Jesús Alberto Castillo: Un paso atrás y dos hacia adelante

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Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas. Blas Pascal.

El inicio del 2024 es un buen momento para pensar y visualizar el futuro inmediato: elecciones presidenciales con miras a cambiar el destino político de Venezuela, si es que no se producen acciones aventureras. Es oportuno, además, comprender que estamos ante un proceso de negociación que había comenzado hace un buen rato y que pone al desnudo la verdadera esencia de la política para garantizar un clima de convivencia y bienestar colectivo.

Conscientes de esa realidad, debemos ser capaces de dar un paso atrás para lograr dos hacia adelante y avanzar hacia el logro de nuestros objetivos. Es una máxima que debemos aplicarlo en el tortuoso y real mundo de la política. El inexorable tiempo de 25 años de régimen rojo, rojito ya sido más que suficiente para la oposición a no seguir de derrotas continuas. Hay que hacer un alto a las acciones y pensar con la mente fresca que, a veces, hay que deponer actitudes y cambiar de estrategia para avanzar en el camino correcto.

Por eso resulta gratificante que se haya abandonado la “salida adelantada” y se apueste a la ruta electoral. La aritmética no falla y si se participa con votos, en vez de balas, se le gana al régimen. Por supuesto, en unidad, organizada mente y con una estrategia compartida. La mejor ilustración de este aprendizaje es María Corina Machado que, con su recurso interpuesto en la Sala Política y Administrativa, reconoce la institucionalidad del TSJ y no del que está en el exilio, que es una ficción en la política venezolana. Incluso, ha reconocido públicamente que las estrategias del pasado fueron un error y que está sentada con el gobierno de Maduro negociando su “inhabilitación”. Eso es aplaudible.

De igual manera, el régimen ha tenido que retroceder en algunas posturas. Ha liberado algunos presos políticos y reconocido que las cosas no andan bien en el país. No es casual que Maduro, en una entrevista concedida reciente a Ignacio Ramonet admita que no es aún el candidato presidencial del PSUV. Todo esto conforma el lenguaje de una negociación que sigue su curso dentro de un clima no develado abiertamente en la sociedad venezolana. Hay que esperar cualquier cosa. Nada está claro todavía, pero hay un avance en este tenebroso túnel. Ambas partes tendrán que ceder en algo por el bien superior de este afligido país. Esa es la política real y cruda, aunque cause angustias a propios y extraños.

Politólogo y Doctor en Ciencias Gerenciales

 

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