Agradecido a Johnny Cegarra y Gustavo Torres por sus ideas.
Esta es la historia de una mujer y de una modelo; la primera murió en un accidente de tránsito siendo una simple peatona y ahora, como fantasma, a ella le gusta abordar los vehículos que circulan por la zona, aunque después de unos pocos kilómetros se fastidia de la compañía y se esfuma; muchas veces el conductor ni se percata de su presencia. La segunda trabaja en el mundo de ropa femenina en general, y ha conseguido un gran prestigio; su agente ha logrado que aparezca en todos los medios del país, incluyendo el mundo online.
Todo empezó cuando le presentaron a la modelo un nuevo contrato para la ropa interior de la empresa líder en fabricación nacional, se alegró mucho por la oportunidad; aunque cuando le explicaron los pormenores, no quedó muy contenta; pero como la paga era muy alta, finalmente aceptó. Sus resquemores eran porque tenía que raparse toda su cabellera; y aunque estuvo muy renuente, su novio logró convencerla para que aceptara la promoción.
Demás está decir que la propaganda fue un completo éxito; el producto alcanzó niveles récord de venta; además de que fue la comidilla en muchos ambientes y medios sociales por lo innovador de la calva femenina. Sin embargo, su familia no estaba muy feliz, sobre todo por el lado paternal; su progenitor era un asiduo visitante de Sorte y como tal sabía que entre los espíritus femeninos la calvicie era el símbolo de las encargadas de recoger a los que abandonan este mundo; su contrariedad era porque burlase de los habitantes del más allá no era bueno; y, según él, eso era que lo hacía la propaganda al presentar la calvicie femenina como una frivolidad y temía que podría atraer una mala racha a su hija.
Ella siguió adelante. Aparecieron las primeras vallas con la foto del rostro descabellado, primero en tamaño mediano y de último, en gigante; luego pasaron a otros medios impresos de difusión masiva y finalmente a la televisión, a los cines y a internet.
Todos la identificaban como la modelo calva, luego la modelo pelona; siguió con la pelona hasta llegar a La Pelona; esto último revolvió los bajos mundos; en esos lares las irreverencias a los símbolos era una burla y mayusculizar el nombre, lo era.
Y a partir de ese momento, cada vez que la modelo manejaba su vehículo, una fantasma le hacía compañía, muchas veces aquella no se daba cuenta del abordaje; a veces apenas sentía un escalofrió. La acompañante disfrutaba los paseos, y hasta se acicalaba: empezó a usar peluca; y tenía varias de diferentes estilos y colores.
La modelo manifestó su deseo de aparecer manejando en un vehículo; lo habló con su agente y este le consiguió propagandas donde conduciría un Mustang. En una sesión le tocó uno descapotado y este fue un error fatal; apenas la fantasma se montó en el vehículo, la brisa le voló su tocado y esto la enfureció tanto que hizo que la dirección no obedeciera los movimientos de la conductora; esta perdió la vida. En la carretera donde ocurrió la tragedia, de cuando en vez aparecen dos mujeres caminando, los que las ven, dicen que flotan y detrás de ellas van dos perros amblando.
Marcial Fonseca es ingeniero y escritor – marcialfonseca@gmail.com – @marcialfonseca