Queridos compatriotas, se acaba en breve el 2023 y vaya que ha sido un año difícil –otra vez – para los venezolanos.
Se ha prolongado la agonía de los más necesitados, y se sigue extendiendo la crisis hacia sectores profesionales y de la otrora pujante clase media, sin que se vea en el horizonte una luz de esperanza.
El gobierno todopoderoso entrampado en sus divisiones internas, sigue siendo incapaz de arrancar un plan coherente de reformas económicas que alivien la carga al ciudadano de a pie, y fomente el crecimiento sostenido sin maquillaje propagandístico.
Al deterioro de la economía se le suma un sinfín de calamidades que deben ser corregidas para entrar en zona de paz, y soluciones sostenibles: persecuciones políticas; recuperación de servicios esenciales para la vida (salud; empleo; salario; seguridad social; transporte subterráneo y superficial; seguridad jurídica para personas y bienes; recuperación de zonas ambientalmente vulnerables al Sur del país); correcto y profesional tratamiento de los temas fronterizos, entre otros, que acrecientan la desesperanza e impulsan emigración a cualquier precio.
Cuadro parecido al que ocurre en el gobierno se ve en sectores de la oposición, con el añadido de no estar en el poder desde hace casi 30 años, es decir, los 24 de Chávez y Maduro, y los cinco inútiles de Caldera II. Duele pensar que teniéndolo todo para salir adelante, nuestro país esté sumido en la desgracia de la ruina, y la incompetencia de gobierno y oposición.
La incapacidad para ponernos de acuerdo en la oposición para adelantar un plan unitario; la megalomanía, y narcisismo de algunos hacen casi imposible una fórmula que ayude a encontrar un plan de gobernabilidad sencillo, y una candidatura ganadora que pueda cobrar sin amenazas, ni venganzas para conducir la transición en paz y armonía, y darle una esperanza a la democracia en el futuro inmediato.
2024, y especialmente 2025, son años electorales y clave en la posibilidad de avanzar, o seguir cayendo por el abismo que hoy parece interminable. Tan importante como la elección del nuevo Presidente de la República, es la elección de la nueva Asamblea Nacional; las Gobernaciones y Alcaldías con sus respectivos cuerpos legislativos regionales y municipales. Visto así, hay que afinar la estrategia y dejar los inmediatismos para pensar con sentido estratégico.
Que la política se encargue de la política, y la justicia de los asuntos que le son propios, pero habrá necesidad de convivir y consensuar con todos los sectores representados en la nueva AN, las reformas necesarias para darle salida al sistema político venezolano, y la conformación de un sistema judicial profesional; autónomo e independiente que garantice el Estado de Derecho, y el desarrollo institucional.
No se ve claro el panorama del próximo año, pero no nos rendimos, y por el contrario, seguimos luchando para hallar una posibilidad que permita la construcción de posibilidades para todos los venezolanos de bien. Seguimos apostando por alcanzarlo, y rogamos por una dosis de desprendimiento y patriotismo que lo haga viable.
Depende de la voluntad de todos, y la serenidad con la que avancemos en esa tarea, difícil ciertamente, pero no imposible. Ojalá el espíritu del nuevo año estimule en nuestra gente la voluntad de conseguir un mejor destino.
Hago un inciso para lamentar con profundo dolor de mi alma el fallecimiento del Dr. Federico Welsh, mi muy querido profesor del Doctorado; un adalid del conocimiento de la Ciencia Política; de la inteligencia; humildad, y bonhomía. Por fortuna, tuvimos la oportunidad de hacerle conocer en vida nuestro respeto, y consideración. Todos sus discípulos estamos muy tristes de verdad.
Ruego a Dios que lo acoja en su seno, y le otorgue el merecido descanso eterno. Q.E.P.D.
Volviendo al artículo, vaya para todos mis compatriotas mis mejores deseos porque entre todos podamos construir un futuro mejor para nuestros hijos, y las próximas generaciones. La bendición de Dios para todos; que viva Venezuela.
@romanibarra