Así identifican muchos argentinos al gobierno de Milei. Que de inmediato, toma medidas, su Ministro de Economía Luís Capputo explica y el taimado gaucho solo sonríe. Sabe que las medidas que se anuncian lo condenan a pagar todo, a precios nuevos, pero con salario viejo y depreciado.
Simple, la devaluación del precio del dólar, es automáticamente sumado a los precios de los alimentos que consume, según la ley del libre mercado que delira Milei.
Síntesis, los grupos Anarcocapitalistas solo quieren un país para pocos de la casta de rostro sombrío, que en Buenos Aires, fue invitada al concierto de gala presidencial del Teatro Colón. Milei anunció plan y recortes de subsidios y amenazas de despidos masivos, y produjo el lunes 10, abatimiento a la moral y al bolsillo de los menos favorecidos.
Igual devalúa el dólar y suben los precios de los alimentos en 40%. Se amenaza
la felicidad que eleva el precio de la comida que la gente de a pie pueda disponer. Así mengua la felicidad del pueblo. Como no serlo, cuando la pobreza en Argentina estaba en el 45%, ahora se eleva al 75% por los precios de la comida y servicios.
Algunos aseguran que la situación es solo por seis meses y luego vendrá la felicidad. Falso, eso de sufrir hoy, porque es algo que te hace crecer y hará feliz luego: mentira. La economía no existe para hacer infeliz al hombre y a su familia.
Pero cuáles ¿son las medidas hasta ahora aplicadas con la motosierra y, a quién, le serán aplicadas? Veamos: Capputo, Ministro de Economía anunció que el impuesto al campo trepará el próximo año. (o sea: igual suben los precios de los productos del agro). Decreta,
el Estado no va a licitar nuevas obras públicas. Y amplía, ya se han paralizado más 1.000 obras, ya licitadas. Y otras 1.000 que no se van a llevar a cabo.
Va a despedir 250.000 empleados públicos y 200.000 obreros de la construcción.
Inaudito, congelan los salarios y no hacen el clásico aumento anual de sueldo.
Se anunció que el Ministerio de Desarrollo Social, gran comprador de alimento, se eliminó. Perjudica a gran cantidad de pequeñas y grandes empresas de alimentos, que exportaban y ahora pagaran nuevos impuestos.
Falta sumar anarquía: suben la gasolina, el teléfono, la electricidad. Mientras bajan los subsidios, gas, agua, y transporte público. Alertamos a nuestros anarcocapitalistas, que antes aplaudieron los IESA boys 1989, pretendan copiar las vaciedades de Milei sin ver sus sus torpezas.+