Aplicando un mínimo de “inteligencia natural” hoy en decadencia, causar y recibir terror es  inherente a la especie animal sobreviviente a costa de sacrificar a los más débiles de su entorno y luego como vencedora expansiva para ampliar su poder. Es el imperialismo y define a la historia política universal. La lucha de los sometidos por liberarse de esa fuerza brutal que imponen dioses y costumbres es la independencia o soberanía, impulsora de  la denominada civilización. Queda constancia de la barbarie contra la inocencia cuando el lobo feroz devora entera a Caperucita Roja  o las brujas  esclavizan a Cenicienta, pero de inmediato acude un salvador decente que las rescata intocadas, el  salvaje desaparece y la víctima asume  tamaño milagro a modo de misión ejemplar. No pasa lo mismo si el héroe  del cuento es El gato con botas de hierro que aplastan a quien estorba en su atroz dominio. Mucho menos cuando solamente Alíbabá y los cuarenta ladrones conocen la frase que abre y cierra puertas de túneles donde guardan tesoros y reinan empoderados  sobre una  obediente masa vecinal transformada en La bella durmiente que los secunda sin advertir que son esclavos manipulados. Terrorismo de la maldad vencida que  entretiene y con final hollywoodense.

Pero llega la inteligencia “artificial” con su doble cara que a la vez facilita y daña la existencia de sus víctimas. La usa como instrumento de terror activo –masacres, violaciones sexuales antes de matar al secuestrado, disparos frontales contra abuelos, padres, recién nacidos, niños y jóvenes desarmados luego incinerados, descuartizados o secuestrados-. Es el islamismo radical o yihadismo, alimentado por el Irán teocrático. Guerra santa continua para destruir a Israel y asentar su trono ”desde el río (Jordán) hasta el mar (Mediterráneo)”. Terrorismo neto, del primitivo cavernario, bestial.

Logra propagandistas adherentes en países democráticos ahora  feroces populistas que pretextando furia por el sacrificio que Hamás propicia de sus civiles en Gaza se empeñan  en destrozar su propio certificado constitucional y convertirlo en papel mojado desde  ocultos acuerdos como el reciente Triple AM por ambición, amnesia y amnistía con separatistas fugitivos de la justicia, práctica de moda por el Partido Socialista Obrero Sanchista. Terrorismo estatal de oportunidad electoralista destinado a suprimir la democracia parlamentaria de cuarenta años. Produce horror y miedo en la mayoría poblacional socialdemócrata que votó hace tres meses por sacarlo del Palacio de la Moncloa.

Estados Unidos con su modelo democrático todavía funcional imitado en países que a duras penas aún pueden accionar algunas leyes liberales, tiene gravemente amenazada su bicentenaria democracia. Una mayoría de su Partido Republicano ex conservador ahora trumpista radical busca eliminar del todo al Demócrata, su eterno rival para fundar una neo monarquía cuyo millonario Rey  acusado de subversión y obstrucción de la justicia– no importa si padece de comprobado narcisismo patológico -debe retornar al trono así sea repitiendo los episodios aterradores del 6 de enero y  los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se tornen basura. Sería un terrorismo de Estado capitalista monárquico del Primer Mundo basado en mentiras demostradas, fenómeno que goza de idolatría por vastos,  violentos partidarios. Promueve latente pánico ciudadano especialmente en el sector inmigrado temeroso de que esas nefastas intenciones se concreten por vía electoral.

Por paradoja este mecanismo trumpista remite en varios aspectos al sistema neozarista de Vladmir Putin, quien dispone a su antojo de instituciones formales -iglesia cristiana ortodoxa, generalato sumiso y periodistas amordazados-. Invade a la independiente Ucrania, contrata terroristas mercenarios y los accidenta cuando ya no le sirven, secuestra, encarcela., envenena a corta y larga distancia, suicida  sin contemplaciones a la disidencia, incluidos los espiados desobedientes mudos.

Israel refundado tras dos mil años diaspóricos, única democracia del Oriente Medio, además  del  acosador terrorismo  islamista contiene  una derecha extrema parlamentaria que pactó su fanatismo con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien así creyó asegurar su puesto sin ser sometido a investigación judicial por presunta corrupción, rechazó las advertencias sobre un inminente 7 de octubre con resultados catastróficos. Terrorismo ministerial ultrarreligioso. Gobierna  hoy desde  su visión unilateral que busca  judicializar las leyes terrenales imponiendo una teocracia. La mayoría democrática liberal y libertaria sociedad israelí revierte su pánico en protesta y desobediencia cívica.

Venezuela chavista es el Moscú-La Habana-Teherán de Centro y Suramérica. Satélite autocalificada de socialista, de riqueza nacional robada, disfrutada y el resto entregado al terrorismo mercenario castrista que intercambia  espionaje por dólares o minería. Muy cerca del primitivismo  yihadista por su crueldad incontenible sí  controla, persigue, tortura, masacra, suicida, ejecuta, asesina. Terrorismo de Estado revolucionario que reencarna al de Stalin  con hambrunas programadas, desapariciones forzadas, adoctrinamiento militarista y otros delitos a la vista. Terrorismo patriotero a beneficio de su generalato  con sus  burocracias palaciega y empresarial. Pero desde las recientes elecciones primarias y la evidente farsa del referendo Guayana/Esequibo surgen indicios claros  de que su partido único se volvió pedazos y carece de pueblo. Es  el sitio donde la represión aumenta debido al desespero del desgobierno sin piso popular y la reacción también será intensa y extensa, sin aviso, quizás por fin prenda la rebelión civilista por tanto tiempo apagada por hastío. Datos que ya no son “Wishful thinkings”.

Son algunos matices del terror ancestral ejercido como caótica constitución imperial  moderna.

Esta nota dominical proviene de una relectura  imprescindible que penetra en cada noticia: la intemporal novela Respiración artificial (1980) del argentino Ricardo Piglia. Verdadera literatura capaz de iluminar a fondo y exponer a la luz pública secretas pocilgas populistas militarizadas donde nace, crece y avanza de prisa la tecnificada maldad global en lo que va del siglo XXI.

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