de un sistema educativo de calidad y de libertades políticas entre otras fallas funcionales del Estado actual.

Un escenario favorable para un mejor tratamiento de este diferendo territorial, será elegir un nuevo Presidente, ya que ello, puede dar lugar a que el país sea visto y tratado desde una nueva perspectiva, con respeto, con voluntad para escuchar las razones que nos llevan a reclamar con firmeza el territorio esequibo, a procurar negociaciones bilaterales, a fortalecer nuestras relaciones con países del área, descuidadas por motivos ideológicos, sin que sus autores hubiesen medido siquiera la irresponsabilidad de sus actos. Asimismo, no podía ni puede el Gobierno en dos meses, hacer que una buena porción del pueblo de Venezuela, cerrara filas en torno a su discurso inconsistente sobre la defensa del Esequibo, que presentaba múltiples grietas en cuanto a la credibilidad que aspiraban de parte de los electores, ni tampoco podía considerar el extremismo oficialista que, por el Acuerdo de Barbados, venezolanos de distintas tendencias opositoras iban a salir a opinar.

De otra parte, la gente sabe perfectamente que, el Presidente de Guyana, rechaza el Acuerdo de Ginebra de 1966, y que el referéndum consultivo, no lo va a hacer cambiar de opinión, pero sí, posiblemente otro Presidente venezolano de procedencia democrática, que cuando declare no utilice un lenguaje indecoroso a un primer magistrado, que tenga buenas relaciones con EEUU y los países del área suramericana, que tenga una sola palabra y sea creíble. En el espíritu del venezolano, hay el deseo inquebrantable de alternar al Gobierno en el ejercicio del poder, de eso no debe caber la menor duda, están equivocados quienes critican a quienes no votaron, no son traidores como la propaganda del régimen los califica, todo lo contrario, son venezolanos con un sentimiento patriótico y verdaderamente nacionalista que desean que el gobierno deje de manipular a su beneficio el diferendo esequibo y saben cuándo es el momento en que su voto soberano, traerá una mejor Venezuela.

En definitiva, haber rechazado un referéndum consultivo, no es signo de abstencionismo, sino de sentido común, responsabilidad ciudadana y conocimiento sobre la naturaleza fullera del Gobierno, de reforzamiento de la voluntad inquebrantable de votar en el año 2024, en las elecciones presidenciales, pues ahí no solamente seguirá en juego la defensa y recuperación del Esequibo, sino la de toda Venezuela, que ve como esa casta gubernativa torea y torea los problemas del país, sólo para sacar provecho de los mismos. La gente sabe, incluso la oficialista, que el venidero año, su voto será vinculante y decisivo para cambiar la actual composición del Poder Público, que mientras no vale la pena, seguir tratando a su hermano y adversario político del sector, con argumentos peyorativos, como lo pidió el Presidente del PSUV, quien llamó a “denunciar a opositores en cada calle por traición a la patria”, pues el país necesita unión, la cual debe empezar desde la más alta magistratura nacional.

 

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