Este próximo año despunta para Venezuela, como otra cuenta más de este interminable rosario de penalidades en materia inflacionaria somos el primer país con la inflación más alta de América del Sur, somos la referencia latente para sostener el discurso del recién electo Javier Milei, nuestro ejemplo ha servido de excusa para la aplicación de las medidas de shock sobre la economía austral, entre ellas el ajuste del tipo de cambio, reducción del gasto público y combate al delito, siguiendo el esquema de Bukele en Salvador.
Ranking Inflacionario:
El podio de la deshonra inflacionaria la ocupen Venezuela, Argentina y Líbano, toda América Latina salvo la tiranizada Cuba, que carente de Economía y libertad muestran cifras moderadas de inflación, nuestro país presenta una tasa de inflación de: 189,9% datos acumulados a noviembre medidos por el Banco Central, igualmente su tasa de inflación acumulada representa 282,7%, consolidándola como la inflación más alta del planeta, es menester aclarar que la disminución en la estructura real de precios obedece a una pavorosa contracción del consumo, fundamentado en la miniaturización de la capacidad de compra de un salario, que no supera los 3,71 dólares y cuya expectativa de ajuste en el presupuesto presentado a la Asamblea Nacional es de un ridículo 10%.
En el segundo lugar, Argentina se posiciona como el segundo país con mayor inflación, ostentando una cifra anualizada de 148.2%, el Índice de precios ha mantenido un incremento de 138%, he allí la compleja tarea del nuevo gobierno, quien ya perfila una reducción de la monetización a la economía y un manejo prudente de la liquidez monetaria, lo que ellos llaman “deliq.”
Opacidad y crisis, negar la realidad:
El Banco Central, mantiene una insana político de silencio estadístico, no actualiza cifras desde el I trimestre de 2019, los datos del PIB, Balanza de Pagos, endeudamiento, en fin un desastre en materia de independencia y autonomía, estos aspectos de legal cumplimiento constitucional, son burlados a diario y se constituyen en letra muerta en las redacciones desde los artículos 318 al 320, en diciembre de 2022, se presentó un audaz boletín que daba cuenta de una recuperación de 17%, sin ofrecer cifras absolutas, un verdadero desaguisado, que solo alimentaba a la posverdad en materia económica, “la economía nacional es densa, oscura e imprecisa, el país maneja un valor estimado de deuda pública de 180.000 millones de dólares”, esa deuda representan más de tres veces el Producto Interno Bruto, calculado por vías extraoficiales en 60.000 mil millones de dólares.
En términos porcentuales en 2022, Barbados fue el país más endeudado con relación a su PIB, representando 123,5%, de acuerdo a los datos presentados por la Consultora Statista, un proveedor estadístico con más de 22.000 fuentes. Venezuela supera esta cifra según las estimaciones que manejo.
En un marco de posibles flexibilidades en materia de sanciones, es posible que el régimen acometa gestión y derive en sus fallas de origen como el financiamiento de actividades deficitarias, principalmente el financiamiento a PDVSA, “la alta propensión a la deuda y una tasa de inflación que opera en umbrales de crecimiento cónsonos con la aceleración de la liquidez pueden llevar a la economía a un escenario de hiperinflación” . Estando la deuda externa como un postulado y vista la clara caída de la capacidad de compra en el país, la reducción de la inflación no es el resultado de una política clara, sino la consecuencia de la miseria.
Finalmente, este país no se arregló y somos una suerte de escenografía maculada y endeble, siempre dispuesta a seguir en esta caída libre sin control, no existe bienestar económico en totalitarismos.
Referencias.
Bruno, M., Di Tella, R. D., & S, F. (1988). Inflación y Etabilización . Cd. Mexico: Fondo de la Cultura económica.
Ocando, G. (22 de agoisto de 2023). Que dice el silencia estadistico de Venezuela sobre su deuda externa. Voz de América, pág. 1.
IG nanezr ORCID. Código ORCID 0009-0006-5778-1196