Tras 25 años de chavismo sin límite alguno de recursos ni poder, solo nos queda en el plano material un tren moribundo, 2 metros incompletos, un puente subutilizado, cifras maravillosas de viviendas construidas (solo cifras), salarios/pensiones paupérrimas, más que los de “La cuarta”, miles de obras pagadas e inconclusas, así como fantasmas, además, se destruyó lo que servía y llenaba de honra nuestro gentilicio: Pdvsa, CVG, CANTV, el Guri y pare de contar.
Por otra parte, nos queda una nación dramáticamente dividida, con casi 8 millones de emigrantes, ni hablar de la corrupción, la siembra de odio, la idiotización de la política, la violencia institucionalizada, pérdida de soberanía/territorio, la creación forzada de un “nuevo hombre” falso que nada tiene que ver con nuestra historia, nuestra esencia, nuestra naturaleza… entre otras tantas realidades fúnebres. Podrán objetar lo aquí descrito por capricho, las pruebas, las evidencias, saltan a la vista, fácilmente comprobables.
Durante 10 años Maduro gobernó a través de la violencia, gracias a la ineficiencia del interinato el chavismo pudo sobreponerse. Desde hace poco, la estrategia se abrió camino aprovechando la necesidad occidental de nuestra energía, hilvanó una oposición en más del 90% prepago y arrastró a la población a velar solo por su realidad personal/familiar, volviéndola apática a la política.
Ahora bien, al parecer la comunidad internacional pide replanteo de figuras políticas en Venezuela a cambio de levantamiento de sanciones, reconocimiento, ¿amnistía?, etc… dicho condicionamiento incluye al chavismo (Maduro, Cabello, Padrino López) y a la “oposición”, probablemente a la propia María Corina Machado quien asomó la, todavía débil, posibilidad de apoyar a otra figura si fuere el caso.
Estas declaraciones, y la de Maduro insinuando “es muy temprano para hablar de mi candidatura”, dejan entrever que efectivamente existen negociaciones tras bastidores, en la denominada “política oculta”. Ahora bien, en este escenario el régimen siempre extrae provecho a través de sus ardides, de sus presos políticos, mientras los demás otorgan grandes concesiones. Si recordamos todas las negociaciones anteriores, y sus resultados, es muy difícil ser optimista.
Especulamos al inferir que la comunidad internacional está trabajando en una especie de “borrón y cuenta nueva” para destrabar el juego político, así reinsertar a Venezuela en su ámbito geopolítico natural, todo ello ante la ineptitud y traición del 90% de la oposición e impulsados por la necesidad de consolidar un parque petrolero regional en el mediano y largo plazo, parque que ahora incluye a la Guyana potencia energética.
La aparente tregua política que existe desde finales del año pasado no nos convence, principalmente porque es el régimen quien continúa imponiendo la agenda, sobre todo no siente amenaza real sobre sí y puede volver al punto de inicio (sanciones, desconocimiento, etc) sin ningún problema, ya aprendió y le conviene continuar gobernando de esa manera.
En las más de 70 elecciones que se darán en el mundo en este 2024, la venezolana es la única que no tiene fecha y desconoce sus participantes, lo que indica que escenario político en Venezuela es controlado herméticamente por el chavismo. Aun no se siente los efectos de las primarias ni del resurgir opositor que irradió cuando se consumaron. El país continúa transitando su oscurantismo, su profusa incertidumbre.
@leandrotango